En
1926, se estreno una película basada en esta historia. Su creador fue el
cineasta Francisco Gomez Hidalgo, y su título, demoledor, “La Malcasada”. Esta película,
fue rara avis, en la que aparecieron como figurantes gente relevante de la
época, del entorno, militar, taurino, literario etc.
El torero
mexicano Rodolfo Gaona y Jiménez vivió en España una escandalosa relación
amorosa con la actriz Carmen Ruiz Moragas con la que contrajo matrimonio,
siendo esta amante oficial del Rey Alfonso XIII, relación cuyas secuelas le
marcaron la vida para siempre.
Si los
hechos que a continuación les relato hubieran ocurrido en nuestros días, con la
profusión de medios de comunicación que hay y la afición perpetúa de este país
por los asuntos concernientes a la bragueta y la entrepierna de los demás, la
relación entre el torero Gaona y la actriz Carmen Ruiz habrían dejado en el
ridículo y la vulgaridad más absoluta a Jesulín de Ubrique y a Belén Esteban, y
no digamos ya los líos amorosos del padre del diestro gaditano, el
“latin-lovers” Humberto Janeiro... que ya rozaron lo que entendemos por
“patético”...
La actriz
Carmen Ruiz Moragas, además de bella y hermosa, fue una mujer de una gran
cultura. Actriz capaz de interpretar papeles en francés e inglés perfectamente,
algo que pocas actrices de la época podían hacer.
Mujer de
una gran personalidad que deslumbraba a los hombres, pues reunía en su persona
no sólo belleza sino elegancia y talento escénico. Tanto, que pronto llamó la
atención del propio Rey Alfonso XIII, que se enamoró de ella perdidamente al
primer golpe de vista.
Carmen
Ruiz fue desde 1916 y durante toda la década de los años veinte el gran amor
del Rey Alfonso XIII, que aunque trotaba de lecho en lecho, encontró en el de
Carmen Ruiz Moragas la pasión que era incapaz de despertarle la propia reina
Victoria Eugenia.
Además,
la transmisión de la hemofilia que ella trajo al matrimonio fue el pecado que
el Rey jamás le perdonó a la Reina.
Las
relaciones entre la actriz y el Rey debieron comenzar en el otoño de 1916,
justo al comienzo de la temporada teatral. El monarca español tuvo una gran
afición por el teatro y los espectáculos, paralela a la que sentía por las
actrices y las cupletistas, y allí en el teatro sintió esa poderosa atracción
por Carmen.
Los
padres de la actriz, (Leandro Antolín Ruiz Martínez y Mercedes Moragas Pareja)
que eran personas de orden y de bien (Leandro Ruiz fue Gobernador Civil de
Granada, y Mercedes Moragas una mujer rica de Málaga), conocedores de la
relación de su hija, hicieron cuanto pudieron por apartarla del entorno del Rey
y pensaron que el matrimonio de su hija impediría que se convirtiera en una más
de las amantes del Rey. Por aquellos años, Carmen conoció al famoso y apuesto
torero Rodolfo Gaona, que incluso aun sin conocerla bebía los vientos por ella.
Como era de esperar Gaona cayó rendido ante sus numerosos encantos y se enamoró
irracionalmente de ella.
Los padres
de Carmen veían con muy buenos ojos esta relación que finalmente acabó en boda.
Pero para desgracia de Rodolfo Gaona, este matrimonio fue una farsa, una
tapadera para ocultar los amores de la actriz con el Rey.
Los
padres de ella pensaron que este matrimonio ayudaría a su hija a convertirse en
una señora respetable y no una entretenida...
Pero la
relación entre Gaona y Carmen iba desde el principio de mal en peor, ya que
pronto surgieron los primeros roces a causa de haber sido ella amante del Rey y
de estar el dicho en la calle. Los públicos en los ruedos ante alguna mala
actuación del torero le gritaban sin piedad comentarios crueles y difíciles de
sobrellevar para cualquier persona y menos para un torero que era la
personificación del “macho” y el “héroe”.
Gaona se
percató pronto de que había una tercera persona en su relación con Carmen, y
que el Rey era el verdadero amor de su mujer y no él. Los celos, más que
justificados en este caso, hicieron presa del torero y convirtieron la
convivencia de la pareja en un auténtico infierno.
