El día
8 de agosto de 1948 se retransmitió una corrida de toros por televisión, para
ser visualizada por los telespectadores del Círculo de Bellas Artes de Madrid
que habían pagado 15 pesetas. Cuando comenzó la retransmisión, en la pantalla
sólo se veían rayas y ondas, y hubo que devolver los tres duros a las personas
que habían asistido.
Un pequeño grupo de afortunados
pudieron ver en Madrid, durante las primeras pruebas experimentales de la
televisión en España, la retrasmisión de un concurso de «cuadrillas
desentrenadas» que querían ser estrellas del toreo.
«La becerrada, con sus peripecias
cómicas y sus percances, fue retransmitida por televisión»
«La emisión del maravilloso
invento fue perfecta», dijo el semanario «Dígame»
www.abc.es Ni «Gran
Hermano»,
ni «Operación
Triunfo»,
ni «Hotel
Glam»,
ni «La
Isla de los Famosos»,
ni «Gandía
Shore»…
el primer reality show de la historia de España es anterior incluso al nacimiento de Televisión Española y a la
comercialización de los televisores. Se realizó durante las primeras pruebas
experimentales de la televisión en nuestro país, allá por 1948. Su nombre: «
¿Quiere usted ser torero?»
Cuesta imaginarse
este prehistórico concurso en el que un grupo de diestros noveles –o
«cuadrillas desentrenadas, al frente de las que iban tres muchachos animosos», como
describía ABC–
se las veían con una serie de morlacos en la madrileña plaza de Vistalegre,
con la intención de demostrar que estaban preparados ser estrellas del toreo. Y
mucho más que fuera aquel evento el escogido por la distribuidora Rey Soria
Films y la empresa Radio Corporation of America para intentar
realizar una de las primeras retrasmisiones televisivas de un espectáculo al
aire libre.
En 1948 existen
emisiones regulares de televisión únicamente en Estados Unidos y Gran Bretaña.
En el resto de países europeos se llevan a cabo intensas campañas de publicidad
con el objetivo de popularizarla entre los ciudadanos. La primera demostración
experimental pública en España se produjo tan solo un mes antes con motivo de
la XVI Feria Oficial e Industrial de Muestras de Barcelona, gracias a la
empresa holandesa Philips.
Muy poco tiempo después, el 8 de agosto de ese
mismo año, Radio Corporation of America (RCA) y la distribuidora
cinematográfica Rey Soria Films intentan realizar en Madrid, a modo de
experimento, la primera retransmisión televisiva de un espectáculo al aire
libre. Escogieron una corrida de toros en la plaza de Vistalegre, con Rafael
Ortega «Gallito», «Andaluz» y Manolo Escudero en el cartel, a la que se dio por
llamar «La
corrida de la Televisión». Según ABC, «no resultó, por las trazas,
muy famosa, ni en el ruedo ni en la proyección […] Las sesiones de televisión
no dieron el resultado apetecido».
¿Quiere ser torero… de
televisión?
A esta emisión le siguieron las de un combate de
boxeo y, después, el concurso «¿Quiere usted ser torero?». El 24 de agosto ABC informó en
sus páginas de este prehistórico reality show: «Con análogas características con que se inició
el concurso “¿Quiere usted ser torero?”, se celebró el domingo en la plaza
de Carabanchel la segunda prueba de incipientes diestros, corriéndose seis
erales de García Zaballos, que como era su obligación proporcionaron
revolcones y volteretas a granel. […] Las actuaciones de los también noveles banderilleros
superaron a las de los Charlots taurinos. La becerrada, con sus
peripecias cómicas y sus percances, a veces serios, fue retransmitida con éxito
por televisión, a los aparatos receptores instalados en el Círculo de Bellas
Artes, donde los invitados no perdieron detalle del regocijante festejo».
Muy poco tiempo después, el 8 de agosto de ese
mismo año, Radio Corporation of America (RCA) y la distribuidora
cinematográfica Rey Soria Films intentan realizar en Madrid, a modo de
experimento, la primera retransmisión televisiva de un espectáculo al aire
libre. Escogieron una corrida de toros en la plaza de Vistalegre, con Rafael
Ortega «Gallito», «Andaluz» y Manolo Escudero en el cartel, a la que se dio por
llamar «La
corrida de la Televisión». Según ABC, «no resultó, por las trazas,
muy famosa, ni en el ruedo ni en la proyección […] Las sesiones de televisión
no dieron el resultado apetecido».
Otra
crónica, esta vez rescatada de la página cuatro del semanario «Dígame»,
recogía que en dicha sesión privada para la prensa «todas las dificultades por
diferencias de tensión eléctrica que en la primera prueba hicieron deslucirla
estuvieron perfectamente corregidas, y en las pantallas de los receptores,
idénticos a los de uso familiar, se reflejó con absoluta nitidez y perfecto
manejo de planos, las incidencias de la corrida, en la que unos soñadores
trataban de eclipsar a las más destacadas famas toreras». Y concluía que «la
emisión del maravilloso invento fue perfecta, mereció el unánime elogio de
quienes la presenciaron y resultó una magnífica demostración del amplísimo
campo informativo y de entretenimiento que la televisión traerá, y por poco
dinero, a los hogares».
No sabemos si alguno de aquellos primeros
concursantes llegó algún día a tomar la alternativa, pero seguramente nunca
olvidaron que una vez torearon en una de las plazas importantes de la capital,
donde en otras ocasiones lo habían hecho sus ídolos, y que sus faenas fueron
grabadas por las primeras cámaras de televisión de España para este espectáculo
«de entretenimiento» que décadas después pegaría a miles de personas frente a
la «caja tonta».
Estrellas del toreo, no… de la televisión, pue
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