sábado, julio 30, 2016

EL CAMINO de las escuelas taurinas en Venezuela



El toreo en Venezuela de las sabanas a las plazas

La Escuela Taurina "Humberto Álvarez" de Mérida comienza a dar frutos
Víctor José López “El Vito”. Aunque el Arte del Toreo no puede encasillarse con reglas inmutables crece, evoluciona y se robustece como expresión ecléctica. Así ha sido desde que en 1830 Pedro Romero y José Cándido fueron encargados de la dirección de la Escuela de Sevilla, por Fernando VII.  La decisión del monarca tuvo inmediatos resultados, inmejorables en el desarrollo de la lidia que justificaron la fundación de la Escuela Taurina.

Cundo la muerte el rey Fernando VII provocó el cierre de la Escuela Taurina de Sevilla, ya la semilla estaba en el surco de la fiesta de los toros. En España  brotaron cual flores silvestres las capeas, en sustitución de la escuela; y alrededor de los espadas más destacados crecieron focos de aprendizaje. Lo mismo que ocurriría en Venezuela con personajes como José Muñoz “El Loco” y José Peluza “Pelusina”, personajes autóctonos con librillos muy particulares, hasta que en el firmamento de la fiesta venezolana aparecieron con heraldos las buenas maneras don Antonio Cañero, Juan Belmonte, Rafael El Gallo y los miembros de la dinastía  Bienvenida en sus largas estadas entre nosotros.

En Venezuela, el toreo creció en el campo, como expresión agropecuaria de nuestra economía. Fueron las Mangas de Coleo, las capeas criollas. Entre el toro cerrero, el caballo y la faena campera destacaron los toreros que con el tiempo formarían como lo hizo Tomás Lander el grupo de matadores de toros y de novillos venezolanos.

Uno de ellos fue un joven arenero, que saltó de las mangas de coleo a los tentaderos de las ganaderías de los hermanos Gómez Núñez, Florencio y Juan Vicente, quien más tarde y gracias al compendio de sus experiencias lograría suficientes conocimientos para fundar la Escuela Taurina de Maracay.

LA CANTERA DE ARAGUA

En 1936 cuando murió Gómez en Maracay, ocurrió el éxodo de los niveles más elevados en su escala social. Se produjo una retracción de las actividades taurinas, y los toros quedaron en manos del estrato más popular de la ciudad.

El que despachaba en el abasto o trabajaba como albañil, mesonero en la fonda, el sastre, el barbero, el camionero, el encargado de las mudanzas, los toros en las manos más humildes, apropiándose con todo derecho de pueblo e  impidiendo se fueran de la Ciudad Jardín.

Entre los se quedaron había un muchacho que había sido arenero de la plaza de El Calicanto la tarde de su inauguración. Era Pedro Pineda, quien en su desarrollo encontró decidido respaldo de los hermanos Juan Vicente y Florencio Gómez Núñez, los hijos del general y los hombres que le dieron inusitado apoyo a la fiesta de los toros en Venezuela. Pineda  desarrolló oficio en los tentaderos de las ganaderías de los Gómez, La Soledad y Guayabita,  viendo torear a las figuras que contrataban Juan Vicente y Florencio para aquellas históricas temporadas de Maracay.

Fue un torero valiente y se le anunciaba como El torero de Aragua. Hizo carrera por los andes venezolanos, se fue a la sierra del Ecuador e hizo campañas por ciudades colombianas como Medellín y Bogotá. Cuando El torero de Aragua sintió que sus facultades físicas le impedirían seguir toreando, decidió dedicarse a instruir a los jóvenes aspirantes e hizo de la Maestranza la sede de Escuela Taurina.

Sin pizarra, tizas ni aulas. Sencillamente trazando rayas y dividiendo espacios en la arena del redondel.

