Pero el toro es ya un icono del corazón del capitalismo. Para bien o para mal. Y el pasado 9 de noviembre un grupo de activistas quiso escenificar una "corrida" (eso dicen ellos, claro) para someter, simbólicamente, al toro de los mercados.
Como cuentan en Yes Lab, el incidente comenzó cuando dos activistas vestidos de payasos, Hannah Morgan y Louis Jargow, escalaron las vallas que protegen a la broncínea escultura, un burel veleto de 3.200 kilos y con hechuras elefantiásicas. "En cuestión de segundos", agentes de la policía redujeron a los dos payasos.
Pero eso era una cortina de humo para distraer a los agentes. Mientras tanto, un activista disfrazado de torero saltó sobre el vehículo de patrulla estacionado delante del toro y "presentó su capa de color rojo sangre de la bestia". O sea, un capote con el color de una muleta.
Los agentes de policía no se dieron cuenta de que el matador estaba allí, ocupados como estaban con los payasos.
"¡Este toro ha arruinado millones de vidas!", lamentó el payaso Jargow mientras yacía en el suelo boca abajo. "Sin embargo, él y sus cómplices han sido recompensados con miles de millones de dólares de nuestros impuestos". Y añadió, en español: "¡Un escándalo!".
Los payasos fueron acusados de "conducta desordenada" y puestos en libertad una hora más tarde. Y volvieron a la zona con bombos y platillos.
El torero espontáneo salió ileso... y su labor fue premiada con el silencio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario