martes, enero 31, 2012

El origen de la antitauromaquia moderna



Primera parte… El vómito de Himmler en la corrida de Madrid

Germán Parrado Vera/Escritor y poeta colombiano/ Bogotá 28/01/2012. El origen de la antitauromaquia moderna fue la Alemania Nazi. Como sea, hay hechos, los que se desprenden del fanatismo animal de Hitler, como La Ley General de Protección Animal –primera en la historia mundial- de la Alemania Nazi, la veda de usufructo de especies usadas en la caza deportiva, la de comercio, o el hecho sustantivo, poco menos que simpático, ocurrido la primera vez que un nazi estuvo en una corrida de toros: el vómito de Himmler en la corrida de Madrid, cuando Franco invitó a la delegación alemana, alternativa de Sócrates Marcial, y cuando el alemán inventor de la inmoralidad moderna se retorcía de espasmos por físico o práctico asco a la tauromaquia, mientras a su espalda, pasando por Francia, el oriente europeo se perlaba en campos de exterminio de humanos.

Otro hecho, indudablemente menos gástrico y comentado por Arendt: el fusilamiento de dos soldados de la guardia pretoriana (por poco escribo petroriana) del Führer, culpables del imperdonable delito consistente en patear a uno de los amados perros pastor alemán del Führer, quien profesaba un amor ilimitado por las bestias, era vegetariano, odiaba las corridas de toros. Himmler y su asco singular manifiestan en Madrid, frente a Franco y las fuerzas vivas de España reunidas en pleno en la Plaza de las Ventas, que es necesario acabar con la porquería taurina. De allí se desprende el movimiento animalista como un cuerpo organizado, con jerarquías morales discutibles, un cuerpo subsidiado, profundamente conocedor del poder de la propaganda, recalcitrante, intolerante, totalitario, que no ceja, ni observa.

Hasta aquí es necesario signar algo: no es un criterio de diferenciación, pues los amantes de los animales no son nazis, pero los primeros animalistas del siglo pasado sí fueron los nazis, comoquiera que entendemos por animalismo aquella mitificación enfermiza de los animales, que sigue ulteriormente hacia el petaterrorismo, la hostigante propaganda, la manipulación verbal para generar el efecto, la manipulación visual para generar sentimentalismos, la preponderancia de la propaganda por encima de la ideología.

El animalismo no es una ideología, pues sus premisas son irrealizables. El comunismo, que choca eternamente con la utopía, por lo menos contiene factores que lo hacen practicable, más no realizable. El animalismo no contiene ni lo practicable ni lo realizable, es imposible, pues aún creen los amantes de las bestias que el león en la naturaleza no volverá a comer a la gacela, mediante un proceso de conductismo que Pavlov empezó, por ejemplo… Continúa…

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