***A la memoria de
quien sembró fiesta Brava hasta en los más recónditos Pueblos del territorio
nacional.-
Por: Jesús Araujo
“Castoreño”
Me encontraba en la
primogénita Cumana cuando el tintinar
picante del teléfono, muy temprano me sorprendió...Castoreño, murió su
compadre Nito.
La duda me asalto
pues no supe quien fue el mensajero, cosa que me empujo a llamar a otros amigos
para qué me confirmaran la noticia.
Infausto día y aciaga
tarde pues la lejanía no me permitía a
asistir a sus exequias, recordando que días antes me había llamado para
saludarme e invitarme a pasar unos días en la cálida y anchurosa Barinas.
Manuel López Huggins
nació en Mérida y desde muy niño se aficiono a los toros gracias a un tío que amaba la fiesta, quien,
en una oportunidad que armo una plaza portátil en el llano grande de Glorias
Patrias cuando no existía el aeropuerto, allí, vivió sus primeras experiencias
taurinas.
Ya polacon, admiraba
el rielar de los trajes de luces, el fucsia de los capotes y el carmesí de las
muletas, trebejos que pronto aprendió a usar y se dio a la dura tarea de querer
ser torero.
Con su tío
organizador, Nito armaba la plaza y toreaba un par de festejos, hasta que llego
el momento que se vio vestido de luces en La Parroquia al lado de los muy
capaces y recordados Orlando Prato y Pedro Martínez “Pedrés”.
Larga andadura torera
por ferias provincianas cosechando ilusiones que lo llevaron al incomparable
Nuevo Circo de Mérida en Belén escriturado por Don Germán Corredor, torero
rubio de ojos claros que se quedaba mas quieto que una torre y le ponía
“salero” a sus actuaciones.
Caracas conoció de su hacer donde dio una ovacionada
vuelta al ruedo, actuación que le sumo mas fechas y le permitió la construcción
de una plaza portátil con la que sembró fiesta brava por doquier, cosa que
definitivamente seria su vida.
En la población de
Lagunillas en una feria de San Isidro, sufrió un percance grave al introducirle un toro el pitón por la
boca y destrozarle parte del paladar, lesión que le afecto un ojo, el cual, con
el pasar de los años se le fue interiorizando hasta perder la visión del mismo,
fatalidad que no lo amilano y siguió toreando por muchos años.
De su primera unión
se hicieron novilleros William y Tico López,
variados valientes y entregados eran el orgullo de Nito López, ellos, junto al
padre, dieron ferias con sus respectivas novilladas, tardes en las que la
dinástica casa, compartía el miedo y la alegría.
Pasaron los años y
Nito conoció a la madre de sus últimos hijos, Doña Ramona Albornoz, vaya mujer
de armas tomar, pues muchas veces se enfundo de corto y sacaban adelante el
espectáculo, dándole a Nito 4 hijos varones y una hembra, quienes, nacidos
entre capotes y muletas sufrieron el síndrome del mal de montera.
Manolo se convirtió
en el ídolo y orgullo de su afición, alternativado
en España, resulto un torero de seso, artista con un profundo sentido del buen
hacer con capote y muleta, ahijado del novillero Ali Quintero quien llego a
sumar mas de 60 fechas con Nito, Pepín López novillero temperamental, el cual,
cuando se le ocurría torear, entretenía, llevado a la pila del bautismo por
este escribidor, fueron muchas las tardes que le debo a Nito López ,entre
ellas, mi debut de luces en Barinas.
La parca, con su
guadaña de tristeza y lagrimas se llevo para siempre a un hombre noble, pacifico,
luchador, amigo y por sobre todo taurino, que pasión tan “macha” la de Nito que
historial de vida tan espectacular, decía que llego a torear mas de 800
novilladas y aquella aseveración era cierta, contaba, entre sus vivencias que llego a tener mas de 200 automóviles,
cosa verdadera, pues en mis años de
chofer oficial de la casa López, fueron muchos los carros que conduje, entre
ellos un Barracuda 8 en V con el cual muchas veces pusimos los cauchos en
polvorosa.
Hoy, cuando su ciclo
de vida se ha cerrado y la estrella de su vida se opaco, lo recordaremos como
el hombre que mas aporto a la fiesta brava merideña, el aficionado que forjo mas novilleros, que dio mas ferias, que
rindió su vida con su afición intacta, elevándole una oración al señor de lo
ejércitos, hacedor de la vida, la luz y la inmensidad de los mares, para que lo
haya recibido en su cenit para que su alma contrita e inquieta, more en el
cielo de los justos y desde allí, como un faro de luz en medio de la marea de
la vida, les guie los pasos a los suyos y los conduzca por los senderos del
bien, haciéndole llegar a todos los suyos, en especial a la comadre Ramona, mis
votos de solidaridad en estos momentos cruciales en la vida, cuando alguien muy
nuestro, inicio su” para siempre jamás
“sin decir adiós. Para todos un
abrazo...va por Uds...¡Castoreño en mano!
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