Los primeros alumnos que tuvo Pineda fueron los hermanos Oscar y Ricardo Martínez. Oscar, el mayor, fue un torero poderoso, Ricardo, artista y bullidor. Oscar tuvo importancia, trajo a Venezuela con el éxito de sus temporadas en España mensajes de esperanza que entusiasmaron a los jóvenes toreros venezolanos. Más tarde ingresaron a la escuela de Pineda dos muchachos: César Girón y Moreno Sánchez. Dos caras de la misma moneda que sembraron una candente rivalidad.

Siendo César Girón primerísima figura del toreo en España, sus hermanos  Rafael, Curro y Efraín Girón se formaron en la Escuela de Pedro Pineda que puede ufanarse de haber “graduado” el mayor número de toreros que cualquiera de las escuelas taurinas en Venezuela. La lista,  que iniciamos con Oscar Martínez, tiene como graduados de gran éxito, entre otros, a los cuatro hermanos Girón, Eduardo Antich, Carlos Saldaña, Sérbulo Azuaje, “Chiquito “Sánchez, Joselito López, Maravilla, Lucio Requena, Adolfo Rojas, Jesús Narváez, El Mito, Rafael Ponzo, Rayito, Luis de Aragua, Pepe Cámara, Morenito de Maracay, Rodríguez Vásquez y El Victoriano…

La influencia de esta escuela fue tan importante que en España llegaron a considerar la expresión de su influencia técnica y artística como una escuela. La escuela venezolana, a pesar que toreros procedentes de otras como Caracas, Valencia, Mérida y San Cristóbal se destacan en ruedos internacionales.

Antes de 1940 no había en Maracay una Escuela Taurina como tal. Los muchachos aprendían viendo, escuchando y toreando junto a profesionales que eran contratados. La "cátedra" se resumía a sesiones de entrenamiento. 

Como ocurrió con Ginés Hernández, un banderillero madrileño, padre de Rafael, José y Ángel que llegaron a ser destacados toreros subalternos, pero por su afición se encargaron de instruir en la técnica del toreo a los muchachos de Aragua.  Entre los que más destacaron estuvieron Teodo Tovar, Félix Mujica y Eusebio Rodríguez “El Exquisito”.

Al morir Pedro Pineda el 2 de enero de 1985 la escuela, sin aulas ni pizarrón quedó en manos del matador de toros Lucio Requena, que había sido su alumno. Hombre de recio carácter Requena. Estricto en su enseñanza y dirección de sus clases. Eduardo Arcila acompañó en la enseñanza a Requena cuando destacaban alumnos como los hoy matadores de toros Erick Cortés y Leonardo Coronado y los novilleros Miguel López y El Yoni.

En 1985 el  Concejo Municipal de Girardot dio el paso a la creación oficial de la Escuela Taurina Municipal “Don Pedro Pineda”,  cuyo primer maestro con remuneración fue Eduardo Arcila, ex novillero, recientemente jubilado de la institución. Efraín Girón fue, hasta hace dos años el Maestro de la escuela.

Tras la jubilación de Arcila y el fallecimiento de Girón, la escuela se mantuvo inactiva por la desidia del concejo municipal y aunque varios nombres de matadores fueron postulados ante la Cámara Municipal, actualmente está e manos de Celia Gómez “La Carmela”, sin proyectos conocidos ni apoyo oficial. 

SAN CRISTÓBAL IMPONE HEGEMONÍA

Aquella hegemonía que tuvo La Cantera de Aragua en el toreo venezolano se disipó, disuelta por el aguarrás de la politización y  de la corrupción de la fiesta de los toros en Aragua.

Maracay poco a poco perdió su influencia, siendo sustituido en los valores taurinos nacionales por la Escuela Taurina Municipal de San Cristóbal que se impuso en organización, calidad de sus toreros en acontecimientos sin precedentes en la historia taurina nacional.

Sin los antecedentes históricos de la importancia que tuvieron  Caracas, Valencia y Maracay, en lo referido a las escuelas taurinas y formación de profesionales, pero con una impronta histórica mucho más importante que cualquier región venezolana,  el Táchira cuenta con plazas, ferias,
Ganaderías de lidia  y temporadas centenarias. Como ocurre en Táriba, Lobatera, San Antonio o la propia San Cristóbal que registran eventos desde la  mitad del Siglo XIX.

