La Real institución dedica cientos de miles de euros en el mantenimiento de todas las instalaciones del coso
Fernando
Carrasco Fernan_Carrasco / sevilla ABC. Es uno de los monumentos
más emblemáticos de la ciudad, que trasciende lo meramente taurino. La
plaza de toros de Sevilla, enclavada en el otrora arrabal del Arenal, mira
al río Guadalquivir, lo primero que ven los diestros que tienen la fortuna de
salir a hombros por su Puerta del Príncipe.
Sin lugar a dudas, su estructura arquitectónica llama
poderosamente la atención y se puede escribir que es la joya de la Real
Maestranza de Caballería, su propietaria. Durante 120 años se fue
construyendo este singular edificio para que quedase tal y como hoy lo
conocemos.
Pero no basta sólo con erigirlo y darle uso. Tiene que
lucir de manera esplendorosa cada año no sólo para la celebración de
festejos sino para los cientos de miles de visitantes que acuden anualmente a
contemplar su museo –uno de los más visitados de la ciudad–, sus tendidos, su
incomparable ruedo y aquellas dependencias que sorprenden a propios y a
extraños.
Para ello, una ingente labor la que realiza cada año la
junta de gobierno de la Real institución, cuyo teniente de Hermano Mayor es
ahora mismo el Marqués de Puebla de Cazalla. Porque la Real Maestranza
invierte cientos de miles de euros en el mantenimiento, conservación
y mejora de todas las dependencias de este singular coso taurino [vea los trabajos
de mantenimiento, en una fotogalería].
Así, un completo equipo se encarga de ello, conformado
por el arquitecto conservador, José Antonio Carbajal; un aparejador, Juan
Manuel Macías; el diputado de Plaza, Marqués de la Peña de los Enamorados,
y un conserje de Plaza, José Manuel Benjumea.
A ellos hay que añadir una serie de empresas que actúan
anualmente en la plaza: albañilería, fontanería, electricidad, carpintería,
pintura y mantenimiento de la enfermería de la plaza.
Con todo ello, se procede al
acicalamiento y mejora de todas las dependencias de forma habitual y que
cobra mayor relevancia en cada inicio de temporada, como pudieron comprobar los
que acudieron al coso del Baratillo el pasado Domingo de Resurrección.
Porque hay una serie de tareas y obras de mantenimiento y
mejora que son anuales y fijas. Así lo refiere Federico Marugán, gerente de la
Real Maestranza en un recorrido por las entrañas del coso. Todos los años se
pintan rejas, puertas, pasillos interiores, servicios, dependencias y, por
supuesto, la fachada exterior al completo. Hasta el último recodo del
edificio. «Prevalece la excelencia y la calidad», señala. Y no es para
menos. Por ejemplo, en cal y pintura se utilizan cada año 20.000
metros cuadrados, lo que equivale a casi tres campos de fútbol, para que
nos hagamos una idea.
Pero también cada año se repasan aspectos que pueden
pasar desapercibidos para el espectador y visitante, tales como mantener los
números de los asientos, repaso de albañilería de la plaza, todo lo
relativo a las tejas de la parte alta del edificio, la azulejería (que
se mantiene como antiguamente), los toldos y su estructura…
Chiqueros
y enfermería
Otros dos lugares emblemáticos de la plaza de toros de
Sevilla son los chiqueros y corrales, esto es, donde se reconocen los
toros y donde están descansando hasta que salen al ruedo, y la enfermería.
Con respecto a los primeros, la Real Maestranza procede a
cambiar anualmente la arena de los corrales de reconocimiento así como a
repasar portones, cuerdas, engrasar cerrojos y cuidar el suelo de cada
uno de los chiqueros, que cuentan con dos estancias, una primera de entrada o
salida y una segunda donde están el comedero y abrevadero para la res.
En cuanto a la enfermería, consta de tres quirófanos,
posiblemente de los mejores equipados en toda Sevilla. Se procede, antes del
inicio de la temporada taurina y bajo la supervisión del equipo médico del
coso, a cuyo frente se encuentra el cirujano Octavio Mulet, a la revisión
de medicamentos, mantenimiento y renovación de los equipos y material de
quirófano.
Tablas
y albero
Uno de los aspectos fundamentales de plaza de toros de
Sevilla reside en el albero del ruedo y en las tablas que circundan
éste. Aquí también los maestrantes son meticulosos y no reparan en gastos, como
en el resto del edificio.
El albero se trae expresamente de las canteras de Alcalá
de Guadaíra y se renueva todos los años. Se utilizan entre 250 y 300
toneladas de esta tierra singular que dota a la plaza de ese colorido tan
característico y único. Como escribimos, se cambia todos los años y se guarda
un remanente importante que se utiliza en cada festejo por parte de los
areneros para reponer si hiciese falta.
Las tablas también son parte
importante. Son un total de 1.978 tablones que conforman la parte del
ruedo, barreras y burladeros. Son de pino de Flandes y se trata en lo que se
llama como «autoclave» para una mayor resistencia. Todos los años se repasan y
se pintan. Y cada tres años, aproximadamente, se cambian. Una labor
ardua pero que no escatima, desde que se construyó el coso, la Real Maestranza
de Caballería.
A todo ello hay que añadir el mantenimiento del Museo,
las dependencias del patio de caballos (donde se encuentran las cuadras y
boxes) la capilla y los aseos (consta la plaza de un total de 37).
Inversiones
en tres años
Pero aun así, la Real Maestranza de Caballería de Sevilla
sigue mimando a medio plazo este magnífico edificio. Próximamente se acometerá
la restauración de las cubiertas de la plaza, concretamente en la zona
de las gradas. Para ello ya se están llevando a cabo los pertinentes estudios.
Es por eso que para el próximo año se va a realizar un
esfuerzo importante en materia económica, ya que se invertirán, en los próximos
tres años, alrededor de 1,5 millones de euros anuales para la mejora,
conservación y mantenimiento de la plaza. «Hay que hacer las cosas y se hacen»,
se suele decir en la Real corporación. Y todo ello sin contar con todo el
montante destinado cada año a obras benéfico sociales, fundaciones,
publicaciones, colaboraciones con instituciones culturales, educativas… Una
institución sin ánimo de lucro que invierte no sólo en la plaza de toros sino
en todo aquello que pueda revertir en beneficio para Sevilla.
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