Este viernes por la noche en Mérida, no ha sido un viernes común, por doquier cenas navideñas, encendido de luces, bares, cantinas y demás como las licorerías, que ahora han sido convertidas en bares con mesas y meseros, como será el boom, que las aceras ahora son posaderas para los consumidores, pues los expendios de licores se repletan hasta el pico, la ronda vespertina previo a la cena de ASOTAUME, me llevó por la Plaza Bolívar, una gigante tarima, zona vip, empresa de agasajos desembarcando condumios y variadas bebidas, aquello se veía grande y de un gran valor en billetes verdes, todo para amenizar el encendido de las luces de navidad en la Plaza Bolívar -ojalá y así luciera siempre, alumbrada, y no en tinieblas como todo el año-
Continuando con el rondín por el casco histórico de la ciudad, hemos visto como se ha incrementado los ventorrillos tipo feria, al mejor estilo de la Cúcuta del ayer, atención, esto no es por el mes de diciembre ni mucho menos, no!, eso viene desde hace tiempo, el casco central ahora es una verdadera "calle del hambre" con el más variado menú, que va desde de los churros, morcillas, chicharrones, pasando por el clásico perro caliente hasta la gustosa hallaca, mazorca azada, choripán, empanadas, pasteles, arroz chino… Es verdad, la ciudad luce limpia para la instalación de mesas, sillas, sillones, paraguas tipo playa, pailas de aceite, no exagero, les invito a un paseo por el centro de la ciudad... y, que decir de la venta de ropa, muebles, electrodomésticos… Que viva el desorden!
Entrada la noche, cómodo en casa
del Dr. José Eladio Quintero, en la tradicional cena navideña de ASOTAUME, gracias por haberme invitado a tan importante, ameno y
conversado banquete, acá se pudo degustar del ahora todo un lujo,
lejos muy lejos de las mesas humildes, gracias a los que hicieron posible poder
saborear de una hallaca, el ralentizado
masticar de la exquisitez del pernil;
la gloria de volver a paladear un Old Parr. Agradecido estoy.
Foto / G Rojas
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