En La primera de feria
Rubén Darío Villafraz Ha sido el encierro enviado
por el hierro yaracuyano de Juan Campolargo un corolario de pelajes: el
colorado que abrió plaza, el castaño ojinegro que le secundo y el musculado
jabonero fueron el rosario de mayor interés del festejo a tenor del juego que
ofrecieron en los engaños. En especial el que primero, noble ejemplar que en
las telas del poco placeado diestro “El Amarillo” lució por
encima de las condiciones de su lidiador. Una pena que tanto por la diestra
como por la zurda le hayan quedado muletazos de mayor empaque como para bordar
el toreo.
Fue esta labor el punto
cardinal de una corrida entretenida, con sus matices, como lo fueron los demás
ejemplares que salieron al caluroso ruedo de Calicanto. Con todo ello, poco
menos de media plaza se dio cita, en tarde entoldada que en parte alivió el
bochorno que implica ver toros en la arena maracayera.
Señalábamos las limitadas
condiciones con las que planteó faena José Cariel, el cual en los
carteles se anuncia como “El Amarillo”. Una pena, pues toros de
condiciones tan “almibarada” son los que descubren toreros y encumbran a
quienes están dispuestos a seguir en la lucha de ser toreros. Tanto por la
diestra como por la zurda, tras fuerte sangría con tres puyazos en el caballo, Cariel
quiso pero no pudo y eso al final lo apreciaron sus mismos paisanos. El rosario
que supuso despacharlo con el acero y con el verduguillo hizo que las
opiniones divididas del tendido se escucharan al final de su labor.
Poco pudo hacer con el
cuarto “El Amarillo”, astado que perdería el gas posterior al
puyazo que le recetaron, lo que hizo de su trasteo anodino y sin interés alguno
desde el tendido.
Manuel Escribano se le
esperaba con ansias, pues es torero hecho y conocido por estos lares. El saludo
por verónicas rodillas en tierras dieron presagio a lo que venía, para luego en
banderillas en tres pares destacar sobre todo en uno, cerrado a tablas, de
enorme exposición. Ya en la muleta, el rubio sevillano se hilvano una actuación
de variedad, iniciando por cambiado por la espalda en los medios, siguiendo con
series por la mano diestra de largo y templado trazo. Más embarullado en las cortas
series por la izquierda, momentos donde la faena tomó declive, para retomarle
interés en continuos cambiados por la espalda y martinetes que fueron prólogo a
las bernardinas con las que cinceló trasteo. El espadazo trasero y tendido no
fue impedimento para que se le premiara generosamente con dos orejas, cuando en
realidad era para una.
Voluntad y ganas dejaría en
el marmolillo que pechó en su segundo del lote. Se vació por agradar, pero ante
semejante género lo mejor fue la determinación con la que tras pinchazo,
estocada y dos descabellos le envió a las mulillas.
Gabriel Picazo ha
dejado perplejo a más de uno por la sobriedad y empaque con la que saluda con
el percal al que hizo tercero; sabroso saludo de capa que remató en los medios
con larga, de cartel. En la muleta, las series de mayor empaque y filigrana
correrían a cargo del pincel que fue su muleta, aprovechando el “lienzo” de
la nobleza y recorrido del astado. El jabonero de Campolargo fue
agradecido a tan pulcra labor, en especial por dos tandas de naturales, lo
mejor de la tarde, sin discusión alguna. Los tres cuartos de espada
perpendiculares fueron suficientes para que nuevamente el palco echara mano de
su “manga ancha” y se le premiara con dos orejas, cuando reitero, era
para una merecida y justísima oreja. Cosas nada raras con estos palcos
presidenciales viciados y ayunos de criterio para plazas de supuesta categoría.
El que cerró plaza ha sido
un mansurrón que desde su misma salida intuía lo que sería. Picado en la
querencia, en la muleta no permitió resquicio alguno al lucimiento, no quedando
remedio al espada que despacharlo de dos viajes con el acero y así abreviarnos
el trance.
Al final, Puerta Grande
para Escribano y Picazo con el saborcillo de ser de muy bajo
perfil. Baratona. Las mismas que se quedan en el olvido y poco dejan en la
retina.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de Toros “Cesar
Girón” de Maracay.
Sábado 4 de marzo de 2013.
I Corrida de la Feria de San José.
Con poco menos de media
plaza, en tarde entoldada, con ligeras ráfagas de viento, se han lidiado seis
toros de CAMPOLARGO (Juan Campolargo), variopintos de pelaje, en su
conjunto bien presentados, con matices en los engaños, destacando el juego del
1º, por su nobleza; los demás cumplieron a excepción del 5º, parado y a menos,
y 6º, mansurrón parado.
Pesos: 458, 462, 452, 476,
476, 467.
JOSÉ CARIEL “EL AMARILLO”
(Pistacho y oro)
División de opiniones y
silencio
MANUEL ESCRIBANO
(Verde esmeralda y oro)
Dos orejas y palmas
GABRIEL PICAZO
(Rosa y oro)
Dos orejas y silencio
INCIDENCIAS: Entre las cuadrillas
destacó el puyazo del veterano piquero Juan José Campos, ante el 2º de la
tarde. *** Presidio festejo el Sr. Luis Castellano, de discutido criterio a lo
largo de la tarde, convirtiendo la plaza en palenque de pueblo con su generoso
proceder. Errático proceder del “cachetero” Jesús Hernández.
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