domingo, abril 10, 2016

TAURINOS y antis



Antonio Burgos/Sevilla domingo 10 abril.  Dicen los que saben de toros que el enemigo de la Fiesta está dentro. Que es como si tras el peto de cada caballo de picar hubiera uno de Troya para cargarse la Fiesta. Dicen que más daño que los antitaurinos le hacen los taurinos. Afirman que los taurinos son más dañinos para la Fiesta que el prohibicionismo separatista que la considera símbolo de la Patria España de la que quieren independizarse, coger Puerta, Camino y Viti...y que les paguemos nosotros el viaje de ida sin billete de vuelta. Al pie de un árbol sin frutos, cual media plaza de los toros de Sevilla vacía con un cartelazo como el mano a mano entre Castella y López Simón, me puse a considerar estas cuestiones en mi barrio del Arenal, antes que, a la caída de la tarde, bajaran a torear los vencejos del incomparable cielo azul de Andalucía que da título al hermoso pasodoble. 

Me fijé en la edad de quienes ocupaban los tendidos. Como soy de Letras no me salen los números, pero me apuesto lo que sea a que la edad media del público doblaba los años que tiene Roca Rey. Gente mayor. La gente joven que llena el Gol Norte y el Gol Sur de los campos de fútbol ha dejado de ir a los toros. Precios aparte, falta afición. Y falta apoyo literario a la Fiesta. Lorca, Alberti, Gerardo Diego, toda la Generación del 27 era taurina. ¿Dónde están los poetas taurinos de ahora? ¿Dónde el Bergamín de José Tomás, como en sus últimos años el autor de "El arte de birlibirloque" (ahora reeditado y prologado por Morante) poco menos que se inventó a Rafael de Paula como mito literario, igual que las coplas flamencas y los poetas populares coronaron a Curro Romero como la Esencia de los Toreros? Evoco en este punto el titulo de aquella crónica de Gonzalo Carvajal, o sea, de Gonzalo de Betencourt, sobre uno de los primeros grandes triunfos de Romero: "Viene pidiendo poetas". Los toreros ya no vienen pidiendo poetas; entre otras cosas porque no hay poetas que los canten, ya que son personajes políticamente incorrectos y mal vistos por los santones progres de la crítica literaria. 

En las plazas de toros, entre el tercio y la boca de riego están los medios. Ahí, ahí es donde hay que sacar a los toros aquerenciados para hacerles faena; y ahí es donde pegan su estocada hasta la bola a la Fiesta los antitaurinos: en los medios. En los medios informativos. Estamos llegando a aquello que se cuenta de "El Sol", que dicen que no daba información de toros y que cuando había un cornalón gordo de un torero lo publicaban...en la sección de accidentes de trabajo. No sé si será cierto. Pero sí es cierto que sale un torero con las dos orejas en la mano por la Puerta del Príncipe y los telediarios no dicen ni media palabra. Sin embargo, en la misma Puerta se ponen antes de un festejo cien antitaurinos llamándonos "asesinos" a los que entramos con nuestra entrada pagada en la mano, y desplegando una pancarta en la que piden "Tauromaquia abolición", al tiempo que gritan "la tortura no es cultura" y "esta plaza la vamos a cerrar", y la noticia, cargando la suerte en detalles e imágenes, aparece en todos los telediarios y los periódicos le dedican más espacio que a la crónica de la corrida. Que dentro haya 12.000 mil señores que han pagado su entrada para ver a Ponce y a Manzanares no es noticia. Que fuera haya 100 manifestantes gritándoles "asesinos", sí. Aunque los dos partidos animalistas convocantes, Pacma y Equo, sumados sacaran en Sevilla en las ultimas elecciones municipales 6.616 votos. Es decir, que con los votantes de los partidos animalistas no hay ni para llenar media plaza de Sevilla. 