Los orígenes de la Escuela Taurina de San Cristóbal son en realidad recientes. Fue Ricardo Castillo “Bombita” quien fundó la primera Escuela Taurina en 1968. Al año de inaugurada la Monumental de Pueblo Nuevo. Lo hizo impulsado por la gran ilusión que despertó auge de la Feria Internacional de San Sebastián. Se llamó Escuela Taurina “Julio Ruiz”,  en homenaje a un destacado novillero venezolano.

La Escuela funcionó hasta los primeros meses de los años 80, destacándose entre sus alumnos Jorge Polanco, German Sánchez, Antonio Gil “El Táriba”, José Hurtado “Chelín”, José Pérez “El Gavilán.

Los alumnos pagaban una cuota de 20 bolívares mensuales, los que podían hacerlo. Es decir que nadie pagaba por pertenecer a la Escuela. El 1991 el torero Marcos Peña “El Pino” impulsó la instrucción en la plaza hasta marzo de 1996. Fue maestro de su hijo, el hoy matador de toros Marcos Peña “El Pino”.

Los aspirantes se inscribían en la Fundación Escuela Taurina de San Cristóbal con partida de nacimiento oficial del 11 de mayo de 1996. Su primer director fue el matador de toros Cesar Faraco, y los primeros alumnos fueron Gregorio Torres “Maravilla y Marcos Peña “El Pino” hoy matadores de toros. Gerson Guerrero se inscribió en la escuela con estas palabras “Maestro quiero prepararme para ser subalterno”. Hoy Gerson es uno de los banderilleros más profesionales y destacado directivo del gremio de toreros.

Otros alumnos fueron El Morocho Molina, Pedro Fortul, Fabio Castañeda que cursó instrucción desde los 11 hasta los 16 años cuando ganó una beca para matricularse en la Escuela de Madrid. Hoy el matador de toros y alcanzó la alternativa en la pasada Feria de San Sebastián 2014. Existió un convenio entre las Escuelas de Madrid y de San Cristóbal del que se benefició el novillero Jesús Enrique Colombo gracias a la influencia del Círculo Taurino Amigos de la Dinastía Bienvenida en este caso representados por Juan Lamarca. 

Alumno destacado de la “César Faraco” es Antonio Suárez, Médico Cirujano que hoy hace campaña en España apoderado por El Gallo de Morón. Al fallecer el maestro Faraco, la Fundación, su directiva nombró al matador de toros Ramón Álvarez “El Porteño” su director. Se mantienen los convenios de intercambio y cooperación con la escuela Marcial Lalanda de Madrid y la Academia Taurina Municipal de Aguascalientes, México. Institución que en dos oportunidades  ha invitado a novilleros de San Cristóbal a los encuentros mundiales de escuelas taurinas donde han asistido Antonio Suarez  y Joselito Vásquez.

La Junta Directiva de esta institución, la de mayor rango en Venezuela, ocupa  un cargo en la Federación Mundial de Escuelas Taurinas.
Los recursos de la Escuela provienen del festival que se realiza a su beneficio desde enero de 2004. El objetivo más importante de la Escuela “César Faraco” es la formación integral del ciudadano, formación paralela a la enseñanza teórica y práctica del toreo y de la Tauromaquia.

Como un ejemplo de lo que señalamos, todos los jueves, de dos a cuatro de la tarde, el doctor Víctor Hugo Mora Contreras se reúne con los alumnos e imparte charlas, conferencias sobre orientación moral y cívica y otros temas que contribuyen a su formación como venezolanos de bien. Hará cosa de un año el doctor Víctor Hugo se retiró de las actividades por cuestiones de salud. Fue maestro de primaria, secundaria, pregrado, postgrado, Rector de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la Universidad Católica  del Táchira. Entrañable amigo del Maestro Faraco y para la escuela taurina un verdadero honor haber contado con su apoyo durante 16 años.

