"No
admito que pueda hacerse nada meritorio
con una muleta o un capote en las manos, sino a base de que el torero sea
siempre el supremo dictador.
Torear es llevar la contraria al
toro, obligarle... a lo que él no
"quiere": Si es huido, a que doble; si es tardo,
a que embista; si se resiste a
pasar, a que pase; si se cuela,
a que acometa derecho; si derrota alto a que humille; si se revuelve pronto, a
que vaya lejos; si acomete recto hacia el torero porque este "se
cruzó" con él, a que quiebre la derechura del viaje; y si embiste fuerte y
rápido, a que pase suave y lento.
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