Foto. F. Ramírez. Domingo 09
septiembre 2018, Coliseo El Llano de Tovar, Alonso Valero en plena labor torera de servir
las espadas al matador Tomas Martínez
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Freddy Ramirez. No es fácil escribir de un
amigo bueno que se va, frases que no salen, escribir, borrar, volver a empezar y
se hace mucho más difícil cuando ese hombre bueno que se fue, ha dejado huellas frondosas en su andar terrenal.
Son muchos los recuerdos gratos,
bonitos de Alonso Valero en el transitar
como aspirante, aquellas labores de
campo en la ganadería La Carbonera, después como novillero, recordar su arte, su clase, su educación,
humildad, sus triunfos, salidas a hombros en Ferias del Sol, recordar aquel viaje a México.
Rememorar su andar en el
oficio que más le gustaba compartiendo roles estelares con El Rejoneador Leonardo Grisolia,
los toreros Leonardo Rivera, Rafael Orellana, Tomas Martínez, el novillero
José Antonio Salas y su ilusión
de servir las espadas cuando José Pírela este de regreso a Venezuela; las esperanzas con Arturo Orellana.
Querías el futbol, el cual
lo jugabas muy bien, El Estudiantes de Mérida y el Real Madrid fueron sus equipos del alma.
Como no recordar su último
oficio como maestro de la Escuela Taurina;
comentarios frescos del aprendizaje de sus alumnos.
Hoy cuando
ya no estas, te recordaremos cada vez que un torero triunfe y te vamos a sentir con fervor en los
triunfos y sin sabores de todos y
cada uno
que fueron parte de tu casa torera...
Su educación, su humildad, su don de gentes, ..., lo hicieron grande en el toro. En paz descanse.
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