Y LOS NIÑOS gritaban: “llego el circo, llego el circo”

El payaso Jesús Medrano era el mimado del circo porque estaba unido sentimentalmente a Kira Bells, propietaria del circo azteca.

Especial/Leopoldo Ramírez. Traviesos, trashumantes como gitanos con sus altavoces llegaban a mi  pueblo los maromeros, artistas de circo con sus exóticos  animales salvajes para goce y deleite de la niñez, adolescencia y hasta los  más adultos que observaban con cierta admiración a estos vagabundos del arte por las calles empedradas de callejas andinas.

Si nos remontamos al siglo pasado cuando nuestros hermosos pueblos montañeros no gozaban de los avances científicos de la radio, televisión, internet, la llegada de estos personajes con tantos kilómetros a cuestas; con tantas experiencias de mundo nos fascinaban.

Adolescentes que despertaban sus deseos corporales en unos pueblos con  ríos sabrosos  pero ausentes de mujeres con poca ropa. La cuestión moral, de nuestras jóvenes pacatas que sonrojaban con solo mirar un traje de baño. Muchachada que  admiraba  a pocos metros de  aquellas distantes artistas luciendo sus atuendos y sus apetitosos cuerpos.  

!Toda una revelación ante nuestros inocentes  ojos  párvulos! 

Pueblos andinos que obtenían sus ingresos con el cultivo del café (el oro verde) y con una moneda tan fuerte como el bolívar permitía que las caravanas circenses se detuvieran por muchos días en estos alejados poblados. Cualquier cambio con sus monedas de origen resultaban harto provechosas.

 FAMOSOS CIRCOS EN TOVAR

Quizás el circo más famoso que haya pisado suelo tovareño haya sido el Circo Razzore. Aunque nos visitó en dos ocasiones recordamos su última presentación 1953, ya menguado y apenas recuperado de su tragedia.

Con tristeza nos trasladamos al pasado  al señalar que Emilio Razzore adquirió en Cuba un barco que había sido el yate presidencial hondureño y convertido en buque de carga  partió el 28 de agosto de 1948  del puerto cubano de Marielos y el primero de septiembre a solo 50 kilómetros de Santa Martha, Colombia fue sorprendido por un ciclón falleciendo toda la tripulación con sus artistas y los animales.

Emilio Razzore se salvó porque había viajado anteriormente en avión y perdió a su esposa, hijos y sobrinos. ”El mar se llevó mi vida” confesó en forma desgarrada.

En esa segunda ocasión el Circo Razzore llegó a Tovar en su viaje de despedida porque Don Emilio no soportó tanta tragedia y tristeza.

Los circos llegaban a La Plazuela de Tovar y una vez instalada la carpa recorrían las calles con sus artistas y animales y estos recorridos promocionales constituían para la chiquillada un espectáculo anticipado.

Muchas carpas circenses  son dignas de ser recordadas en este reportaje pero trataremos de ser breves.

Egred Hermanos, el más famoso circo colombiano fundado en 1938  estuvo en varias ocasiones y recordamos a un payaso llamado Toribio con su chiva Rosenda, un animalito que “hablaba a los niños” y era todo un espectáculo. Este cucuteño de apellido Arboleda  gustaba enormemente de los tragos y cerca de La Plazuela existían una serie de taguaras donde se bebía buen ron y aguardiente andino.

Arboleda cultivó amistad con los tovareños que frecuentaban esos sitios: Nano Abreu, Argenis Sánchez y el profesor Henry Ramírez Rey. En algunas ocasiones el payaso se hacía acompañar en los bares de la chiva  y el día que el circo se marchó de Tovar no apareció ni Toribio ni Rosenda.

Sucedió que los artistas  y los tovareños estaban en el Páramo de Mariño degustando unos miches callejonero y un sabroso hervido de gallina mientras admiraban la neblina de la Laguna Blanca.

El payaso Arboleda abandonó el circo regresó a Cúcuta y para pagar los últimos tragos vendió  su chiva habladora.

El circo Australiano  trajo a Tovar las artistas más bellas, unas rubias portentosas que al descubrir los pozos en el río Mocotíes se bañaban allí  ligeras de vestimentas  y aprovechaban las límpidas aguas para lavar los peroles de cocina y hasta sus vestidos.

No se había extendido el rumor en el barrio El Añil que las australianas se bañaban desnudas cuando presurosamente corrimos hacia el rio los chamos de la época: Gonzalo Sánchez, Lorenzo Cortez, Toño Chuecos Quiñones y hasta el redactor de estas notas. No habíamos llegado al pozo La Coriana cuando un piquete policial  comandados por “Pichirilo” (el terror de los traviesos jóvenes) nos frustró un espectáculo, tipo censura C.

 

El Circo Zamudio Hermanos nos deparó una agradable sorpresa al llegar a Tovar con una orquesta dirigida por un  conocido músico casado en esta ciudad y que esta ocasión laboraba en la Banda de Barinas.

Vicentico Rodríguez, trompetita, fue contratado en Barinas para acompañar este circo  hasta su arribo a Cúcuta debiendo recorrer los pueblos de Timotes, Mérida, Tovar, La Grita, San Cristóbal.

Una curiosa agrupación  musical infantil integrada por los cuatro hijos  tovareños de Vicentico cuyas edades oscilaban entre los nueve y doce años.

Enrique al trombón; Antonio  en el clarinete; Francisco al bombardino y Vicente Eli en la trompeta.

DE MEJICO CON CARIÑO

Uno de los circos de más grata recordación fue la visita del circo mejicano los Hermanos Bells, fundado por Ricardo Bell, el payaso que divirtió al presidente mejicano Porfirio Díaz y éste manifestaba “Bells es un payaso más popular que el  “tequila”.

El alma del espectáculo era sin dudas Chuchin,  payaso que recorría todos los escenarios y en el trapecio cantaba un tema muy de moda por los años 1970 y popularizado por su paisano Javier Solís.

A oscuras y solo iluminado por un reflejo de luz, acabado en circulo que destacaba a Chuchin entonando la melodía de Fernando Maldonado “Payaso”… en cofre de vulgar hipocresía ante la gente oculto mi derrota.

Finalmente, un payaso y malabarista llamado Popeye,  en la vida real, Josué Amaral nos llego a Tovar integrando  el Circo Royal.  Había recorrido el mundo desde que salió de su natal Lisboa. Y  falleció en 1993, a la edad de 83 en el hospital San José de Tovar. Sus restos reposan en el Cementerio de El Añil