Desde
que la tauromaquia existe como la conocemos en la actualidad son varias las
voces, normalmente de los sectores más críticos, que sostienen que “esto se
acaba”.
Posiblemente
los toros no se acabarán nunca. Es demasiada la fuerza de este espectáculo como
para bajar la persiana forzosamente. A pesar de esto, hay que cuidar los
detalles por pequeños que sean, todo cuenta y ayuda a retrasar el declive. Son
tiempos delicados en los que impera la vulgaridad y la rapidez, en cualquier
ámbito, y como no podía ser de otra forma, el mundo de la tauromaquia también
lo está sufriendo. La cultura de la inmediatez se ha extendido por todos los
sitios hasta llegar a nosotros, y parece que ha venido para quedarse. Tanto en
el ruedo, al pasaportar con urgencia el primer y segundo tercio para llegar al
tercero y en ese eternizarse, como fuera de él.
En
las últimas temporadas va siendo habitual ver a figuras del toreo y a toreros
importantes tentar vestido de paisano. Con tejanos y camisa o lo que es peor,
con camisetas de manga corta y bambas. Realizan tentaderos y matan toros a
puerta cerrada con un look
muy de Anna Gabriel en el Parlament. Y no discriminan entre si es en su finca
propia (en caso que la tengan) o en la de un ganadero de no importa qué
categoría. ¿Tanto cuesta ponerse una calzona, unos botos y una camisa?
El
torero es un personaje fuera de lo común que al vestirse casual para torear se
iguala con el resto. Además, implícitamente puede llegar a transmitir una idea
(errónea) de que lo que está haciendo él está al alcance de todos. Con la
crisis de elegancia, de andares toreros, de suavidad, de maestría y en
definitiva de torería, solo nos faltaba que los toreros ya no parecieran
toreros ni por su aspecto físico. Y no me meto en lo que hagan fuera del ruedo.
Por
si fuera poco, hay que añadirle la falta de respeto que puede suponer al
ganadero. Pero eso ya es cosa de cada uno. Él es quien debe permitir torear o
no según la vestimenta de sus invitados.
En
la tauromaquia cada detalle tiene un impacto directo en la liturgia taurina que
después es la que permite defender la tauromaquia. Sin liturgia, sin rito, sin
esencia y sin magia esto sería una simple matanza. Cuiden las formas, por
favor. Fuente: www.vadebraus.com/
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