Envío.- Con toda lealtad y respeto, a S.M. El Rey Don Juan Carlos, por su apoyo continuo a Fiesta Nacional, demostrado ayer tarde una vez más en la plaza de Sevilla, a la que tantas veces, ay, fue su augusta madre a ver devotamente a su Curro de su alma. Gracias, Señor, en nombre de los poquitos que vamos quedando. Y menos que vamos a quedar.
Fuente: VISITE ANTONIO BURGOS ... www.antonioburgos.com/abc/2016/04/re041016.html  

sábado, abril 09, 2016

SEVILLA. Enrique Ponce sigue siendo El Rey

Corta una oreja tras brindar una preciosa faena de oreja a Don Juan Carlos en la Feria de Abril 
 

Roca Rey sufre una voltereta y Manzanares no se acopla con el toro de mayor transmisión de la decepcionante corrida de Juan Pedro 




Andrés Amorós  Sevilla - 09/04/2016. La presencia de Don Juan Carlos, en el Palco Real, realza la categoría de un cartel acogido con enorme expectación. En un momento en que la Fiesta sufre tantos absurdos ataques, lo agradecemos doblemente. Le acompañan la Infanta Elena, y su nieta, Victoria. Recibe una ovación larga, clamorosa, y el brindis de los tres diestros.

Los toros de Juan Pedro Domecq, flojísimos, descastados, de muy pobre juego, encrespan al público. A pesar de eso, Ponce corta al primero una oreja (que debieron ser dos), por una faena realmente extraordinaria y, en el otro, está valentísimo. El joven Roca Rey roza la temeridad, sufre un aparatoso percance y se gana el respeto de todos.

El primer toro es noble pero muy flojo; en manos de cualquier otro, no hubiera valido para nada. Ponce da aquí una impresionante lección de torería. No vale la pena entrar en el detalle de los muletazos: todo es un prodigio de suavidad, elegancia, naturalidad, armonía. Me basta con reproducir lo que dicen mis muy sabios vecinos: “¡Si esto lo hace quien yo me sé! ¡A ver si aprendemos a torear!”. Y otro apostilla, cortés: “Está a años luz...” No es pasión ni partidismo: con este tipo de toro – el que matan habitualmente las figuras– no tiene rival. Le da tiempo, torea relajadísimo, a cámara lenta; los ayudados, rodilla en tierra, ponen al público de pie. Y, con decisión, logra una estocada corta. El Presidente sólo concede una oreja. ¿Por qué? Todavía no lo sé. Pero da igual. Ahí queda lo que hemos visto. Y la vuelta al ruedo tiene la solemne pausa que la faena merece.

Después de dos toros muy protestados, el cuarto es sustituido por un sobrero que es un dechado de “virtudes”: cortísimo, mirón, incierto, flaquea, huye, tiene peligro. Una birria total. Lo lógico sería machetear y matarlo. Pero Ponce nos sorprende: con paciencia y técnica, logra sacarle mucho más de lo que parecía posible. Los alardes de valor auténtico hacen que el público cambie y se ponga en pie, entregado al maestro. Lo mata bien y saluda. Comenta mi cortés vecino: “’Esto sí que es vergüenza torera”. Y añade, con ironía: “En su situación, es que le hace mucha falta”. Para decir cómo ha toreado Ponce, esta tarde, los sevillanos juntan los dedos y exclaman, con énfasis: “¡Cumbre!” Pocas veces ha estado tan a gusto, en este ruedo.

Después de esto, la tarde parece despeñarse, por la desesperante flojera de los toros, mantenidos por el presidente. (Salvo el quinto, todos podían haber ido para dentro). El segundo, como sus hermanos, cae antes y después de la primera vara. Manzanares traza muletazos con empaque pero sin estrecharse mucho. En el primer natural, el toro va al suelo. Suena la música pero también algún pito. La faena se ha quedado a mitad. Entrando de muy lejos, como suele, logra la estocada.

El quinto es la excepción, hasta cierto punto: huye al sol, echa las manos por delante, pierde los cuartos traseros pero se emplea en el caballo (el primero y único). Pica muy bien Chocolate; saludan Rosa y Blázquez, con los palos. Dándole distancia, el toro tardea pero acude con alegría y transmite; como es pegajoso, no le deja al diestro estar a gusto. La faena tiene vibración pero es desigual, con series cortas y algunos enganchones. No mata bien y se repite la división.

