VISITE EL PAIS. Discutir se puede si su toreo tuvo
calibre o no para gozar de la gloria; pero lo que es indiscutible es que es un
torero valentísimo, que le funciona la cabeza, y que tiene metido en el seso
las cuatro reglas del toreo. Esas tan básicas que casi nadie las cumple porque
exige colocarse donde los toros cogen, situarse en el pitón contrario, muy
cruzado, para torear en redondo, ceñidísimo, y sentir la respiración del animal
y, en la piel, la rozadura caliente de la pala del pitón. Y esa experiencia tan
íntima y personal se traslada como un cohete a los tendidos, que notan al
instante la tensión.
Ese
fue López Simón, que se entretuvo en dictar una lección magistral de cómo hay
que colocarse en la cara de los toros, de lo que significa cruzarse y cómo se
gesta la emoción en una plaza.
Es
este un torero con apariencia de frialdad —recuerda en sus formas a Talavante—,
que planta las zapatillas en la arena y los muletazos surgen ceñidísimos y
auténticos. Por ajustados estatuarios comenzó su primera faena, conjuntados con
otro del desprecio, dos remates y uno de pecho que sirvieron de esperanzada
carta de presentación. Aprovechó la casta mansa del toro para prenderlo en la
muleta y lucirse por ambas manos. Tan ceñido estaba en una de las tandas que se
quedó sin espacio para el remate y fue arrollado sin consecuencias.
De
diferente condición era el sexto, suelto en el caballo, con la cara por las
nubes, sin clase y aviesa condición. Pero López Simón tenía en la mente la
puerta grande, se metió entre los pitones, aguantó gañafones, le obligó a
embestir y ganó la pelea. No fue una faena de muletazos limpios y ligados, sino
la lucha (lidia) entre un valiente y un toro con genio. Pinchó antes de la
estocada, pero la verdad, esa que tan poco se prodiga, tiene su premio. El 2 de
mayo no pudo salir a hombros porque tuvo una cita en la enfermería, pero esta
noche tocó la gloria con sus dedos.
Valientes
y afanosos, también, sus compañeros. Galván tiene buen trazo, destacó ante el
muy noble y flojo primero; y aburrió ante el soso cuarto. Barrio lo intentó de
veras, pero le pueden los vicios de la modernidad. Ojalá aprendiera que el
toreo verdadero es el de López Simón y no el suyo.
Toros de Las Ramblas, bien
presentados, mansos, blandos y nobles.
David Galván: —aviso— estocada (ovación); —aviso— tres pinchazos y tres descabellos (silencio).
Víctor Barrio: estocada (ovación); estocada perpendicular (ovación).
López Simón: estocada caída (oreja); pinchazo y estocada (oreja). Salió a hombros por la puerta grande.
Plaza de las Ventas. 24 de mayo. Decimoséptima corrida de la feria de San Isidro. Tres cuartos de entrada.
David Galván: —aviso— estocada (ovación); —aviso— tres pinchazos y tres descabellos (silencio).
Víctor Barrio: estocada (ovación); estocada perpendicular (ovación).
López Simón: estocada caída (oreja); pinchazo y estocada (oreja). Salió a hombros por la puerta grande.
Plaza de las Ventas. 24 de mayo. Decimoséptima corrida de la feria de San Isidro. Tres cuartos de entrada.
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