Erick Cortez,
Rafael Orellana y Marcos Peña en el paseíllo
en la Plaza "César Faraco" de Mérida.
Por: Jesús Araujo “Castoreño”
El Country Club de
Mérida es una institución social compuesta por personas emprendedoras que
tienen pasión por la fiesta de los toros. De ahí que su coqueta plaza de
toros con sus arcadas y barreras, palomar musical y funcionales toriles
le dan tinte de plaza grande, más aun cuando lleva el nombre de un
epónimo de la fiesta brava merideña como lo fue el insigne maestro Cesar
Faraco.
Alí Quintero y
Augusto Rodríguez son dos taurinos de mucho peso en este recinto. El primero,
caballero de luces del ayer con actuaciones en plazas de los andes y en el
Nuevo Circo de Caracas, exitoso empresario cauchero. El segundo triunfal aficionado
práctico y ganadero bravo. Ambos, el pasado 31 de octubre presentaron
sobre la arena de tan acogedora plaza un festival taurino con reses de El
Trébol, las cuales resultaron miel sin panal, pues la potabilidad la
prontitud y la fijeza de las mismas permitieron ver toreo del bueno en manos de
tres figuras de moda en la fiesta.
Erick Cortez
Se recreó toreando
para sí con mucho gusto y hechuras envidiables. Encontró con una res
seria de mucha importancia a la que toreo con pasmosa quietud y chispas de
gracia en su hacer, desplegando el capote cual lienzo sagrado prendado de
mensajes y alegría su labor musicalizada y los presentes agradecidos lo
ovacionaron cuando saludaba en su vuelta al ruedo.
Marcos Peña "El Pino"
Es un torero de unos
andares a escrutar, pues se lució con la capa e instrumentó con la muleta
una labor de preciosismo, donde revoloteaban las musas del oficio al
compás de la serenata taurina que le brindaba la banda. Toreó lo justo y paseó
la redonda entre ovaciones dejando para el recuerdo las Girondinas sin
enmendarse.
Rafael Orellana.
Trae en su hacer un
mensaje que hace cavilar a los presentes, pues a sabiendas que su res salió sin
romper la toreó con tanta precisión que la fucsia capichuela acarició la
arena con un temple admirable despidiendo esta bienvenida con media verónica
digna de un óleo de un pintor taurino como Julián Varona.
Entre el querer y el
hacer se halla el temple escondido. Merlinico secreto esquivo como el agua
entre las manos que es virtud de contados toreros talento que posee el de
Tovar, pues esculpió en este festejo una labor que aquietó palmas y enmudeció
gargantas ya que sus muletazos fueron plenos de exquisito
arte como los de Cortez y El Pino.
Orellana destapò el
frasco de las esencias con mucha justeza pues no se atosigó de tela.
Indudablemente está ungido con el aceite antiguo de los elegidos y
sin llegar a imitar nos recordó a un Silverio y a un Garza, porque tiene claro
en su hacer que “si me diferencio… me
salgo de la pastosa abundancia del lote”. Hizo resoplar cobres
y retumbar cueros en su honor.
Aquello de pegar la
barbilla al pecho y sacar el mismo maná de lo más hondo de su afición.
Gusta desempolvar suertes como la tafallera con el capote, los de pecho a lo
Manzanares y el inteligente momento en que erguido ante la res empezó a torear
con la muleta a media altura para darle alivio y confianza.
Augusto Rodríguez
Sin tener machos se
apretó el fajín y también armó una marimorena con capa y muleta. Su
corazón latía con emoción pues el compromiso era grande…en el centro del ruedo
alzó el sombrero cordobés y brindo por su hermano en barrera de eternidad.
Luego lo depositó en manos de su cuñada Nieves. Tenía que arrimarse y así
lo hizo. Toreó con mucha naturalidad al compás de las notas musicales y este
aliento lo hizo sonreír ya que la responsabilidad de torero y ganadero es indescifrable,
dando una merecida vuelta al ruedo al clamor de sus congéneres de club.
Sin obviar la destacada actuación en la brega del Licenciado de luces Mauro
David Pereira. Y en quites se lucieron los alumnos de las escuelas taurinas
Humberto Álvarez de Mérida y la academia taurina Rafael Orellana de Tovar.
El brindis
Cada uno de los
actuantes con mucho respeto le hizo llegar la prenda del brindis a las manos de
la Dra. Nieves Lemus de Rodríguez esposa del Dr. Otto Rodríguez
Jáuregui, incomparable amigo vertical caballero andino y
triunfador aficionado práctico ya que el festejo era en honor a la
memoria de tan insigne aficionado.
En barreras los
hermanos Rodríguez Jáuregui atalayados por Beatriz la mayor, sus hijos,
sobrinos los estelares José Luis y Rafael Augusto, triunfadores a la
monta, la siempre reina Benita Araujo colondroña por sangre, la Peña
Taurina El Encuentro de Tovar sede de la Fundación Cultural Girón, el
Econ. Oscar Fernández Guillen del programa televisivo Tiempo de Toros, de El
Vigía Nelson Grisolía empresario taurino de la FISS que trae puras figuras a
San Cristóbal, el maestro Nerio Ramírez, Rodrigo Rivas Viloria el de la
recia voz en la narración, Eduardo Ravell del FLASH, Freddy Ramírez
“Garapuyo” de la pagina VENEZUELA DE FERIA, Giovanni Cegarra, German D` Jesús
Cerrada, Saúl Uzcategui, Vitico Ramírez, Luis Alfonso Segura,
el artesano taurino Enrique Torres y su esposa la Dra. Tibisay Peña de Torres,
la Prof. Isolina Belandria de Araujo, William Velásquez y el
cumpleañero Gerardo Hernández y su esposa Janeth, abogados…toda una reunión de
tinterillos y jurisconsultos con pasión taurina.
Se aprovechó el
momento para entregarle a la Prof. Rosita Vergara el oficio de la
Fundación Cultural Girón Tovar donde se les participa la
designación como miembros del ente a un grupo de aficionado cabales quienes
manejaran esta institución en tan taurina ciudad de los andes Venezolanos.
Epilogando con un aliento grande a Leonardo Salas por el triunfo de su
hijo José Antonio en Tejerías, donde corto dos orejas alegría que comparten sus
tíos Rafael y Daniel recordándoles que el próximo 29 de noviembre estarán vis a
vis en Valencia Jesús Enrique Colombo y Manolito Vanegas,
allá estaremos… ¡va por Uds… Castoreño en mano!
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