David Mora, con la
femoral seccionada y otra cornada en la axila, Nazaré,
"traumatismo en la rodilla derecha con probable lesión de ligamentos";
y Fortes, dos cornadas, una de ellas de dos trayectorias
AplausoS. Paco Mora. ¿Alguien duda de la dureza de la
Fiesta de los Toros? El del toreo es un espectáculo en el que se muere de
verdad. Sin unos médicos tan duchos como los de Las Ventas quizás la tarde, en
vez de señalada por la tragedia, hubiera pasado a la historia como un día de
luto para el toreo...
Tarde
trágica en Las Ventas. Desde que se arrodilló David Mora frente a la puerta de
chiqueros para recibir a porta gayola a su primero, y un golpe de aire le echo
el toro encima, la inquietud electrizó los tendidos y la tragedia se adueñó del
ruedo. Nazaré se hizo cargo del toro mientras Mora era retirado en brazos de
las asistencias, dejando tras de sí la sensación de dos graves cornadas, a
juzgar por el rastro de sangre que señalaba el trayecto hacia la enfermería. El
sevillano se peleó con el viento y contra el toro valientemente, y lo pasaportó
no sin varios sustos que mantuvieron al público en vilo. La tarde parecía
marcada por el mal fario. Y así fue. Jiménez Fortes lidió y mató al segundo
resistiendo el dolor de una seria cornada en un muslo, y como el toro de Los
Chospes en el tercio de quites había lesionado en una rodilla a Nazaré, la
terna se encontró en la enfermería en manos del equipo médico dirigido por don
Máximo García Padrós. La autoridad se vio en la necesidad de dar el espectáculo
por finalizado. Hacía cerca de cuarenta años que no se suspendía una corrida en
Madrid por cogida de los tres matadores.
¿Alguien
duda de la dureza de la Fiesta de los Toros? El del toreo es un espectáculo en
el que se muere de verdad. Esta misma tarde, sin unos médicos tan duchos como
los de la plaza de Las Ventas quizás la tarde en vez de señalada por la
tragedia hubiera pasado a la historia como un día de luto para el toreo. Porque
según noticias de última hora, el toro de El Ventorrillo le arrancó de cuajo la
femoral a David Mora y además le infirió una cornada en una axila que le
produjo grandes destrozos. Por eso todo el respeto para los que se visten de
luces debe parecernos poco. A veces tratamos las cosas del toreo con cierta
frivolidad, como si la cirugía moderna y el grado de técnica que han acumulado
los lidiadores les hiciera invulnerables. Pero no es así; la tragedia está ahí
siempre, agazapada detrás de los triunfos, las sonrisas, las ovaciones y los
pitos. Y deberíamos pensar más a menudo que el toreo no es un camino de rosas.
Loor y admiración para estos tres héroes modernos que han caído hoy en Madrid
en su lucha cruenta por el arte del toreo.
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