martes, enero 03, 2012

Sin corte de orejas apertura de Manizales

Fotos cortesía Golfredo Rojas.

Rodrigo Urrego Manizales (Colombia), 3 ene (EFE).- El diestro español Daniel Luque estuvo a punto de cortar orejas en la primera corrida de toros de la Feria de Manizales, Colombia, una tarde de muy pocas emociones, por culpa de un muy bien presentado encierro de Las Ventas del Espíritu Santo pero que no tuvo la casta suficiente.
Salvo el primero de la tarde, lo enviado por el colombiano César Rincón a Manizales tuvo buenas intenciones. Embestidas bondadosas y nobles, pero careció del motor suficiente para moverse con codicia detrás de los engaños ofrecidos por la terna de matadores.

Con algo más de media entrada en la plaza y tarde lluviosa, se lidiaron seis toros de Las Ventas del Espíritu Santo, muy bien presentados, pero con poca casta y transmisión. El tercero tuvo calidad. Primero y segundo carecieron de recorrido.

El colombiano Ramsés, aviso y silencio.
Daniel Luque, silencio y saludos desde el tercio.
El colombiano José Arcila, dos avisos y silencio.


El sevillano Daniel Luque consiguió los momentos más brillantes. Sucedió en el quinto de la tarde, un toro noble pero con tendencia a marcharse del lugar donde el de Gerena pretendía plantear la lidia.

Luque tuvo, además, la capacidad suficiente para enredar al animal y sujetarlo en la muleta. En ese momento se produjeron las mejores series. Muletazos templados con los que lo condujo a media altura, estrategia indispensable para que el toro se afianzara.

El sevillano cerró su faena con la suerte de su invención, la luquesina, con la que se pasó al toro por delante de su cuerpo, conduciéndolo con el envés de su muleta, intercalando por ambos pitones.

Al entrar a matar, la empuñadura de Luque resbaló de su mano derecha. El pinchazo se repitió en dos ocasiones y todo quedó reducido a una fuerte ovación que el torero tuvo que responder desde el tercio.

José Arcila también estuvo a punto de cortar trofeos. Se encontró con el toro de mayor calidad del encierro, el tercero. Con este, el espada manizalita escogió el camino del buen toreo.

Todo lo que planteó tuvo también muy buenas intenciones, y maneras depuradas. Las series tuvieron templanza y limpieza como sus principales virtudes.

Pero al toro le faltó emoción, circunstancia que impidió que Arcila llegara con mayor contundencia a los tendidos, y eso que él también aplicó recursos de torería, especialmente para rematar sus series. La espada tampoco encontró lugar, y precipitó dos avisos presidenciales.

El sexto, el más deslucido por su falta de casta, impidió cualquier lucimiento.
Arcila intentó por mucho tiempo provocar embestidas imposibles, y su buena voluntad solo fue bien recibida cuando decidió acortar ese capítulo que generó muchos bostezos.

El colombiano Ramsés se encontró con un lote complejo. Su primero no tenía recorrido suficiente, especialmente por el pitón derecho, a tal punto que se quedaba muy corto y buscando las zapatillas del torero.

El cuarto tenía buena condición, o mejor, buenas maneras para embestir. Pero no la fuerza suficiente para moverse. Ramsés, de perfecta colocación, intentó arrancarle las embestidas.

Algunos muletazos por ambos pitones tuvieron contundente concepción, pero luego los enganchones no le permitieron redondear lo que bien había comenzado, y luego, el toro ya no tenía la capacidad para que la faena se alargara.



No hay comentarios:

Publicar un comentario