Andrés Roca Rey viene a por todas, lo demuestra entrando a todos los quites, con variedad y brillo. El tercero parece embestir descoordinado, el Presidente lo aguanta y se gana la bronca. Suavemente, se lo lleva al centro: el trasteo, inteligente, se desluce por las caídas de la res. El peruano tiene cabeza y técnica, además de valor, pero falta toro: no transmite nada. Lo mata muy bien. En el último, que se viene abajo, Roca Rey se sube encima, se muestra valiente hasta la temeridad, acaba asustando a la gente, es encunado aparatosamente pero parece que se libra de la cornada. No se le puede pedir más.

En San Fermín suele cantarse una canción mexicana cuyo título viene al pelo: delante de Don Juan Carlos, con veintisiete años de alternativa, Enrique Ponce demuestra que sigue siendo el rey. Manzanares corre el riesgo de quedarse en príncipe heredero (como Carlos de Inglaterra). Roca también quiere ser Rey.

SEVILLA: cambio de rumbo



El arte fue de Morante. Su tauromaquia no es rotunda, no es completa, pero ni falta que hace si lancea a su primero de la forma que lo hizo, si administra unas verónicas de cartel en su primer quite, si templa algunos muletazos de esa manera, también a su primero y si ejecuta una media verónica en su quite al tercero, que era para que un artista la plasmara junto a la estatua de Curro Romero en la puerta de la plaza.

Reseñar una vez más que casi todas la varas fueron simuladas y que la música sigue por su senda triunfalista que flaco favor hace a la verdad de la Fiesta


Unión de Abonados. Sevilla, 8 de Abril de 2016. Hasta la tarde de hoy el tedio y aburrimiento tenían protagonismo en demasía en las corridas lidiadas, en parte, la mayoría de los festejos, por el pésimo juego del ganado, en parte por el mediocre proceder de los lidiadores, pero esta tarde asistimos a un cambio de rumbo en esta feria taurina.

Sin ser nada del otro mundo el comportamiento de los toros de Victoriano del Río, es cierto que se movieron planteando en ocasiones problemas derivados de la casta y en otras, embestidas dulces, amables y de escasa fuerza.

Administraron la lidia de este bien presentado sin estridencia encierro, un cartel de toreros que sacando del esportón buena dosis de entrega, técnica y arte, nos hicieron pasar dos horas cuarenta minutos disfrutando todo lo que días antes nos faltó.

En Sevilla no pedimos el toro que asusta, ni por supuesto el toro sin rematar de tardes anteriores. Este encierro de Victoriano del Río, igualado, mostraba remate y armonía en cuanto a trapío y suficiente movilidad con cierto picante, a veces, que trasladaba a los tendidos dosis de emoción en consonancia con la labor de los toreros.

El arte fue de Morante. Su tauromaquia no es rotunda, no es completa, pero ni falta que hace si lancea a su primero de la forma que lo hizo, si administra unas verónicas de cartel en su primer quite, si templa algunos muletazos de esa manera, también a su primero y si ejecuta una media verónica en su quite al tercero, que era para que un artista la plasmara junto a la estatua de Curro Romero en la puerta de la plaza. Si a todo eso agregamos que Morante estuvo entregado, dispuesto, hábil, despejado, gallardo, favorable, hasta llegar a no importarle los avisos, con tal de seguir entregado en completo éxtasis a su arte inigualable.

Julián López, a su primer toro que embestía como un carretón de entrenamiento, lo toreó tal cual, recreándose, despacio, manos bajas, templando y matando de estocada entera que le valió una oreja. Salió dispuesto a portagayola con su segundo. El toro se duerme en el caballo durante los dos puyazos, Cuesta un mundo sacarlo. En la muleta aparece el Juli poderoso de técnica y mando, pero escaso de alma y más tras torear después de Morante, así que ese hándicap no lo supera, escucha un aviso por alargar la faena.

