Efemérides taurinas 21 junio
"La corrida del Montepío de Toreros. La mejor faena de Belmonte… El sexto toro era negro, chico, algo sacudido, delantero de cuernos, veleto, muy brocho y astifino. En el primer quite, Juan dio tres lances y un recorte muy buenos, que le valieron una ovación y muchos olés. En su turno, nos regaló otro quite con una verónica, un farol y media verónica de las suyas. Las tres suertes fueron apretadas y toreras… El torillo llegó a la muerte suave, noble, boyante, y Juan Belmonte comenzó con un pase ayudado, colosal, con los pies juntos y atornillados en el suelo. Siguió con uno natural y uno de pecho muy ceñidos, que arrancaron olés de entusiasmo. Un natural sublime, así como suena, y otro natural y uno de pecho con mucha valentía. Uno con la derecha y otro alto con la izquierda, y dos molinetes, ejecutados en la cara del bicho. Un pase con la derecha arrodillado y muy ceñido; otros dos más, y un pinchazo superior, acometiendo bastante bien. Siete pases más y entrando bastante bien atizó media estocada un poquillo delantera, que fue lo suficiente para dejar para el arrastre al animalito de Concha y Sierra… Fue una faena precisa, justa, equilibrada, en la que no hubo pases de más ni de menos. Le dio Juan al bicho los muletazos que debían dársele. Y en muy poco terreno, en el mismo tercio, metiéndose en su jurisdicción, llevándolo atado a los vuelos de su muleta... Muchas veces he visto a Juan bien, muy bien, superior. Pero como la tarde del jueves, no le he visto nunca. Tan variado, tan preciso, tan suave, tan emocionante, no le había visto nunca". La Lidia, 25 junio de 1917. Por. Don Severo.
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