Las clases de cultura taurina están a cargo de Pablo Duque, Jackson Ochoa, Manuel Ordoñez y la parte médica la supervisan los cirujanos Ricardo Benvenuto y Mauricio Urdaneta.

Desde la creación de la escuela se implementaron los coloquios taurinos todos los jueves del año a las 8 pm donde diferentes ponentes charlan sobres diversos temas todos relacionados con la tauromaquia, ganaderos, pintores, escultores, literatos, veterinarios, empresarios, locutores, cronistas taurinos, banderilleros, matadores , picadores, novilleros, mulilleros, monosabios, porteros, servicios de plaza, aficionados en general  han colaborado como ponentes  de los diferentes tópicos que abarca la fiesta. Cuenta la escuela con una importante biblioteca y colección de videos taurinos para ayudar a la formación de los aspirantes y a la divulgación de la cultura taurina en nuestro estado.

Periódicamente es visitada por colegios e instituciones a los que se les da charlas de tauromaquia y demostraciones de toreo de salón y está a cargo de los recorridos turísticos internos y externos que se realizan por las diferentes  dependencias de la plaza.

En el año 2013 se realizaron 14 clases practicas y esperamos este año poder realizar un número igual o mayor para mantener viva la ilusión de los alumnos y poder ir seleccionando en base a la practica. Está dirigida por una junta que preside Manuel Ordoñez y lo acompañan Rafael Román, Pablo Duque, Martin Ordoñez, Hugo Figueroa, y Hugo Domingo Molina, ganadero y colaborador permanente de la fundación.

 Siempre hemos recibido el apoyo de las distintas  directivas de la Plaza de Toros de San Cristóbal C.A y los confortables espacios que se asignaron al aula taurina y al patio de la escuela han sido decorados con recursos propios de la escuela. 

EN CARACAS DESAPARECIÓ  LA  PLAZA DE TOROS
 Y TAMBIÉN SUS ESCUELAS TAURINAS

En la ciudad de Caracas hubo importantes antecedentes de Escuelas Taurinas, como ocurrió con a finales del SXIX en las Corralejas del Matadero Municipal de San Martín, escuela “para aprendices” que dirigió Santiago Ávila “Cigarrón” en 1890, y la que en el Circo Metropolitano a principios del Siglo XX, sirvió para la formación  del primer torero venezolano que tomó la alternativa en Madrid, el caraqueño Eleazar Sananes “Rubito”,  quien junto a Julio Mendoza,  “El Negro”,  integró la primera pareja de toreros rivales en la fiesta criolla, y por  el calor de su competencia fueron considerados la piedra angular del toreo nacional.

Sananes como El Negro Mendoza adquirieron oficio y conocimientos en las cuadrillas bufas de Charlot, Llapisera y sus botones.

Por aquellos días de los años veinte tuvo mucha influencia en la formación de nuestros toreros la presencia en Caracas de la familia Bienvenida. “El Papa Negro” alquiló una casa en la ciudad donde vivía con su esposa y sus hijos Manolo y Pepote. Aquí nació Antonio. Los chicos Bienvenida, rebosantes en simpatía y dos de gentes hicieron del patio de su casa una escuela taurina. Algo menos ambicioso de lo que más tarde en el tiempo hicieron en General Mola, allá en Madrid.

Esa escuela improvisada puede considerarse un antecedente en la formación de nuestros toreros a la que recordamos como la primera escuela oficial en Caracas. Ubicada en El Prado de María en El Valle, estaba la Escuela Taurina La Morena del Prado, escuela donde aprendió las primeras letras del toreo el maestro Luis Sánchez Olivares “Diamante Negro”, un espada que ante que finalizara el decenio de los años cuarenta sería el líder del escalafón taurino español y alcanzaría una rutilante alternativa en Granada, plaza que cautivó y conquistó con sus triunfos y su gran faena a Estornino de Félix Moreno Ardanuy, en cartel que integró con Manolo González y en tarde que cortó tres orejas y un rabo “ el día que se acabaron las gambas en Granada”. El gran rival de Luis Sánchez, Alí Gómez y el novillero de moda para la época, Rafael Cavalieri, Germán Regalado “El Pescao” eran alumnos de La Morena, y sostén de las temporadas de novilladas en Caracas.

