lunes, junio 12, 2023

EL POPULISMO taurino, o cómo jalearlo todo sin importar nada

Imagen. Plaza 1

 

Por. Arribes taurinas

El populismo lleva años arrastrando a la política y a la sociedad a la polarización, al radicalismo y a su desnaturalización. En España y en Europa. También al otro lado del charco. Y el mundo del toro no es ajeno a ello; de hecho, Ortega y Gasset sostenía que para entender cómo está España, sólo hacía falta asomarse a una plaza de toros. Y no le quito razón. Hoy las plazas de toros también están dominadas por el populismo. Y no me refiero al arraigo popular, indudable y positivo, de la tauromaquia; si no a la desesperación de la gente por buscar y encontrar líderes a los que seguir -aplaudir-, sin cuestionar nada de lo que hagan -pidiéndoles las orejas, hagan lo que haga- y confrontando con cualquiera que discrepe o se muestre contrario a las ideas -o concepto- del idolatrado. Hoy, esa corriente populista taurina que es indudablemente mayoritaria en todas las plazas de toros, ya tiene a su líder. No es otro que Andrés Roca Rey. Y hoy, fue la constatación de ello. Su tarde en Madrid ha sido la confirmación de su éxito, no artístico, sino ‘revolucionario’. En el sentido más populista de la palabra.

Nadie, y un servidor tampoco, va a cuestionar que es un tsunami en las taquillas, algo necesario e imprescindible para la supervivencia de la Fiesta. Hacía falta, sí. Pero llenar las plazas no lo justifica todo. No significa que haya que rendirle pleitesía ni sumisión. No significa que haya que alabarle, o pedirle las orejas si falla con la espada. O con el descabello. Tampoco hay que aplaudir o, mejor dicho, jalear cada muletazo. Incluso aquellos que acaban en enganchones. O que carecen de rotundidad. Todo ello se resume en un conformismo barato y vacío, del que habría que huir, aunque eso me temo que es mucho pedir para aquellos que forman parte de ese fenómeno ‘friki-fan’ que se alzan con aires de matonismo contra cualquier aficionado que muestra su disconformidad con su torero.

Hoy, Andrés Roca Rey, que es ahora mismo (estadísticamente hablando) el número uno, perdió los papeles y se encaró con una parte de los tendidos venteños, de la que procedían protestas a su faena. ¡Les mandó callar! ¡Al aficionado de Madrid! Y por supuesto, ahí estaba su ejército de súbditos, para jalearle ese intolerable gesto de soberbia y chulería, poniéndose incluso en pie y gritándole “¡torero, torero!”. Qué bochorno, Andrés. Si algo tiene que saber hacer una figura del toreo, y más el “número uno”, es aceptar las críticas, y más sabiendo y conociendo la exigencia de Madrid. Porque no nos engañemos, hoy no era su primer paseíllo en la plaza de toros de Las Ventas, y sabe lo que hay. Esto no es un pueblo. Pero mucho me temo que su decepcionante y cuestionado paso por San Isidro le ha pasado factura, llevándole hoy a hacer ese gesto chulesco del que, espero, no se sienta orgulloso.

Como tampoco de esa oreja al tercer toro, tras una estocada trasera, caída, dos golpes de descabello y casi tres avisos (porque el presidente no quiso). Pero por si fuera poco, y como fiel reflejo de la desesperación de los fans, en el sexto también hubo una petición fuerte de oreja. Ello a pesar de que la faena no había llegado a romper; y de un primer fallo con la espada que se había ido notablemente abajo, para después dejar media estocada. El Presidente no concedió la oreja, y el público, que no el aficionado, se reveló contra el palco. “¡Hemos pagado para eso!”, pensarían. No para ver triunfar a su torero, sino para “hacerle” triunfar, de la manera que sea, y al precio que sea. Aun estando en Madrid. Y antes de que cualquier ofendido me salte con el argumento del valor, del jugarse la vida, del percance… Nadie, y lo reitero en mayúsculas, NADIE cuestiona su valor, su raza, su capacidad de superación, de entrega… Nadie. Por supuesto que es de admirar su valentía y su valor, pero es que el toreo no puede sustentarse cada tarde en el tremendismo única y exclusivamente. Torear va mucho más allá. Porque a ningún aficionado le agrada ver cogido a un torero, faltaría más. Pero permítanme dudar de los motivos que les llevan a la gran mayoría de sus seguidores a las plazas. Creo, y ojalá me equivocara, que se explica en el morbo, en el peligro, en ese riesgo constante de percances que al final terminan llegando. En el llevarse las manos a la cabeza por lo cerca que se pasa los toros. Por la capacidad para exponer su vida. Pero al final el toro coge, y hiere. Y créanme que es posible triunfar, sin buscar el “uy” en los tendidos.

La corrida In Memoriam en homenaje al Yiyo fue de todo menos un homenaje. Ni el minuto de silencio respetaron esos mismos maleducados, que luego increpan a los que protestan durante la corrida. Váyanse al carajo con los “vivas a España”. Tengan un poco de respeto por la plaza, por el toro y por el aficionado de Madrid. Fue una tarde atípica, rara, deslucida… y hubo toros de Victoriano del Río para cortarles las orejas, como el primero de la tarde. Pero ni El Juli, mejor en el cuarto que en su primero (un buen lote); ni Talavante, sin encontrar aún su mejor versión (un lote más deslucido); ni Roca Rey, más centrado en el público que en cuajar a sus dos toros (con opciones), consiguieron remontar la tarde.

/// arribestaurinas.es

2 comentarios:

  1. POOOORRRR Fiiinn.!!! Encuentro alguien que realmente sabe que el toreo, COMO ARTE, no es, vestirse con ese traje tan importante, y llegar a la plaza diciéndo: VENGO DISPUESTO A SUICIDARME... Primero hay que estudiarlo,lidiarlo, y a continuación PARAR,TEMPLAR Y MANDAR...

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  2. heberto uzcategui12 de junio de 2023, 6:33

    Por eso siempre fuí fan de un Curro Romero, de un SPLA, FINITO DE CÓRDOBA, JOSELITO, Manzanares(padre) Cesar GIRÓN, Pepe Cáceres,Paco Camino etc etc

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