Manolete, cuando fue cogido de gravedad en la
corrida de su presentación en México 09 diciembre 1945 y unos periodistas que
le visitaron en el hotel le hicieron la siguiente pregunta: "¿Pero usted vio que el toro se le
venía encima? ¿Por qué, entonces, no se apartó?". Contestación de Manolete: "¡Ya lo creo que lo ví! Lo que ocurre es que yo no me apartaré de
los toros mientras me llame Manolete".
Nunca
antes se había vivido nada igual en México en torno a los toros. Desde la presentación
de Juan Belmonte «no se recordaba un interés igual», pero es que además, en
esta ocasión, «se ha superado». Así comenzaba la crónica que Córdoba publicó
sobre el debut de Manuel Rodríguez Manolete en la plaza El Toreo. Aquel 9 de
diciembre de 1945, con las localidades completamente agotadas desde hacía dos
semanas, la reventa especuló “de una manera increíble”. Por una barrera
llegaron a pagarse 380 pesos. Así es que la plaza “presentaba un aspecto
verdaderamente impresionante”. Pero lo mejor estaba por llegar.
Al
hacer el paseíllo las cuadrillas de Silverio Pérez, Eduardo Solórzano y
Manolete, estalló una imponente ovación, obligando al cordobés a saludar. Y de
inmediato, con el primer toro en el ruedo, de nombre Gitano, unas verónicas de
gran finura y temple de El Monstruo. Y aún más. Cumplida la ceremonia de la
confirmación de alternativa, el cordobés con la muleta realizó una faena
portentosa. Tras sus clásicos estatuarios, la faena siguió por naturales
inmensos, en redondo, manoletinas y otros adornos, todo ello con gran serenidad
y dejándose rozar con los pitones de la fiera los alamares del traje de luces.
Tras una soberbia estocada, el público, ebrio de emoción, le puso en sus manos
las dos orejas y el rabo. Un triunfo clamoroso teñido de sangre en su segundo,
en el que resultó cogido nada más abrirse de capa. Para entonces, Manolete
había arrebatado para siempre al pueblo mexicano.
Las
dos campañas que cumplió el cordobés en aquellas tierras fueron triunfales.
Manolete era el ídolo de México. Hasta tal punto creció el entusiasmo por
presenciar sus actuaciones que se hizo necesaria la construcción de un nuevo
coso, la Monumental Plaza México, con capacidad el día de su inauguración para
44.000 espectadores, casi el doble que la de El Toreo. En su apertura, el 5 de
febrero de 1946, Manolete cumplió una tarde de valor y dominio, y quedó unido
por siempre a la plaza de la avenida de los Insurgentes y a todo México.
No hay comentarios:
Publicar un comentario