jueves, febrero 05, 2015

MORANTE de La Puebla... el misterio prohibido de la exactitud en el hacer



Jesús Araujo “Castoreño”

Sevilla, con su torre antiquísima repleta de oro americano, su plaza de toros del baratillo, las remansas aguas del Guadalquivir de  su mítico y mimado Curro Romero, es cuna de un torero nacido en la Puebla del Rio llamado José Antonio Morante a quien artísticamente le llaman Morante de la Puebla.


Ha querido RAMGUERTAURO en la persona de Ricardo Ramírez Mora, traer a Mérida a este exquisito coleta  dado el palmarés de triunfos, muchos sin orejas de este ungido con el aceite antiguo de los elegidos.

Cada cierto tiempo surgen figuras que rompen en la estelaridad del oficio, Morante calladamente llegó al estrellato gracias a esa calidad  incopiable con la que realiza  su toreo y que los entendidos aplauden, siguen y admiran.

De la Puebla es un torero que habla al hacer, con la capa, toma la fucsia tela con la punta de los dedos y deja desmayar el trapo sobre sus rodillas con tal plasticidad que el lance se convierte en pasión con tintes de estatua, ejecutando medias verónicas que enmudecen y hasta revoleras que sorprenden.

Sus chicuelinas, a la altura de la rodilla son contrarias a las de Camino y muy semejantes a las de un Romero y como dicen los taurinos mascullantes... no hay desperdicio.

Ahora bien, si esas virtudes las tiene con la capa que opinan Uds. con la muleta?
José Antonio tiene la virtud de compaginar hechuras, andares, pellizcos, gracia y quietud que le dan paso al sentimiento y al arte, pues su derechazos, tan lentos como una procesión de tortugas, nada le envidian a su toreo al natural donde el Sevillano pareciera detener la respiración de lo presentes con ese mortal temple lento que emboba y bobalicona, pudiéndose oír el ruznar de los insectos en vuelo y el tic tac del reloj en las muñecas.

Las cantábricas aguas que antesalan al mediterráneo, en su inmensidad, llevan sobre sus olas el arte de Morante que viene a atracar en playas caribeñas para gusto y satisfacción de los públicos de este lado del charco, pues su entrega lleva tinte de calidad como un  área de Placido Domingo, un manchón de oleo de un Siqueiros, una tonada de la Pantoja o las cuatro orejas y los dos rabos de César en Sevilla.

Mérida tiene una vez mas el honor de  que Morante de la Puebla adorne las marquesinas taurinas con su nombre, eso querido lector es estelaridad, gracias a la iniciativa de RAMGUERTAURO que le da a la ciudad “pedazo” de gusto, por eso y por muchas razones, debemos apoyar a la empresa que hace tremenda inversión por mantener el piso solido del ferial, olvidando trivialidades que le dan importancia a unos don nadie, quienes, gratuitamente y por gusto personal, quieren imponerle sus ideas a la masa, pues recordemos una vez más, que cultura es toda aquella disciplina que reúne masas de gente para rendirle culto a la misma... culto... cultura.

Esperemos pues que la bravura dispuesta para las actuaciones de Morante en Mérida embista a sus telas toreras para “hartarnos” de buen torear, ojala la suerte, esquiva y escogedora, permita que él de la puebla interese carnes con la daga mortal para que su nombre aparezca de nuevo en la FIS 16 para gusto y regusto de los públicos de Venezuela, pues a la plaza, van miles de aficionados de todo el país... recuerden… En tendidos y barreras, demostremos el civismo Merideño para grandeza del gentilicio... va por Uds. Castoreño en mano!!!


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