Toro prensa, historia he histerias... Una historia: En una reunión de los principales toreros antes de formarse el G-10 se cuenta que José Tomás expuso a las figuras allá reunidas que él pensaba que los toreros de los puestos altos del escalafón no debían ir a los pueblos. Una máxima figura allá presente le espetó: "Es que a mí me dan 10 millones en los pueblos". A lo que JT le contestó: "Y a mí veinte y no voy".
Todo esto viene a cuenta porque el domingo se celebró en Brihuega una corrida de toros mediática, clavelera y florera donde Morante, Manzanares y un desabrido Cayetano se las vieron ante una novillada escuchimizada, vergonzosa y superretocada de Jandilla. Lo habitual cuando las figuras se pasean por los pueblos a diez millones de pesetas (+o-) por barba -(10, 7 y 5, quizás)- y dejan tras de sí un delicadísimo paisaje de tierra quemada, de parajes desolados donde es imposible que en años pueda crecer la más mínima brizna de afición.
A muy pocos kilómetros y supongo que a la misma hora, en Madrid, tres novilleros (Angelino de Arriaga, Francisco Pajares y Javier Jiménez) se las vieron con una novillada de impresionante seriedad (especialmente los tres últimos) de Sierra de Borja y Ana Muñoz. En los tendidos no había gente de clavel ni apenas primeros espadas de la crítica taurina, desplazados en masa a Brihuega a ver a Morante, Manzanares y un triste e incapaz Cayetano. El mundo del toro, una vez más, y para que nada cambie ahora que hemos pasado a cultura sigue al revés. Torazos impresionantes para los novilleros y basurilla impresentable para las máximas figuras. Ahítos de ilusiones los primeros y podridos de dinero los segundos.
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