lunes, junio 22, 2015

ARRUZA pensó que lo lincharían en Valencia



Una multitud lo esperaba fuera del coso


César Dao Colina.  LA TACITA de Camoruco,  llamaban a la ya legendaria Arenas de Valencia. En sus mejores momentos se dieron citas figuras del Toreo, entre ellas, Carlos Arruza, un mexicano con sangre hispana quien marcaría época con Manuel Laureano Rodríguez Sánchez, “Manolete”, llenando las plazas en el orbe taurino con singular rivalidad; Arruza,  camino, lleno de premios en el climax de su carrera y con un pasodoble que rompe las fronteras de la emoción, se llevó uno de los mayores sustos de su vida en esta ciudad

No deja de obligar el recuerdo, que, otra figura, César Girón, tomó la alternativa manos de este hombre en la plaza de Barcelona atestiguando la ceremonia Parrita y, Arruza, al igual que César, moría en un accidente de carretera. Dos nombres, dos luces para las luminosas luces de la torería!


Bronca y fuego en Arenas de Valencia

NO siempre la aguerrida afición carabobeña salía toreando emocionada de la arena de San José, como igual la rotulaban los aficionados. El toro y el torero, danzan entre un drama real, entre la cara y la cruz del azar riesgoso, donde media el vuelo de las guadañas de la muerte y no precisamente en un vil espectáculo romántico  como pretendió calificarlo un intelectual de estas esquinas con su virotismo- (entono, presunción)- enfermizo y ácido.

Hubo plurales jornadas plomizas, de fracaso ruidoso, ante toros cuneros y a toda punta, donde, el soberano, se enfurecía, de tal manera, que en muchas tardes, y no contadas, procedían a prenderle fuego a los tendidos del circo queriendo, a su vez, pasar por la piedra a aquellos diestros que quisieron y no pudieron; o, al contrario, pudieron y no quisieron. La lista es muy larga, y, más, cuando repasamos las reseñas de aquellos tiempos

Arruza: me va a dar chicharrón...

DAR o darle chicharrón, equivale, a decir en México, a que te van a matar o a linchar. Y, esa expresión, fue la que llegó a pronunciar El Ciclón Carlos Arruza, cuando actuó en la esquina entre Camoruco y Navas Spinola.

LA NOTA amarga  de mansedumbre la había puesto, en aquella tarde soleada, los toros guayabiteros,  uno de los astados que correspondía al lote de Carlos se quedó emplazado en la manga de los chiqueros y se negaba a salir al redondel  y no hubo manera ni forma de poder echarlo a la arena

*EL PÚBLICO, de pie, enfadado, enervado hasta el mayor grado, comenzaba a tirarle objetos a las láminas que conformaban el oblongo techo del coso camoruqueño e insultaban al ganadero, a los empresarios, a tantos otros.

ARRUZA, precedido de una fama cristalina, observando tamaña crispación por lo desafortunado de las actuaciones de sus otros compañeros, le dijo a Aguilita , su banderillero de confianza prepárate, manito, porque seguro que a la salida nos van a dar un buen chicharrón . Los dos enmudecieron

¡Y la paradójica sorpresa!...

TERMINADA la corrida, Arruza y su cuadrilla, vuelan y ya montados en el coche que los conduciría al famoso Hotel Victoria, frente a la Plaza Bolívar- o, Plaza de Bolívar- como igualmente le decían, solo atinaba a repetir; viste, buey, aquí, no nos salvamos, nos va a dar chicharrón.

LA TURBA, abre la puerta donde está sentado Carlos, y con maniobras cuasi violentas lo sacan- ¡y, ah, sorpresa mayúscula!- lo cargan a hombros, cuando una voz ronca y alquitranosa, le grita:- “No se asuste, mi matador, nosotros no somos ningunos perros rabiosos y sabemos que usted no tiene ninguna culpa; ha estado muy valiente ante el primero y el segundo no quiso salir, no es su culpa; ese ganadero no vuelve más pá cá más nunca”- .

Y, el corajudo torero mexicano, súper sorprendido por esta inusual y rara conducta de un publico, se lo llevaron en volandas hasta El Victoria, Arruza, no se cansó de contar este suceso por todo el mundo  que fue suyo.

COMO nota curiosa, este toro de Guayabita, que no quiso salir al ruedo, a las semanas fue lidiado en Caracas por el espada español, Valentín Ritoré.

Una plaza /vaya locura/a hombros el mexicano/cundió la cordura


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