Por. Jesús Ramírez "El Tato"
El
matador de toros venezolano José Miguel Parra, quien hace vida profesional en
suelo mexicano desde hace varios años, recibió una fuerte cornada este lunes
cuando se encontraba en una joven ganadería del estado de Hidalgo con el propósito
inicial de reseñar unos novillos para la escuela taurina que dirige, pero
le fue planteado que retentara un semental.
<<<< JM Parra recibiendo las curas de la cornada
JM Parra
nos dice que el toro aguantó varios derechazos hasta que se le coló
peligrosamente, propinándole la fuerte voltereta y cornada de 20 centímetros
que le rozó la femoral y además en la caída sufrió la luxación del hombro
izquierdo. Comenta que fueron momentos de angustia y dolor los
primeros 50 minutos que duró el traslado por carretera hasta el hospital más
cercano en Tequisquiapan, Querétaro, donde le operaron de urgencia con buenos
resultados aunque persisten los dolores en el hombro que está siendo
tratado por un traumatólogo del Centro Clínico de Tequisquiapan.
El
valeroso diestro que por cierto dirige la escuela taurina de San Juan del Río, Querétaro,
donde hay jóvenes que despuntan así como varios aficionados prácticos, se
recupera ya en su casa de habitación, pensando en que pronto volverá al campo
bravo a prepararse con la ilusión de ceñir el traje áureo próximamente según le
tienen prometido.
Afirma
Parra muy optimista que seguirá de momento con el reposo aferrado a la ilusión
de pronto volver a tomar capote y muleta, confiando en que más pronto que tarde
Venezuela retomará el camino de la normalidad para que las puertas de las
plazas se abran nuevamente al toreo.
Vale
añadir que José Miguel Parra luego de cumplir temporadas de novillero en
Venezuela y México, vino del país azteca para recibir la alternativa en la
Feria de San Sebastián en San Cristóbal el 27 de enero de 2011 con el toro
"Platerito" número 50 de 458 kilos con el hierro de "Rancho
Grande" con un cartelazo que integraban el rejoneador José Luis Rodríguez
y los diestros hispanos Manuel de Jesús "El Cid" y Enrique Ponce. Esa
tarde Parra cortó la oreja al toro del doctorado.
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