Aviso pegado en la fachada de la Santamaría
Julián Parra Díaz. Atropellando la historia de 84 años y burlando
el fallo de la Corte Constitucional que estableció en sentencia que el uso de
La Santamaría es la de ser plaza de toros, el Alcalde de Bogotá de manera
obsesionada, provoca que la plaza no sea reforzada estructuralmente, sino dotada
como escenario deportivo.
Observando el aviso de LA CURADURIA URBANA (P) NUMERO 4, vemos como claramente se quiere alterar el uso para el que fue destinado el inmueble que se llama desde hace 84 años PLAZA DE TOROS DE SANTAMARIA.
Encontramos que en el ítem TIPO DE SOLICITUD,
aparece dizque LICENCIA DE CONSTRUCCIÓN, cuando la plaza no
necesita ningún tipo de construcción sino un reforzamiento estructural. Ni hay
que quitarle, ni hay que añadirle nada a la plaza.
En el ítem USO (S), aparece como DOTACIONAL
EQUIPAMIENTO DEPORTIVO Y RECREATIVO – ESCALA METROPOLITANA. Este es un
escenario que fue creado para lidiar toros de casta, no para escuelas de alto
rendimiento deportivo.
En el ítem NUMERO DE PISOS PROPUESTOS,
aparece dizque 4 PISOS. No se necesita ni uno, ni cuatro,
simplemente el número de graderías con las que cuenta actualmente; así ha
venido funcionando toda la vida.
Para ilustración de los lectores y de quienes
pretenden alterar el uso de LA PLAZA DE TOROS DE SANTAMARIA, nos
apoyamos en el concepto técnico y profesional del Ing. Civil Jairo
Rodríguez Porras quien dice textualmente:
El reforzamiento estructural es la actualización a las
normas sismo resistentes actuales (NSR10) a las cuales por ley todo edificio
público debe acogerse como garantía para las vidas de las personas ante la
presencia de un movimiento sísmico. Para esto se debe contar con un estudio de
vulnerabilidad sísmica y con un diseño estructural.
La remodelación es una renovación arquitectónica de un
inmueble que busca satisfacer un cambio de uso del mismo, una actualización de
sus acabados, obtener áreas adicionales o subdividir las existentes, etc. Pero
no es nada que sea esencial para la conservación del inmueble, ni para
salvaguardar las vidas de las personas que lo habitan o que hacen uso del
mismo. Por esta misma razón las autoridades encargadas de dar las licencias
para las remodelaciones (curadurías, secretarias de planeación) son muy
recelosas de otorgarlas cuando se trata de un monumento nacional.
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