lunes, agosto 25, 2014

NITO LÓPEZ...el plausible historial de un apasionado por la fiesta



***A la memoria de quien sembró fiesta Brava hasta en los más recónditos Pueblos del territorio nacional.-

Por: Jesús Araujo “Castoreño”

Me encontraba en la primogénita Cumana cuando el tintinar  picante del teléfono, muy temprano me sorprendió...Castoreño, murió su compadre Nito.

La duda me asalto pues no supe quien fue el mensajero, cosa que me empujo a llamar a otros amigos para qué me confirmaran la noticia.

Infausto día y aciaga tarde pues la lejanía no me permitía a  asistir a sus exequias, recordando que días antes me había llamado para saludarme e invitarme a pasar unos días en la cálida y anchurosa Barinas.

Manuel López Huggins nació en Mérida y desde muy niño se aficiono a los toros  gracias a un tío que amaba la fiesta, quien, en una oportunidad que armo una plaza portátil en el llano grande de Glorias Patrias cuando no existía el aeropuerto, allí, vivió sus primeras experiencias taurinas.

Ya polacon, admiraba el rielar de los trajes de luces, el fucsia de los capotes y el carmesí de las muletas, trebejos que pronto aprendió a usar y se dio a la dura tarea de querer ser torero.

Con su tío organizador, Nito armaba la plaza y toreaba un par de festejos, hasta que llego el momento que se vio vestido de luces en La Parroquia al lado de los muy capaces y recordados Orlando Prato y Pedro Martínez “Pedrés”.

Larga andadura torera por ferias provincianas cosechando ilusiones que lo llevaron al incomparable Nuevo Circo de Mérida en Belén escriturado por Don Germán Corredor, torero rubio de ojos claros que se quedaba mas quieto que una torre y le ponía “salero” a sus actuaciones.

Caracas  conoció de su hacer donde dio una ovacionada vuelta al ruedo, actuación que le sumo mas fechas y le permitió la construcción de una plaza portátil con la que sembró fiesta brava por doquier, cosa que definitivamente seria su vida.

En la población de Lagunillas en una feria de San Isidro, sufrió un percance  grave al introducirle un toro el pitón por la boca y destrozarle parte del paladar, lesión que le afecto un ojo, el cual, con el pasar de los años se le fue interiorizando hasta perder la visión del mismo, fatalidad que no lo amilano y siguió toreando por muchos años.

De su primera unión se hicieron novilleros  William y Tico López, variados valientes y entregados eran el orgullo de Nito López, ellos, junto al padre, dieron ferias con sus respectivas novilladas, tardes en las que la dinástica casa, compartía el miedo y la alegría.

Pasaron los años y Nito conoció a la madre de sus últimos hijos, Doña Ramona Albornoz, vaya mujer de armas tomar, pues muchas veces se enfundo de corto y sacaban adelante el espectáculo, dándole a Nito 4 hijos varones y una hembra, quienes, nacidos entre capotes y muletas sufrieron el síndrome del mal de montera.

Manolo se convirtió en el ídolo y orgullo de su afición,  alternativado en España, resulto un torero de seso, artista con un profundo sentido del buen hacer con capote y muleta, ahijado del novillero Ali Quintero quien llego a sumar mas de 60 fechas con Nito, Pepín López novillero temperamental, el cual, cuando se le ocurría torear, entretenía, llevado a la pila del bautismo por este escribidor, fueron muchas las tardes que le debo a Nito López ,entre ellas, mi debut de luces en Barinas.

La parca, con su guadaña de tristeza y lagrimas se llevo para siempre a un hombre noble, pacifico, luchador, amigo y por sobre todo taurino, que pasión tan “macha” la de Nito que historial de vida tan espectacular, decía que llego a torear mas de 800 novilladas y aquella aseveración era cierta, contaba, entre sus  vivencias que llego a tener mas de 200 automóviles, cosa  verdadera, pues en mis años de chofer oficial de la casa López, fueron muchos los carros que conduje, entre ellos un Barracuda 8 en V con el cual muchas veces pusimos los cauchos en polvorosa.

Hoy, cuando su ciclo de vida se ha cerrado y la estrella de su vida se opaco, lo recordaremos como el hombre que mas aporto a la fiesta brava merideña, el aficionado que  forjo mas novilleros, que dio mas ferias, que rindió su vida con su afición intacta, elevándole una oración al señor de lo ejércitos, hacedor de la vida, la luz y la inmensidad de los mares, para que lo haya recibido en su cenit para que su alma contrita e inquieta, more en el cielo de los justos y desde allí, como un faro de luz en medio de la marea de la vida, les guie los pasos a los suyos y los conduzca por los senderos del bien, haciéndole llegar a todos los suyos, en especial a la comadre Ramona, mis votos de solidaridad en estos momentos cruciales en la vida, cuando alguien muy nuestro, inicio  su” para siempre jamás “sin decir adiós. Para todos  un abrazo...va por Uds...¡Castoreño en mano!





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