*En la tarde no se cortaron orejas, solo se escucharon
las trompetas. Al final a nadie le importó. El caleño es un pueblo obsesivo por
las historias de vampiros y duendes, en su cinematografía y en la mitología
popular. Le encantan las historias fuertes, las luchas épicas y los
antagonistas que inspiran temor. Como los toros de Salento de hoy.
Foto: Agnès Peronnet.
Feria TV / Juangui Palacio. Corrida de emociones fuertes. No
las que Cali pedía, de orejas y salidas en hombros. Esta, la de Salento, fue
una corrida a la antigua, de principios del siglo anterior, aunque a la
colombiana.
Tarde de truenos y relámpagos, lluvia con enormes
goterones y un profundo y frío cielo gris. De ventisca y borrasca. De batallas
épicas y cine negro.
Los saltillitos colombianos de Salento,
armaditos, cárdenos, recogidos y ojiachinados, sacaron a relucir su genética,
la historia, su carácter pendenciero. Ariscos, retadores, vivarachos, exigieron
lidiadores, no jovencitos artistas. Corrida de banderilleros, que expusieron el
pecho ante las dagas, y de otros que dieron la media vuelta y prefirieron huir.
Tarde de gritos a favor del toro, pinchazos y avisos.
Bolívar. Un espadachín, mulato y con
patillas de libertador, Luis Bolívar, fue, de los tres, el que plantó cara y
propuso la mejor pelea. Al segundo toro lo logró someter por bajo a pesar de su
intención permanente de huir. Al quinto, una sabandija, lo sometió después de
una lucha larga y equilibrada, hasta que pudo declarar su superioridad. Faena
de unipases rematados por alto, toreo de piernas y lidia pura, decimonónica.
Pero el colombiano se pasó de faena y el genio del toro de Santa Coloma salió a
relucir haciéndole imposible la suerte final.
Miguel Ángel Perera tuvo una tarde amarga. El
primero, un guepardo ágil y veloz lo puso a sudar. Fue un toro con mucha
duración, como el conejo desesperante de las baterías que no se cansa de andar
y hacer bulla con los platillos y el tambor. Al final logró retenerlo y
componerle tres series del toreo actual. Como también se pasó de faena, el
Santa Coloma le pasó factura. Al el segundo le cogió asco. Faena de trompicones y
pocas series. Sin importar que era un espectáculo, decidió poner el punto
final. Pero le salió caro. Escuchó los tres avisos y el toro se fue vivo al
corral.
López Simón se fue otra vez inédito. Tuvo
inicios ilusionantes, incluso con el sexto, que fue el toro menos agresivo.
Pero era una corrida que exigía personalidades con más carácter. Pasó
nuevamente desapercibido.
Síntesis del festejo.
Temporada 60 de la Feria de Cali,
sábado 30 de diciembre del 2017. Quinta corrida. Lluvia al inicio con relámpagos y
viento fuerte. Un tercio de plaza. Se lidiaron toros de Salento bien
presentados en general, de acuerdo a las características del encaste (Santa
Coloma de Ibarra con algo de saltillo). Encastados, con algunas dosis de
mansedumbre, especialmente el primero, el segundo y el cuarto. Todos
transmitieron sensación de peligro.
Miguel Ángel Perera: 2 avisos y 3 avisos, silbatina.
Luis Bolívar: palmas y ovación tras petición.
Alberto López Simón: silencio y 1 aviso.
La Feria de Cali termina este domingo 31 con los toros de Juan Bernardo Caicedo para Sebastián Castella, Luis Bolívar y Andrés Roca Rey.
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