Tomado de El Carabobeño/Alfredo Fermín La Plaza Monumental registró, anoche, uno de sus más decadentes espectáculos con una corrida que, por problemas gremiales, debió convertirse en un mano a mano con la permisividad de una Comisión Taurina que pareció no darse cuenta de lo que ocurría en el ruedo. Le concedió una generosa oreja a José Antonio Valencia y le negó la música a Finito de Córdoba que, en el último toro, estuvo impecable y mató de certera estocada.
La en otros tiempos prestigiosa Corrida de la Prensa, se presentó en esta oportunidad, precedida de un conflicto planteado por la Asociación de Matadores de Toros y Novillos, que vetó al torero colombiano Sebastián Vargas. Este era el tercero de la terna que sustituía al español Curro Díaz quien, a su vez, era el suplente de Juan José Padilla, también de España.
El sindicato de toreros españoles tienen vetada a la Monumental porque le debe miles de dólares a espadas que vinieron a corridas anteriores. En vista de que Curro Díaz no se presentó iba a ser reemplazado por el colombiano Sebastián Vargas. El sindicato venezolano no estuvo de acuerdo argumentando que no tiene visa de trabajo en nuestro país. Se pensó entonces en César Girón, pero tampoco fue aceptado porque su contrato solo es para el domingo. Salomónicamente se acordó celebrar un mano a mano entre José Antonio Valencia y Finito de Córdoba con toros de Jerónimo Pimentel.
Caricatura torera
Sin embargo no hubo el sobresaliente, para lo cual generalmente se encomienda a un novillero para que se encargue de cualquier percance. Tampoco hubo subalternos idóneos y el ruedo fue un desorden. Por esta deficiencia, un toro de Finito de Córdoba, perdió el cuerno derecho, cuando daba cabezazos a un burladero. Los toros estuvieron por debajo de su peso. Y los toreros se pasaron del tiempo reglamentario después de pinchar, sin escuchar el correspondiente aviso, lo que pudo haber permitido que, por lo menos uno de los animales, se fuese vivo a los corrales.
"Hemos presenciado un espectáculo que fue la caricatura de una corrida de toros en el programa de ferias. Es una ofensa a la afición y a la Monumental de Valencia, cuyo prestigio está en el suelo, a partir de esta vergonzosa noche", afirmó un ex presidente de la Comisión Taurina que pidió el anonimato.
Ante menos de un cuarto de Plaza, José Antonio Valencia, trajeado de guayaba y oro, tuvo momentos brillantes durante sus tres toros, especialmente en el tercero, aunque la oreja le fue concedida en su primera presentación.
Finito de Córdoba, con un enigmático traje negro azabache y chaleco dorado, hizo muy poco por agradar, pero en el último, con el cual cerró el festejo, hizo un toreo de capa majestuoso y artísticas tandas con la muleta con pases por la derecha y por la izquierda. Mató con una estocada profunda, lo cual parece que no vieron las autoridades, porque ni por cortesía permitieron que sonara la charanga.
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