VIII SAN ISIDRO / Se soñó con una corrida que no fue realidad

   Morante...  F. NTR Toros

*** El mal uso de la espada impidió el corte de orejas
 

Por. Carolina Baquero

 

Madrid, 18 mayo. La corrida de expectación entre el público madrileño, no cabía un alma más en los tendidos de Las Ventas, y desafortunadamente fue una corrida que no cumplió con la ilusión que se le tenía. 

Se lidiaron toros de la ganadería de Alcurrucen de buena presentación, variados pelajes y comportamiento desigual, venidos a menos en su mayoría. 

Morante de la Puebla de azul marino y oro, no se le vio torear al primero de la tarde, este fue desentendido total; incluso los banderilleros le pasaron por enfrente para poner los palos y el toro no los veía. Al llamado de Morante a la muleta no acudía y fue entonces cuando el andaluz decidió entrar a matar, aún cuando el público se lo protestó. Pinchazo y luego estocada efectiva. Silencio. 

En el cuarto si quiso torear el de La Puebla, además porque después del quite que hizo El Juli tras la segunda vara, se picó y salió también a lucirse con el capote por verónicas. Con la muleta ejecutó una faena ordenada, de calidad y además de conexión con los tendidos, sin embargo fue más técnico que artístico, el toro fue mermando su recorrido, aunque tenía clase y buenas ideas. Pinchazo y estocada. Saludo desde el tercio.

Julián López “El Juli” de un verde botella y oro, convenció a Madrid con el primero de su lote, el toro no era bravo, pero si tenía nobleza o toreabilidad que llaman; y el torero la supo aprovechar, además porque poco recorrido tenía el toro, así que las distancias fueron muy cortas y le aguantó cruzado en unos sitios, que aparentemente puede ser fácil pero que son terrenos muy peligrosos, pues estaba encunado. Falló con la espada pero al primer intento de descabello lo pasaportó. Saludo desde el tercio. 

Ha sido una lástima que la espada se le ha llevado al Juli la oreja, que había ya ganado tras una faena de mucha importancia, en la cual le enseñó al toro a embestir y logró ahormar su embestida, en momentos quiso irse pero el torero no le retiró la muleta de la cara y lo llevó con suavidad pero con mando. Tandas en redondo, fundamentalmente por el derecho, templadas y largas hasta el final de la cadera. Dos pinchazos, estocada y descabello. Saludo desde el tercio tras aviso. 

Tomás Rufo habría podido tener un mejor resultado de no haber sido porque el toro se vino a menos, fue extraño porque el astado tuvo un recorrido inicial, increíble, arrancándose de lejos y persiguiendo la muleta; a Rufo le faltó contundencia y aprovechar la primera parte de la faena para hacerlo ligado y con poder. Es verdad que probó los dos pitones pero no se le sintió conectado con el ejemplar. Palmas leves tras aviso. 

Al sexto Rufo le entendió mejor, aun cuando a este toca arrancarle más los pases, no se podía tener tanta continuidad, se sentía la tensión de la corta distancia entre sus pitones y la taleguilla. Le probó por naturales y derechazos, le fue llevando y a medida que acortaba su recorrido, se acortaba la distancia para obligarlo. Estocada en muy buen sitio. Palmas.