Matillita y Belmonte son parte de la cuadrilla del torero venezolano Manuel Medina “El Rubi”, próximo a cumplir 35 años de alternativa.
Por. Freddy Ramírez “Garapuyo”
No es día domingo, tampoco es fiesta de guardar, 6.45 am, en la Floresta, Cagua Municipio Mariño, Estado Aragua, la brega empieza aun sin aclarar el día, cuando hay actividad o en tiempo de toros la jornada comienza muchos antes, el primero en asomarse por el sector es el Don. Pedro, persona de amable trato, trabajador a más no poder, por allí le conocen como “Belmonte”, y es qué lo pronunciado de su quijada le caracteriza y le distingue como la de aquel genial torero sevillano Juan Belmonte.
Aquel día en la casa de Manuel Medina “El Rubi” se extraña la no presencia de Don Pedro Davoin, persona querida por todos y quien forma parte de la familia, minutos después “El Pasmo de Turmero”, como también le dice “El Rubi”, hace entrada triunfal, -la preocupación se ha desvanecido- después del saludo y la acostumbrada taza de café, Don Pedro, sin perder una chispa de tiempo indica que en el taller faltan electrodos y discos de esmerilar, aquel trabajo de medir, raspar, trozar, soldar, esmerilar, pulir y pintar tubos roídos por el oxido, vigas y latones de la estructura de una plaza de toros es una tarea acalorada y hartamente difícil, para tal menester, que el trabajo quede fino, pulido, de primera las herramientas hay que tenerlas a la mano.
Eliseo Basilio Impecable en el vestir >>>>
El hombre propone, Dios dispone, llega el diablo, y todo lo descompone, en sentido figurado, pero muy real Don. Pedro, que había llegado veloz al sector La Floresta en Cagua a emprender la jornada, ve como violentamente el fluido eléctrico falla descomponiendo lo planificado, los acostumbrados cortes de luz le han “pinchado” las primeras horas del trabajo.
El venezolano Manuel Medina El Rubi, hoy día es uno de los toreros en activo con más años de haber tomado la alternativa, próximo a cumplir 35 de aquel sueño cristalizado en Maracay un 26 noviembre de 1986, cuando Pedro Gonzales “El Venezolano” en presencia de Nimeño II lo convertían en matador de toros.
Como decía aquel relator de ciclismo argentino el viejo requetemacanudo Don. Julio Arrastía Bricca: “La experiencia no se improvisa“ pues a estas alturas de la vida, con su bien ganada experiencia e inteligencia “El Rubi” como torero y el Manuel Medina como persona, aquello de la velocidad, ligerezas, preocupaciones hace rato que cumplieron su ciclo.
Con las orejas que El Rubi obsequia. F. Vielma
Ahora mismo la prioridad que marca su vida es el bienestar de la familia, cuidar, mantener la plaza de toros, la finca y a los muchos amigos como aquel, que desde niño torero tuvo la suerte de haberle conocido y no es otro que Eliseo Basilio Guevara a quien con su particular humor le nombra “Matillita” parodiando al conocido y famoso apoderado de figuras del toreo Toño Matilla.
Nos informan que “Matillita” es un enfermo del toro, su casa en Cagua es todo un museo, en su hogar ya no queda centímetros de pared que no estén fijados cuadros, fotos, afiches, recortes de periódicos, por supuesto las graficas que resaltan son las de su torero, allí están las del becerrista, niño torero, el aspirante, el novillero y claro las de matador de toros. “Matillita” desde hace tiempo ha venido coleccionado las orejas que cercena su poderdante, que son muchísimas, las ultimas cortadas a uno de los Aranguez en el festival de El Cabriales en Valencia, Eliseo Basilio no consigue sitio apropiado para ellas, la casa se esta quedado pequeña para tantos recuerdos del mundo del toro.
“Matillita” como “Belmonte” son parte de la cuadrilla quienes han acompañado al torero en las buenas y en las regulares, es por eso que pronto -por cierto- ya existen los permisos respectivos para efectuar en la finca de Guárico una corrida de toros para homenajear a estos dos amigos de la vida.
Mientras tanto “Matillita sigue en su labor de cocinar y vender las saborizadas y bien sazonadas hallacas de Cagua y alrededores, el apoderado con 80 tacos encima ya no arenga las hallacas para venderlas a granel como en aquel no lejano tiempo de las vacas gordas, ahora las hace por encargos, que a decir de muchos las hallaquitas de Eliseo y que son requetésabrosas.
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