Rival de La Morena fue la Escuela del Circo Metropolitano, tan informal como la escuela de El Valle, sin programa ni proyecto pero con el ejercicio rossiniano del aula abierta, con la explícita demostración tal habría recomendado por la profesora Montessori, en su método de ponerle énfasis en a la actividad dirigida la y observación clínica por parte del profesor.

Esta observación tiene la intención de adaptar el entorno de aprendizaje del alumno a su nivel de desarrollo. El crítico taurino Marcos Vélez y el aficionado Emilio D´Gregorio fueron vida y pasión de este importante capítulo en la formación de nuestros toreros.

En el decenio de los años sesenta existió una Escuela Taurina en el Nuevo Circo dirigida por El Maestro Rubio, un aficionado español  muy enterado y con mucha capacidad de comunicación. Eran los días cuando los Girón entrenaban en el ruedo de la plaza, lo que ayudó mucho a la formación de los novilleros. Paralelo a la Escuela de Caracas existió un grupo de matadores de toros que impartían clases del toreo de salón, entre ellos Sergio Flores, Joselito Torres, Carlos Saldaña, Sérbulo Azuaje, Sergio Díaz, Rafael Cavalieri, Evelio Yépez. Los novilleros: León Rivero, Rafael Rodríguez, Gonzalo De Gregorio. Mario Galavíz y Humberto Álvarez.

 La formación de toreros subalternos, en especial de banderilleros, corría a cargo de Antonio Klie y Pedro Delgado “Pedrucho de Caracas”, conserje del Nuevo Circo. Las prácticas se realizaban en la Plaza de Sartenejas, hoy campus de la Universidad Simón Bolívar, en la Plaza de La Macarena, en la Carretera Panamericana cerca de Los Teques en festejos organizados por los hermanos Olivares. También sirvió de escenario la plaza “Hermanos Girón” en El Placer, Las Tejerías de Aragua donde se organizaban temporadas de festejos con aficionados prácticos.

Ya en los años setenta nacieron varias escuelas, con actividad en el Parque de Los Caobos. Estaba la de Chucho Hernández, Juan Diego de México y la de un sacerdote, Luis Eduardo Lara, que organizó la Escuela de Caracas. El cura Lara llegó a organizar temporadas de novilladas, en la que destacó Norberto Jorges, un torero de mucha calidad. La escuela funcionó en paralelo con la Escuela Ciudad de Caracas, dirigida por  los matadores Sergio Díaz, Luis Arcángel y Joselito Torres y la administración de los aficionados Salvador Camero y Omar Carnevalli.

VALENCIA LA RECTORA

En Valencia el toreo se vive en reuniones y sabrosas tertulias desde hace muchos años. En 1942 el Ayuntamiento decretó la Escuela Taurina de Valencia en la plaza Arenas. Los maestros fueron el peruano Manolo Lértora, el español “Carrilito” y José López. En 1955 Manolo Mujica, fundo una escuela con su nombre, la que el mecenazgo del barbero Juan Bello sostuvo por años.

En esta escuela los hermanos Pedroza instruían a los banderilleros, y daban clínicas en poblaciones como Puerto Cabello, Montalban y Guacara donde organizaban mojigangas y novilladas. Tras un letargo de más de un decenio, en 1963 Aurelio Díaz fundó en la plaza Arenas la Escuela Taurina de Valencia,  con un grupo de aspirantes de distintas regiones de Venezuela por alumnos. La escuela de Aurelio llegó a la Monumental en 1997, con el nombre de Escuela “Manolo Mujica” en homenaje del primer torero célebre de la ciudad.

