De regreso a España desde el Perú Joselito entra a Montevideo para torear un novillo clandestinamente
"Los actos de despedida fueron apoteósicos. En la plaza de Acho quedó una lápida de bronce en recuerdo de sus actuaciones y todo el mundo hizo votos porque volviera con Juan la temporada siguiente y Lima pudiera ser también testigo y escenario de su rivalidad. Cuando subió de nuevo al barco el 13 de febrero, sus ganancias, al cambio, habían sido de 35.000 pesetas por corrida y 110.000 en la de "beneficio", una cantidad jamás soñada por torero alguno"
Regresó a España por el Cabo de Hornos, haciendo escalas en Valparaíso, Buenos Aires y Montevideo. En cada una fue agasajado por las colonias españolas, y en la última, a petición del Club Guerrita de la ciudad, mató un novillo clandestinamente en una plaza acondicionada en las afueras.
Las corridas estaban prohibidas en Uruguay desde 1902, pero los aficionados, y el mismo hijo del presidente de la República, supieron burlar el decreto y organizar un festejo en el que, con otras dos reses de la tierra, también participaron el escritor nacional Juan Antonio Magariños y el novillero Gabriel Hernández (Posadero), que había salido en su cuadrilla en las corridas de Lima.
Sucedió aquello el 29 de febrero, y al concluir la fiesta embarcó de nuevo en el vapor "Infanta Isabel", que había tomado en Buenos Aires junto al ganadero Florentino Sotomayor."
"La larga travesía de vuelta volvió a ensombrecer su ánimo. Fueron veinte días de soledad y recuerdos hasta llegar al puerto de Cádiz el 19 de marzo. Una muchedumbre acudió a recibirle, y entre ellos sus cientos de parientes gaditanos, con quienes se quedó un par de días hasta volver de nuevo a Sevilla. Y una vez allí, se fue a dar gracias y a pedir ayuda a la Macarena. Comenzaba la última temporada de su vida."
Fuente: Joselito el Gallo. El rey de los toreros, de Paco Aguado.
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