Al hablar de Perera, hay que referir a Celoso, nombre del tercero de la tarde que le tocó en suerte. Desde que sale de chiqueros muestra un comportamiento de bravo, transmite emociones, llega a los engaños de lejos, mete la cara por ambos pitones, en banderillas colabora para bien con Ambel lidiando y Curro Javier pareando, que lo hacen a la perfección sonando música en su recuerdo para el curriculum de ambos. El devenir de Celoso encandilaba al aficionado, pero Perera inicia la faena de muleta en el tercio, abriendo el compás demasiado y desplazando para fuera al buen toro. No plantea el torero pelea en el centro, prefiere el amparo de las rayas y continúa abusando del pico. El toro, se cansa de esa lidia y le dice a Perera “hasta aquí llegué, me voy a tablas” y se acabó la esperanza de una lidia grande que al final quedó solo en ilusión de tarde redonda. En el sexto, el extremeño pega pases a un toro que nada trasmite, era el típico medio toro de hoy.

Reseñar una vez más que casi todas la varas fueron simuladas y que la música sigue por su senda triunfalista que flaco favor hace a la verdad de la Fiesta.

viernes, abril 08, 2016

SEVILLA: “entre la mediocridad y el engaño”



"...La plaza de Sevilla desde hace varios años se ha convertido en santo y seña de la mediocridad taurina jaleada por determinados poderes fácticos y mediáticos más interesados en contentar a quien les paga o jalea, que en propagar la verdad y realidad de cada tarde..."



Unión de abonados de Sevilla. Pudiera parecer que un festejo donde se cortan dos orejas fue exitoso prevaleciendo la calidad, pero nada más alejado de la realidad.

La plaza de Sevilla desde hace varios años se ha convertido en santo y seña de la mediocridad taurina jaleada por determinados poderes fácticos y mediáticos más interesados en contentar a quien les paga o jalea, que en propagar la verdad y realidad de cada tarde.

Es engaño la presentación del encierro marcado con el hierro de El Pilar. Animales anovillados del primero al quinto, y además cortos de pitones. El sexto era un mulo en su aspecto, basto y también corto de cara. Toda esta presentación con el visto bueno de la Sra. Presidenta y su equipo en la línea de contentar al poder taurino y olvidar al aficionado.

Es engaño mantener en el ruedo para su lidia toros completamente inválidos como el primero de la tarde.

Es engaño la labor de los lidiadores de ese toro subiendo a las nubes los capotes para que el público se trague el toro y la Presidencia pique en mantenerlo.

Es engaño, una tarde más, la suerte de varas. De autentica vergüenza, tanto el poner los toros en suerte, la colocación de los lidiadores, la selección de estas “ruinas” en la crianza y por supuesto el resultado posterior en las plazas.

Es engaño la irrupción de la música en faenas inmerecidas para tratar de imponer un falso triunfalismo.

Es engaño ofertar un mano a mano donde el aficionado espera competencia en cada fase de la lidia y que sus protagonistas no pongan toda la carne en el asador para obtener los mejores resultados.

Es mediocridad la tauromaquia de Castella, especialista en citar con el pico de la muleta, torear desviado y descargar la suerte.

Es mediocridad que López Simón no entienda a sus oponentes para medir bien las distancias, bajar la mano y templar sometiendo adecuadamente las embestidas.

Es mediocridad que este emergente torero del cual se espera mucho y bueno se anuncie con el medio toro.

Es mediocridad que con las embestidas amables y aborregadas de los toros de esta tarde solamente se cortaran dos orejas por López Simón en el cuarto y sexto toro.

No ha sido mediocridad la labor toda la tarde de la cuadrilla de López Simón. Vicente Osuna, Miguel A. Sánchez, Jesús Arruga y sobre todos Domingo Siro. Un aplauso para ellos.

lunes, abril 04, 2016

SEVILLA. 2da de feria, lluvia, aburrimiento y no resolvieron



José Antonio del Moral.  Sevilla. Plaza de la Real Maestranza. Lunes 4 de abril de 2016. Segunda de feria. Tarde en su mayor parte lluviosa aunque escampó mediado el festejo y en la anochecida hasta asomó el sol. Pobrísima entrada.

