Pedro León Zapata, durante 50 años publicó sus caricaturas en el diario El
Nacional. Fue siempre izquierdista pero falleció en su cama haciendo oposición
a los gobiernos de Chávez y Maduro.
Por: Leopoldo Ramírez
“Tovar
y La Grita son las reinas de la cultura”, frase que se convirtió en santo y
seña del periodista, autor de estas notas y del afamado y brillante periodista Pedro León Zapata.
El recién fallecido
caricaturista Pedro León Zapata con más de cincuenta años de notable
labor en el prestigioso diario “El Nacional“
del escritor Miguel Otero Silva, es
nativo de esta simpática y culta población tachirense: La Grita. La misma que es aposento del milagroso Cristo Redentor.
El artista visitaba con
cierta frecuencia la tierra del Mocotíes. Quizás desde 1974 cuando el escritor
y abogado Rafael Ángel Gallegos Ortiz
le invitó a un Foro de Intelectuales que perseguía con denodado esfuerzo la creación en Tovar de una
extensión universitaria.
Desde ese entonces,
figuras del arte como Jesús Soto, Carlos Cruz Diez, Morella Muñoz,
el arquitecto Fruto Vivas (también
nativo de La Grita), Alirio Díaz y
tantos otros se convirtieron en amigos visitantes de ese anfitrión de lujo
llamado Iván Vivas Garí.
No resultaba asombroso que
estos señores se pasearan por calles y plazas tovareñas ante cierta curiosidad (en
las primeras de cambio) de los numerosos paisanos amantes de las buenas costumbres y del
arte popular.
La mansión de Vivas Garí situada en la urbanización
El Llano se convirtió en sitio exclusivo de reunión de artistas que igual declamaban poemas, pulsaban una
guitarra y cantaban a dúo como Morella Muñoz
y Jesús Soto con el acompañamiento
musical del caroreño universal Alirio Díaz.
Pedro
León Zapata de amena y prodigiosa conversación visitaba
sitios populares tovareños para tomar una
deliciosa pisca andina, frugal desayuno
en el mercado municipal; un suculento
mondongo donde la “chata“ Virginia
en el sector populoso El Añil .También
las tradicionales “vitaminas” reconstituyentes en el Rinconcito Andino, herencia costumbrista de Don Ramón Méndez en la calle Bolívar.
Al caricaturista le causaba
mucha gracia, la ocurrencia de muchos
paisanos que “aseveraban que los domingos
religiosamente almorzaban en la parrilla de Carlos porque era muy casera“. Abandonaban
durante un día el fiel hábito hogareño para consumir “comida casera” en otras latitudes.
El santo y seña “Tovar y La Grita, reinas
de la cultura” se refería al apego
terrenal a dos lugares privilegiados de
los andes venezolanos.
Recuerda el periodista la última vez que vio personalmente a Pedro León Zapata en el aeropuerto Simón Bolívar, le gritó a cierta distancia el santo y seña de los
pueblos amantes de cultura.
En cinco ocasiones estuvo en
la Sultana del Mocotíes este ilustre personaje que nos abandonó recientemente.
Inicialmente con su compañera mejicana y luego, ya casado, con la periodista Mara Comerlati. Visitas que ocurrían
para vacacionar y alejarse del mundanal ruido caraqueño.
Nos recordaba, su amigo Iván Vivas que en una ocasión subieron
al Pico Espejo y una hija de Zapata sufrió quebrantos de salud. Recurrieron
al médico vecino, Gabriel Quintero de La Parroquia merideña y éste sugirió llevar la
jovencita a un hospital aquejada de
dificultades respiratorias. La permanencia
se alargó por unas cuatro horas en el dispensario de los Seguros Sociales. Iván Vivas salió a buscar de
madrugada algo de comer y cuando regresó
observó una cola en el ambulatorio. Médicos, enfermeras y personal requerían de
un autógrafo del reconocido artista Pedro León Zapata, algunas damas corrieron con mejor suerte, pues les obsequio bellas caricaturas
elaboradas en el acto.
El artista que tenía siempre
una salida ocurrente en sus conversaciones lo que causaba hilaridad a sus
contertulios. Reía cuando recordaba una anécdota que le contaron en el viejo club Mocotíes de “Tovar”: El farmaceuta Rafael Pulido Hernández, director del
club, muy severo en el cumplimiento de las normas para acceder al
establecimiento social. Una vez se presentó en la puerta del club social el comerciante
(vendedor de telas) Guillermo Montoya en compañía de una damisela de la “casa de la cultura” con la finalidad
de bailar en ferias tovareñas. El doctor Pulido
se acercó a Montoya y le advirtió que no
podría entrar con esta señora pues
“era de dudosa reputación”.
El comerciante con cierta sonrisa,
le responde: ”Mi compañera es prostituta.
Pero las damas que han entrado anteriormente, sí que son de dudosa reputación“.
Contaba el artista Zapata que al llegar a Caracas los nativos se burlaban de las
delgaditas arepas andinas de La Grita.
Y este reclamaba que las caraqueñas eran gorditas pero los comensales les
sacaban la masa con mucha prontitud.
Y Finalmente otra anécdota:
El periodista, autor de estas páginas, le entrevistó para radio
Occidente, después de un preámbulo laudatorio sobre la trayectoria del
artista, le pidió amablemente que saludara a los oyentes radiofónicos. Pedro
León Zapata observó fijamente al periodista y solo atinó a responder: “Hola”.
ARTISTA ANDINO
Pedro León Zapata Monroy,
nació el 27 de febrero de 1929 en La Grita (Táchira) Su padre, el Coronel León
José Zapata y su madre María Lourdes Monroy.
Estudia primaria en
el Colegio Chile, La Candelaria en Caracas. Culmina su bachillerato en el Liceo
San José de Los Teques. Estudia Artes Plásticas en Caracas y publica su primera
caricatura en el semanario “Fantoches”, de Leoncio Martínez y Aquiles Nazoa. Se hizo amigo de
Jesús Soto y Carlos Cruz Diez; funda el
Taller “La Barraca” en Maripérez y en 1947 viaja a Méjico para aprender técnicas
muralistas en el Instituto Nacional de Méjico y en taller de Siqueiros. Laboró como
profesor en Acapulco. Mientras vivió en el país azteca no hizo caricaturas.
Regresa a Venezuela
en 1958 e ingresó como profesor en la
Universidad Central de Venezuela y la Escuela de Artes Plásticas Cristóbal Rojas.
En 1965 el escritor
Miguel Otero Silva quiere recuperar el género de la crónica en el diario “El
Nacional” y le contrata en compañía de Aquiles Nazoa, Jesús Sanoja Hernández, Aníbal Nazoa, Ludovico
Silva, Luis Herrera Campíns y otros de esa talla intelectual.
En 1970 dirigió la
revista “El Sádico Ilustrado” con Salvador Garmendia, Simón Díaz, Luis Britto
García, Elsa Lerner y Rubén Monasterios.
Durante 50 años
publicó sus caricaturas en el diario El Nacional. Fue siempre izquierdista pero
falleció en su cama haciendo oposición a los gobiernos de Chávez y Maduro.
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