Foto: John Jairo
Bonilla. "...Esta canallada contradice la esencia ética de la corrida, su
razón de ser, el principio fundamental que ha justificado su vigencia
milenaria. El toro muerto en el ruedo, con ceremonia, con respeto, en franca
lid, cara a cara, honorablemente, cruzando armas, defendiendo su vida en
condiciones de igualdad..."
Jorge Arturo Díaz Reyes Cali, 01 marzo. El diputado andaluz por el partido antitaurino
“Podemos”, Rafael Alonso Luna Murillo, ha condicionado su voto, sí a los toros,
a cambio de que se hagan una serie de reformas litúrgicas y doctrinarias al
rito. Mejor dicho; a que los taurinos abjuren de sus principios para ganar la
bendición redentora que ofrece. O si no, no.
¡Vete a tomar por culo!
Darían ganas de contestar, si fuera uno el interrogado. No es el caso. Pero
tampoco da para menos, pues entre las “humanitarias” modernizaciones y
prohibiciones que intima, don Rafael incluye adulterar el sacrificio
ceremonial, el acto mayor, la suerte suprema, convirtiéndola en una vulgar
ejecución de matadero, mediante el uso de la infame “Pistola de perno cautivo”,
arma de matarife, que a diario se utiliza por cienmiles para masacrar ganado
manso destinado a las mesas de los piadosos protectores de animales. ¡Cuánta
sinceridad!
Pero continuemos con la
pistola de marras, la cual él aspira reemplace la puntilla y seguramente la
espada. Como ya desafortunadamente se ensayó en el ruedo (novillo en pie),
durante el primer festejo de la pasada feria de Manizales (Colombia),
provocando asombro y repudio.
El vil artefacto tiene dos
versiones; penetrante y no penetrante. Se dispara sobre la testuz del indefenso
animal, aturdiéndolo, noqueándolo, para de inmediato arrastrarlo inconsciente a
un lugar escondido, degollarlo y descuartizarlo. El objeto es tapar, ocultar.
Que la gente no vea la muerte, que la ignore. Ojos que no ven
corazón que no siente, dirán. ¡Qué
humanitarismo!
Esta canallada contradice
la esencia ética de la corrida, su razón de ser, el principio fundamental que
ha justificado su vigencia milenaria. El toro muerto en el ruedo, con
ceremonia, con respeto, en franca lid, cara a cara, honorablemente, cruzando
armas, defendiendo su vida en condiciones de igualdad.
Pues la corrida, aun siendo
cruenta, es ante todo un acto de comunión con la naturaleza. Comunión, y contrición,
digo, porque el toro de lidia es el único ser que hoy en día el hombre mata con
honor, con decoro. A todos los demás, los asesina por miríadas,
utilitariamente, atrozmente, en condiciones de indefensión, mansalva vergonzosa
y cobarde superioridad.
La propuesta de Podemos es
indecente, ofensiva, inaceptable. Mejor, que continúen votando en contra. Qué
importa. Somos o no somos. Al fin y al cabo, a la gente se le mide también por
los adversarios que tiene.
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