martes, mayo 03, 2011

Jóvenes soñadores triunfan en Novillada de Escuela Taurina


Camilo Cepeda fue el triunfador al cortar la única oreja del festejo dominical llevándose así el trofeo en metálico que obsequio Mi Freno de José Luis Gómez.

Freddy Ramírez “Garapuyo” Fotos. Jorge Cepeda. Empiezo estas líneas de recuento de la primera novillada sin picadores de la Escuela Taurina Humberto Álvarez de Mérida, recordando al poeta de la juventud Don. Mario Benedetti en sus poemas a la juventud o aquellos dedicados a la fiesta de los toros como “Corridas de toros” de Rafael Alberti.

La extraordinaria novillada del pasado domingo ha sido fuente de esperanza y sueños para todos aquellos que siguen por el camino recto de la fiesta de los toros, juventud, ilusiones y triunfos que llama a la reflexión a los asépticos e incrédulos para que en los próximos festejos se pongan a lado de este proyecto que empieza por buen sendero.

Describir y contar de modo escrutado todo cuanto paso en el festejo del pasado domingo en la Plaza de toros Monumental Román Eduardo Sandia de Mérida es hablar de muchísimas líneas, fue tanto el torerismo desarrollado por la juventud que vestía su primer traje de luces, que a los muchos detalles toreros la tinta se agotó, quedando en la mente los momentos mas toreros de tan recordada tarde.

Por supuesto que siempre existen los peros y uno de ellos ha sido la actuación mejor la “seriedad” manifiesta, no conocida por este servidor por parte de la Comisión Taurina Municipal, que cual jurados con caras de jueces juzgaban hasta los pasos de los muchachos,que ironía en la pasada Feria del Sol y en tiempos de carnestolendas estos señores obsequiaban orejas de consuelo y daban rabos de emoción.

La tarde comenzó por sevillanas al paso airoso de bellas jovencitas, para después salir en emoción desbordada los muchachos que rompieron plaza en un paseíllo lleno de esperanza y compromiso, saludos a la máxima autoridad verónicas al aire y todos a la barrera, nerviosismo por todos lados, padres y madres que se comían las uñas, barras que apoyaban con hurras a los novilleros, atrás de la barrera, seis corazones que latían acelerados, en los chiqueros cinco preciosos novillos y una becerra en espera que le dieran puerta para embestir claro, largo y raudo a los engaños de los osados novilleros de la Escuela Taurina.

De Carlos Sulbaran se le aplaudió las inmensas ganas y actitud ante el primer novillo, buenos y de buen trazo los muletazos que logró ejecutar, manoletinas de quietud. Dio una aclamada vuelta al ruedo.

De Jeyson Quintero “Finito de Mérida” recordamos el inmenso par de banderillas que colocó al segundo de la tarde, ante la poca fuerza de su oponente Jeyson instrumentó varios pases al naturales suaves y lentos, su actuación quedo en una vuelta al ruedo en medio de la algarabía.

En cuanto a José Antonio Salas, personalidad y clase en cada muletazo, tiene su estilo propio, logró unos sentidos, largos y hondos muletazos de manos bajas, teniendo la particularidad de citar la res de frente, es decir dando el pecho y cargando la suerte con la pata para adelante.

Con Camilo Cepeda vino el sentimiento y el pellizco, su toreo es de clase, arte, un remate cambiando la muleta de mano fue toda una pintura, su andar elegante y sus posturas llegaron rápido al entusiasta publico que pleno los graderíos del tercio de matadores. Al estar acertado con el acero valió para pasear una oreja que a la postre fue la única de la tarde dando opción para llevarse el trofeo en disputa y el premio en metálico que otorgó la empresa Mi Freno de José Luis Gómez.

La novillada que pintaba como una más, donde los muchachos demostraban cada uno de ellos su estilo y formas de torear, no se podía ir sin que apareciera aquella competencia sana de querer superar y estar mejor que sus compañeros, la raza del picado afloró con la aparición de Fráncico Paredes “Chico” quien se topó con un bravo y noble novillo de los Aranguez para realizar un labor larga, variada emocionante -no rematada con los aceros-, verónicas ajustadísimas, naturales larguísimos, adornos y desplantes que pusieron a los presentes de pie. Su toreo tiene emoción, se queda quieto como un poste, otra particularidad es que le funciona la cabeza en los momentos apremiantes. Vuelta al ruedo.

Culminó la tarde con la actuación especial del niño Kenyer Avendaño que se vio apurado con la fuerza desbordante de la becerra.

Resumen:

Tarde fresca y publico entusiasta que pleno los bajos del tendido de sombra, en unas mil alamas.

Se corrieron novillos de Los Aranguez de buen juego; el primero bueno pero sin rematar sus embestidas; el segundo se dejo pero sin fuerza, noblote el tercero, encastado el cuarto, el quinto bravo y con recorrido

Carlos Sulbarán, de tabaco y oro. Vuelta

Jeyson Quintero “Finito de Mérida”, lila y plata. Vuelta

José Antonio Salas, verde botella y oro. Vuelta

Camilo Cepeda, nazareno y oro. Oreja

Francisco Paredes “Chico”, blanco y azabache


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