martes, enero 31, 2012

El animalismo, el antitaurinismo, son profesiones laborales, como la arquitectura, la prostitución o la ingeniería


Charles Manson...

...Misántropos históricos, como Schopenhauer, Fernando Vallejo, Charles Manson o el mismo Adolf Hitler, sean a su vez y en igual proporción amantes de los animales...


II parte.. Pavlov empezó, por ejemplo. Así las cosas, el nazismo puso en la agenda, incluso antes que la India, una humanización del animal, idea que corresponde con la animalización de judíos y eslavos hecha por los mismos nazis en procesos de muerte, antecedente de la idea animalista de endiosar a los animales y animalizar al hombre.

A fin de ello, las estrategias tenían que partir de la consecución de recursos, y seguir con la propaganda animalista como una actividad más: incluso hoy los animalistas colombianos, venezolanos… son subsidiados por ONG que a su vez son subsidiadas por el reino de Holanda, y el de Suecia en menor medida.

El animalismo, el antitaurinismo, son profesiones laborales, como la arquitectura, la prostitución o la ingeniería. Convertido en profesión, el animalismo alemán se metió en la entraña de Hitler y, al ser que Alemania era un cuerpo que fluía del Führer, el estado nazi dictó la consabida Ley General de Protección Animal; se inicia a su vez el desmonte gradual de la caballería, de las carretas en vía pública, y la propaganda actúa con la eficacia teutona de siempre para vender al enemigo como un bárbaro que devora animales crudos. Como sea, los antitaurinos existían de manera germinal hasta que pudieron converger en torno a los avances de Alemania a propósito de la protección animal.

Se demostraba que el modelo alemán no sólo era viable, sino que la lucha por los animales debería tener tal modelo. Así mismo, tras la derrota alemana y la larga sombra del franquismo, fermentaron las corridas de toros como un símbolo que era y es necesario destruir. Conforme la apertura social en España de los años 70´s tuvo su sitio, las primeras protestas antitaurinas surgen con una premeditación que no conferían a las mismas un carácter de espontaneidad, fervor popular o descontento: desde el inicio, son máquinas perfectas, cuando no demoledoras, que llevaron años de preparación pero siempre inspiradas en el hecho indiscutible de la intolerancia verbal y visual como propaganda.

Quizá pueda signar otro hecho: el animalismo siempre ha sido misántropo, pues parte de una pauperización de las condiciones de vida y muerte del animal, condiciones las cuales acusan al ser humano como culpable de ellas; malditamente culpable. No es gratuito que misántropos históricos, como Schopenhauer, Fernando Vallejo, Charles Manson o el mismo Adolf Hitler, sean a su vez y en igual proporción amantes de los animales.

Volviendo a la historia, los antitaurinos modernos, hecho el animalismo una profesión, pudieron dedicar día y noche a una lucha en cada ámbito social hasta machacar con sus exageraciones con tal insistencia, que las premisas del animalismo y la antitauromaquia hoy son capas u horizontes aceptados y juzgados como normales: la persona normal es antitaurina, por definición.

Todo esto no pudo ser sino gracias a la continua financiación de un movimiento que precisa día y noche en el trabajo de la propaganda: no sorprende saber que en el año de 1941, el primer aporte a la Sociedad de Amigos de los Animales (SAA) en Madrid, fue una suma considerable donada por un ciudadano alemán: Heinrich Himmler. De allí se desprenden los movimientos antitaurinos actuales. Continúa...

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