Las peñas La Roseta y Los Sauces reunieron a un grupo de aficionados para la organización de la escuela en 1967. Al frente Juan Bello, apoyado por Oswaldo Rodríguez, Omar Sanoja, Carlos Bello, Walo Dao, Gustavo Pedroza, Pedrucho de Caracas y La Lapa Cruxent apoyados ante la ayuntamiento por Conchita Gallo, presidenta del Concejo Municipal. Conchita fue la encargada de la presidencia de la Junta directiva de la Escuela Taurina.Santos Rueda y Salvador Muñoz, como maestros, el matador de toros Simón Mijares “El Duende”.

Un gran impulso recibió la Escuela Taurina de Valencia cuando la administración del Alcalde Francisco Cabrera en 1992, cuando designó al gran aficionado César Dao Colina para la Coordinación de los programas y eventos de la Escuela. Dao Colina, auspiciado por la Alcaldía, por varios años organizó lo que se conocía como “antesala de la feria”, celebrando festivales en los clubes sociales de la capital de Carabobo. Se organizaron más de 80 espectáculos, entre becerradas, tentaderos y novilladas con la participación de los alumnos de las escuelas taurinas del Cabriales.
En la actualidad el gobierno del estado le quitó la plaza de toros al Concejo Municipal, en el afán del régimen socialista de administrarle hasta los sueños al ciudadano. A la espera de saber que á de suceder.

MÉRIDA UNA ESCUELA DE ESTUDIANTES


La Escuela Taurina “Humberto Álvarez” de Mérida se inicio un 17 de mayo de 1967  por iniciativa del  Maestro Humberto Álvarez con el nombre de “Cesar Faraco”. Humberto nativo de  Barquisimeto desde muy joven se inicio como  alumno de la Escuela que dirigía el maestro  Pedro Pineda en Maracay. Fue conserje de la plaza Monumental de Mérida por más de 30 años impartiendo clases de toreo y formando toreros como: Nerio Ramírez “El Tovareño”, Ángel Sulbarán, Alfredo Parra, Alí Trejo, Leonardo Rivera y Alexander Guillen.


Al morir Humberto Álvarez un grupo de aficionados entre los que se encuentran algunos miembros de la actual directiva se refundo la Escuela  el  14 de marzo del 2009 con el nombre de “Humberto Álvarez”.

Actualmente la Escuela “Humberto Álvarez” la dirige el torero Fabián Ramírez. La primera matricula  se inició con 12 alumnos, y en  la actualidad, cuenta con 24 alumnos, auténticos luchadores que entrenan con ilusión y entusiasmo para hacer realidad sus sueños. 

Todos ellos coinciden a la hora de señalar que sintieron la llamada del mundo del toro desde edades muy tempranas, al ponerse delante de una becerra el día de su comunión. Las aulas están en la Plaza de Toros  “Román Eduardo Sandia” de Mérida y las clases se imparten    lunes a viernes, en horario de la tarde, siendo obligatorio estar inscritos en escuelas y liceos.

Desde que se refundo la escuela en el año 2009, ha tenido una amplia actividad taurina donde ya se han efectuado once clases prácticas con vaquillas de casta y ocho novilladas sin caballos, aparte de asistir al campo a las diferentes ganaderías de lidia venezolanas como son las divisas de Los Aranguez en Carora, La Cruz de Hierro, Los Marañones y Campo Pequeño en Mérida, Rancho Grande, Los Ramírez y Bellavista en el Táchira. 

La Escuela de Tauromaquia de Mérida tiene como norte impartir enseñanzas teóricas y prácticas a sus alumnos a través de personal cualificado relacionado con diferentes suertes del toreo, ofreciendo una formación cultural, profesional, deportiva y humana que les permita desarrollar una actividad útil a la sociedad cuando abandonen la Escuela.

Los alumnos deberán tener entre 8  y 18 años de edad,  y demostrar mediante un certificado médico que no padecen ninguna enfermedad ni defecto físico que le impida el desempeño de las actividades que tiene la Escuela como objetivos.

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