Por: Jesús Araujo
“Castoreño”
Han pasado 37 años de
aquella tarde en la plaza de San Miguel Allende en Monterrey cuando el merideño
Ángel Sulbaran hiciera el paseíllo torero junto a Eloy Cavazos y El Queretano
para recibir los bártulos superiores del oficio torero ante el toro “Iniciador”
de la ganadería de Monte Cristo.
Fue un 1º. De octubre cuando Ángel llego a la cumbre
de su artística carrera torera que lo situó como figura importante de la
torería Venezolana pues su campaña novilleril estuvo plena de triunfos,
recordemos la gran actuación que tuvo en Caracas en la novillada del diario
Meridiano que daba como trofeo el estoque de plata, tarde en la que la
personalidad y la buenas hechuras afloraron ganándose el fino novillero tan
ansiado trofeo.
Sus relaciones de
amistad lo llevaron a la peña taurina La Giralda donde se gano el viaje a España,
tierra de viñedos y marismas donde actuó en varias tardes para luego volar al
cantarino,charro y musical México donde agenda fechas que lo llevaron al
doctorado.
Como matador de toros,
Sulbaran retorna al lar natal y torea en Barquisimeto donde recibe una cornada
en uno de sus pantorrillas toreando con el capote, cosa que no lo amilano y
mato al toro de su debut.
Maracaibo lo ve
enfundarse de taleguilla bordada con medias rosas e increíblemente, su primer
toro le infiere una cornada encima de la cicatriz de la Larense, percance omiso
de dolor, pues Ángel cumplió con su compromiso.
Aunque parezca inaudito,
al debutar en la plaza donde se formo como aspirante, Mérida, en un cartel de lujo,
el toro de su presentación lo arrollo y
lo hirió una vez mas en la pantorrilla, quedándose machamente en el ruedo hasta
bordar una faena emotiva con gestos de dolor la cual fue colofonada con un
espadazo premiado con dos orejas, su pierna,
chorreando liquido de vida carmesí, contrastaba con el rosa de su media torera,
recibiendo gran ovación por parte de los presentes.
Ángel fue el segundo
matador de toros que tuvo Mérida lo antecedió Faraco,aunque un 27 de octubre de
1952 Rafael “Chato “Plaza en el Perú era investido matador de toros por Edgar
Puente “El Chuya Quiteño” en presencia del Español Paco Cespedes,doctorado al
cual renuncio, pues tenia firmada una novillada...que paso, uno de los toreros
anunciados para esta corrida no llego y Chato le hizo el quite a la empresa y
se convirtió en matador de toros emergente.
Estas letras son
tributo en el recuerdo para el amigo con quien nos iniciamos con la ilusión de
ser toreros ya que nos formamos en la Escuela Taurina de la monumental en el
año 68, hoy descansa eternamente en paz al lado de la imagen en cemento de la
Inmaculada en el cementerio del mismo nombre en Mérida...para su alma, una
oración a manera de ovación...va por Uds...!!Castoreño en mano¡¡
0416 7703846
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