Los viajes al campo, por parte de las autoridades, llámese Comisiones Taurinas, a ver los toros que previamente han apartado los empresarios taurinos, es…
...algo de vieja data, son viajes recreativos muy conversados, camaradería, asados, por supuesto, en esos paseos no puede faltar los lavagallos; de verdad que uno se lo pasa de maravillas, no sé ahora, antes se invitaba a periodistas, cronistas y fotógrafos.
Los criados en apartamentos, no daban crédito, cuanta belleza junta: el campo verde, los toros, el caballo… aquello era todo un descubrimiento, hoy día esas fotos permanecen en preciados álbumes, por allí sus nietos peguntan donde fueron tomadas aquellas graficas...
Valga la anécdota: faltando días para la primera de seis corridas de aquellos Carnavales Taurinos de Mérida, fuimos a una de las tantas ganaderías, el ganadero fiándose de su personal obrero, hizo las respectivas llamadas, se acordó el viaje para que viesen sus toros, sin saber que el mayoral, solo pudo apañar cuatro, la lluvia, la luna llena y otros dificultó reunir a los 12 apartados
Llegando, a cierta distancia apreciamos los 4 toros; el empresario que reía contando anécdotas del campo, frunció el ceño y, no era para menos, los “jovencitos” muy lavaditos apenas empezaban a echar bellos en los belfos, posterior fuimos a otros potreros, a caballo los vaqueros hacían maromas arreando el ganado, para que pasasen al frente de todos; el ganadero preocupado indicaba al fotógrafo que estuviese pendiente con la cámara… “allá arriba en aquel cerrito es mejor para las fotos”… Je, je, je los toros pasaron a mil por hora; qué fotos ni que ocho cuartos... Los vieron, los vieron?... más veloces, raudos pasaron otra vez… y colorín colorado…
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