Por. Janeth Álvarez
El nombre del toro que saltó a callejón el pasado lunes de carnaval en la última de feria era: "vengo a despejar el callejón de chalaos"
A uno de ellos, recién llegado al ambiente, le vi pegando lances al viento y persignándose cual torero previo a realizar el paseíllo, mientras bailaban en el ruedo las academias de flamenco. Es más, como le vi en esas idiotas acciones por donde saltó el toro, hasta pensé que había sido a el que le embestido. Pudo haber sido peor el accidente a Pico y las otras personas, a no ser por que los toros estaban groseramente afeitados bajo el silencio cómplice de los "taurinos"
Hermosos animales, los primeros con bajo peso, pero todos con bravura y casta...
En cuanto al accidente por el toro, ojalá quede en la comprensión de los asomados del callejón, que estar allí implica prudencia, ojalá volvieran los tiempos en que ni se podían mover en el callejón para no distraer la lidia, que aunque eran tiempos de un machismo marcado en el mundo del toro, ¡mujeres no entran a callejón!
Aquel tiempo fue de respeto... pregunto: ¿que carajo hace una mujer, con tacones, un gordo tonel sin condiciones físicas en callejón y fuera de los burladero? y, pare de contar…
Hay trabajos, labores, oficios en el callejón que se pueden hacer desde los burladeros, permitiendo el libre tránsito de subalternos, mozos de espada, apoderados...etc.
Repito, como no se hayan trampeado en forma vulgar y descarada los pitones de los toros, la historia a esta hora seria otra, además, ni eso salva, porque, toros con manipulación en su cornamenta, han herido y hasta matado... Agarren ese trompo en la uña
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