Lo que
son las cosas, Gaona admirado igual que un héroe como torero, estaba en boca de
todo el mundo y era víctima de los comentarios y cuchicheos en aquel Madrid de
principios de siglo. Los “cuernos” eran más que evidentes y eso estaba en la
calle. El torero no pudo soportar más aquella situación y se separó de la
actriz a los dos meses de haber contraído matrimonio con ella.
Tras la
separación, Gaona se marchó a México con el corazón roto y absolutamente
asqueado de España y los españoles, de hecho nunca más volvió a torear en
España. La actriz Carmen Ruiz Moragas, que ya no tenía ataduras con nadie,
volvió con ardor y pasión a los brazos del Rey y fruto de aquella apasionada
relación nacieron dos hijos bastardos del Rey: primero María Teresa de Borbón y
más tarde Leandro Alfonso de Borbón, que ahora conocemos por sus apariciones
televisivas y por haber publicado con todo lujo de detalle toda esta historia
en dos libros: “El bastardo real” y más tarde “De bastardo a Infante de
España”, que salió a la calle este último cuando los Tribunales de Justicia le
reconocieron su estirpe y que era hijo de su Majestad el Rey Alfonso
XIII.
En todo
caso, el fugaz matrimonio entre el torero y la actriz y su posterior ruptura,
continuó durante muchos meses en boca de todo Madrid y era motivo de
comentarios en tertulias y conversaciones de los cafés que en aquellos años
llenaban las calles de la capital de España.
Al
diestro azteca se le cambió incluso el carácter desde su separación de la
actriz, y de ser una persona abierta, divertida y simpática, pasó a ser agrio,
huraño, tosco, desconfiado, solitario y huidizo. Todo este escándalo amoroso le
creo también mala fama en su propio país. Estaba en boca de todo el mundo, no sólo
como esposo cornudo y burlado por una mujer, sino que circulaban
malintencionados comentarios que apuntaban que la causa de la separación entre
el torero y la actriz española había sido su presunta homosexualidad.
Todo
esto, como comprenderán, le hizo un daño terrible a su fama y a su dignidad
como hombre y como torero. Lo cierto es que Rodolfo Gaona volvió a casarse con
una india mexicana muy hermosa y bella, con la que tuvo varios hijos y con la
que pasó el resto de su vida.
En España
tenía aun pendiente un pleito importante como era su divorcio definitivo con la
actriz. Fue a Madrid con esa intención a
finales de la República en el año 1936 para solucionar este problema, pero hizo
el viaje en balde ya que la actriz Carmen Ruiz Moragas murió el 11 de junio de
1936 poco antes del comienzo de la Guerra Civil, cuando contaba la edad de 38
años. Murió a causa de un cáncer del que fue operada quirúrgicamente sin éxito.
Sobre su muerte y el inmenso amor que el Rey le profesaba, cuanta su hijo
Leandro Alfonso en uno de sus libros, que su madre Carmen Ruiz Moragas cuando
estaba en estado agonizante, le encargó a su ama de llaves que cuando
falleciera le untara sus labios de vez en cuando con canela y hierbabuena, pues
estaba segura de que Alfonso vendría a despedirse de ella. Así ocurrió unas
doce horas después de su defunción. El Rey Alfonso XIII que se encontraba
exiliado en Francia, cruzó de madrugada la frontera por Bayona en el más
absoluto secreto y fue hasta Madrid a despedirse de su amada. Una vez en la
casa de la actriz, sólo y en silencio, postrado ante su cadáver la besó en los
labios y rezó con amargura por el alma de la mujer a la que más amó. Unas horas
más tarde y con mucha discreción volvió a salir de España, sin que nadie
hubiera notado su presencia en Madrid.
Los
toreros, por norma general en aquellos años eran admirados y asediados por
mujeres de distinta condición, incluso tienen fama aún de “donjuanes” y de
burlar a las mujeres, pero a Rodolfo Gaona le tocó al parecer la otra cara de
la moneda, y en este caso la moneda tenía la imagen del Rey Alfonso XIII, cuya
mano entonces llegaba lejos.