Foto. Leo Ramar. Soto con Nora Amaral Fundadora del Ateneo |
Nota al margen. El amigo, el periodista Leopoldo Ramírez desde hoy tendrá en este blogs una ventana al mundo para
sus interesantes reportajes, crónicas e informaciones. -Publicad@s en el Diario
Frontera de Mérida- Hoy le llevamos la crónica que
“Leoramar” le dedicó a su amigo el artista Jesús Soto.
Por:
Leopoldo Ramírez
El artista, Jesús Rafael Soto es la máxima representación
del cinetismo, o arte en movimiento de la plástica nacional y quizás con Arturo Michelena o Armando Reverón conforman ese trío maravilloso en la escena
cultural venezolana.
En esta ocasión ofreceremos
a los lectores una imagen distinta pero no menos apasionada de este guayanés
que se aventuró a vivir en París en
la década del cincuenta para ampliar sus conocimientos pictóricos tras sus
estudios en la Escuela de Bellas Artes
de Caracas.
En la ciudad luz, parisina,
estudió a Calder, Vasarely, Mondrián y conoció de cerca a sus paisanos “Los Disidentes” Alejandro
Otero, Mateo Manaure, Pascual
Navarro y el tovareño Elbano Méndez
Osuna, entre otros.
Pero necesitaba subsistir
porque el arte plástico no ofrecía en sus inicios el dinero para residir en esa
capital europea. Sus conocimientos de guitarra y su canto se hicieron presentes
en avenidas, Metro, o el barrio Latino.
Una anécdota
interesante refleja en esos momentos sus
actuaciones artísticas en la música. Su madre, Doña Emma Soto en la lejana Ciudad
Bolívar se enteró de los éxitos de su hijo Jesús Soto en París y
pensó en conciertos de guitarra y veladas folclóricas con música latinoamericana.
Sin embargo, el venezolano comenzaba a saborear las mieles del éxito en la plástica,
en un movimiento de moda: El cinetismo,
arte en movimiento.
Integra un grupo de música
latina y le enseña a tocar guitarra a un español que con el tiempo llegó a ser
gran concertista del instrumento de Segovia. Nos referimos a Paco Ibáñez con quien grabo un
compendio de música latinoamericana.
Tocaba y cantaba con un grupo de venezolanos en amenas reuniones
privadas. Prueba de ello, esa magnífica fotografía donde aparece con Elbano Méndez Osuna, en la mandolina; Jesús
Soto en la guitarra, Ángel Hurtado, en las congas y un
maraquero excepcional Oswaldo Vigas.
Jesús Soto grabó dos discos
compactos cantando boleros de Agustín Lara
y música venezolana con el gran guitarrista larense Rodrigo Riera.
JESUS
SOTO EN TOVAR
Corría la década de los
ochenta del siglo próximo pasado y nuestro dilecto amigo Iván Vivas Garí viajó a París
con su paisano el Economista Rodrigo
Guerrero. Allí conocieron a Jesús
Soto y entablaron una entrañable amistad que duró hasta la muerte del
genial venezolano.
Con motivo del Encuentro Cultural Andino que organizó el doctor Rafael Ángel Gallegos Ortiz con miras a lograr una Extensión Universitaria para Tovar
fueron invitados de honor el artista plástico
Pedro León Zapata, el notable
arquitecto Fruto Vivas, el tovareño Carlos Contramaestre, la exquisita
cantante Morella Muñoz y Jesús Soto.
En el coctel de bienvenida
en la casa de hogar de Iván Vivas Garí
el periodista que escribe estas
notas tuvo el inmenso placer de conocer
personalmente a Jesús Soto. Justo en
elmomento que tocaba su guitarra y cantaba a dúo con Morella Muñoz uno de los
boleros más emblemáticos y representativos de la bohemia romántica. “Contigo” de Claudio Estrada y popularizado por Los Panchos.
Cada vez que Jesús Soto venia al país procedente de
Europa o cualquier ciudaddonde expusiera sus obras cinéticas visitaba esta
tierra del Valle del Mocotíes.
Soto
adquirió
un terreno en el sector “Los Espinos” de
Bailadores y en compañía del arquitecto
Fruto Vivas diseñó una casa de campo que aún guarda parte de su
valiosa colección personal.
Ejemplo que años más tarde
siguió otro gran artista, Carlos Cruz
Diez en la simpática Bailadores.
Jesús
Soto
siempre viajaba con su guitarra bajo
el brazo por esos mundos donde le llevaba su magnífica obra.
En muchas de esas agradables
veladas musicales recordaba los boleros de Agustín
Lara, Ortiz Tirado, Juan Arvizu y Néstor Chaires.
Grato es comentar que los
maestros Alírio Díaz, Carlos Cruz Diez y Jesús Soto decidieron festejar y celebrar sus 80 años en esta
ciudad donde hubo derroche de música larense y boleros con el acompañamiento
delas guitarras eximias de Soto y Alirio
Díaz. Auténticos y memorables conciertos
musicales.
Y precisamente en una de
noches de bohemia musical en casa de Iván
Vivas (El Llano de Tovar) se hablaba de organizar una Exposición de obras
Cinéticas de Jesús Soto en el Ateneo de Tovar.
Con asistencia del autor,
las ateneístas Nora Amaral y Marina Moncada propusieron bautizar
este centro cultural con el nombre del asiduo visitante. Jesús Soto aceptó gustosamente por su amor a esta tierra de hombres
amantes de la cultura universal.
Jesús
Soto
se nos marchó físicamente pero en estas tierras del Mocotíes quedó sembrada una férrea amistad del creador con los
noveles artistas que en cada ocasión aprovechaban sus sabios concejos en muchas
charlas y conferencias oían su palabra aleccionadora.
Lejanos están los tiempos de
Soto en París buscando nuevas salidas a sus planteamientos plásticos probando
sobre dos superficies.Una madera rayada y otra rayada en una superficie de
plexiglás o con tres plexiglás
acercándola y alejándolas para conformar su primera experiencia cinética que
bautizó en honor a su maestro Carlos Raúl
Villanueva “La cajita para Villanueva”
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