Seis toros de Manuel Tornay, bien aunque desigualmente presentados y de vario juego con predominio de los deslucidos. Se salvaron los dos primeros, muy agresivos de pitones. El que abrió plaza fue muy noble aunque le faltó fuerza. El segundo también fue noble pero tardeó en demasía. Los demás fueron muy a menos a lo largo de su penosa lidia que no fue la más conveniente para que mejoraran.

Esaú Fernández (ciclamen y oro): Casi entera ladeada y descabello, palmas. Estocada, palmas.

Saúl Jiménez Fortes (negro y plata): Corta tendida y seis descabellos, palmas. Estocada ladeada, palmas.

Borja Jiménez (malva y oro): Pinchazo y estocada trasera saliendo alcanzado en el pecho sin consecuencias, palmas. Pinchazo y estocada, silencio.

No me gustaría aburrir a mis lectores con el relato pormenorizado de lo sucedido que resultó en gran parte un tostón de tomo y lomo. Por eso voy a hacer unas consideraciones generales por si alguno de los actuantes llega a leer lo que sigue y para aclarar a no pocos espectadores algunas cosas fundamentales de lo que es la lidia, la buena y la mala, y el toreo que suele ser posible cuando se lidia adecuadamente, mejor cuando quienes torean saben resolver los problemas que presentas los toros y al contrario. Cuanto peor es la lidia, los toros buenos se estropean, los regulares parecen malos y los malos imposibles.

Para ser alguien en esta dificilísima profesión y, no digamos, para llegar a figura, son imprescindibles el valor inteligente porque, sin inteligencia, el valor – aunque se tenga mucho como sin duda lo tiene Saúl Jiménez Fortes -, solamente vale para jugarse la cornada sin ninguna contrapartida artística. Item más: Un mínimo sentido del temple es absolutamente fundamental en el toreo moderno desde que empezó a practicarse. 

Templar es, sobre todo, no dejar que los toros enganchen los engaños. Cuantos más los enganchan, el toreo se hace más difícil. Mientras que, cuando se templa, incluso embestidas descompuestas aun a costa de renunciar al lucimiento artístico, casi todos los toros terminan por mejorar por malos que sean. Todo esto, si se practica en sentido positivo, nos lleva al término que los profesionales suelen aplicar o decir cuando les hablas de algún torero nuevo y lo primero que te preguntan después de decirles lo que nos parecen es lo siguiente: “Pero, ¿resuelve, o no resuelve?”…

Pues bien, los tres matadores que actuaron ayer en La Maestranza no resolvieron nada. Y por eso, Esaú Fernández no logró triunfar con el muy noble aunque débil primer toro, ni Jiménez Fortes con el segundo que también fue noble aunque tardeando en sus muchas embestidas. Si no hubieran dejado que estos toros les engancharan el capote ni la muleta, cuestión en la que fallaron estrepitosamente, sus buenas intenciones, que no dudo tuvieron, habrían convertido en éxito su indudable voluntad de agradar.

Hubiera bastado que ambos triunfaran con estos dos toros para que la tarde fuera bastante más llevadera y no el tostón que soportamos. Tostón aburrido para la mayoría de los pocos asistentes salvo para los paisanos que les aplaudieron todo sin lograr que las palmas prendieran en ovación unánime que no se produjo ni una sola vez.

Y si con los mejores la cosa salió mal, con los peores, el rollo fue inaguantable. La música solo tocó en el paseíllo y entre toro y toro.

Borja Jiménez, quizá mejor dotado toreramente hablando que sus compañeros, tuvo peor suerte porque ninguno de sus dos oponentes resultó propicio al fácil lucimiento. Pero se pasó de tiempo y terminó aburriendo al personal.

La corrida, además y en nuestra opinión, debió ser suspendida por la lluvia que había caído y la que continuó cayendo salvo durante los minutos que escampó. Pero los muchachos quisieron celebrarla y en tal propósito con la imagino consiguiente discusión que debió haber con la empresa y la autoridad, debieron olvidarse de guardar un minuto de silencio por la muerte de Fernando Carrasco como se había pactado. Me consta que el empresario le pidió al presidente del festejo que se lo pidiera a los actuantes. Eso al menos me dijo Ramón Valencia cuando salimos juntos de la plaza. ¿Quién falló entonces? Corramos un tupido velo…