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Foto: Santiago Saldarriaga |
La corrida quedó en mano a mano entre el español
Javier Castaño y el bogotano José Alzate.
Jorge
Arturo Díaz.Tras cuatro años de ausencia volvió Mondoñedo a
Cali, y lo hizo con una corrida de gran trapío, casta y complejo estilo.
El madrileño Alberto Aguilar fue cogido, en forma
impresionante, por el segundo de la tarde y tuvo que ser llevado a un centro
médico. La corrida quedó en mano a mano
entre el español Javier Castaño y el bogotano José Fernando Alzate.
Lo que sucedió toda la tarde fue una batalla entre
duros toros y los arrojados lidiadores, con mucho más dramatismo que arte, con
más valor que estética y más ¡ay! que olé. El cuarto, de 568 kilos, tiró al
picador Luis Viloria, y su solución de continuidad Hildebrando Nieto. Cogidos
hubo: Aguilar con cornada en la pantorrilla izquierda y Alzate con paliza sin
heridas. Sustos, con embestidas broncas, inciertas, punteos, cabezadas arriba,
revueltas en un palmo de terreno.
Además, los toros tenían poder. La corrida no fue
mansa, pero fue muy problemática; cada una de las embestidas llevaba peligro y
transmitía sensación de miedo. Los Mondoñedos no necesitaron de gran tonelaje,
ni armas de largo alcance para sentar de nuevo sus reales.
Javier Castaño, torero de miuras, se jugó a fondo
con las telas, pero fracasó con las espadas, siendo silenciado en sus tres
turnos.
El joven Alzate, hechura de la escuela taurina
local, fue el triunfador, haciendo de tripas corazón y apostando la vida en
cada una de las suertes. El público, incondicional con él, le perdonó las
imperfecciones e incluso le aplaudió tras los tres avisos que le dejaron vivo
al tercero, y se le entregó plenamente durante la impresionante pelea con el
sexto, la cual comenzó con una tanda de muletazos, rodillas en los medios,
continuada con pases más injundiosos que aseados por una y otra mano. La verdad
y el riesgo eran el aval. De pronto fue cazado y apaleado aparatosamente.
Reanudó el combate aún con más brío. La plaza enardecida lo acompañó en el
estocadón y pidió con furor la oreja que le dio el triunfo de la tarde. De los
6 mondoñedos, los 4 últimos se fueron aplaudidos, evidencia de que ese es el
toro que le gusta a Cali. El toro de Cali.
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