El Guerra/Patricia Navarro del Diario La Razón: Sabíamos que se cerraría el círculo, y se cerró. Pasadas las siete menos cuarto de la tarde y a miles de kilómetros de su México querido, Diego Silveti se convertía en matador, el quinto de su herencia dinástica. Había cumplido con su palabra, y cumplió después con la leyenda de su apellido. «Lisonjero», su toro, sabía el peso de su realidad, y descolgó en el viaje, sacó codicia y nobleza para que Silveti le armara una faena bonita, que no encontró espada. La misma que le perdió cuando todo acababa. En el sexto, y final, Diego toreó intenso, por México y por España, la tierra que ha visto su despertar. Por ambos pitones, encajó las embestidas, buenas arrancadas del de Domecq. Alegría para el toreo y faena de deleite. La espada no fue, no quiso y se dio una vuelta al ruedo con la virgen presidiendo en su capote de paseo.
Zabala de la Serna para el Mundo.es: Emocionante fue el momento de la alternativa de Diego Silveti. Largo el parlamento de José Tomás. Sin desmonterarse. Alejandro Talavante presente pero apartado prudentemente. Torera ceremonia. Y emotivo el brindis al cielo de Silveti a la memoria del maestro y padre Rey David. Habían sido hermosas las gaoneras de Diego en el quite, y la faena con ‘Lisonjero’ fue sello de temple y personalidad. Como el comienzo con un bellísimo cambio de mano del prólogo. La mano del toro fue la derecha. Muy por abajo Silveti. Dos series extraordinarias. Quizá tres. Por el izquierdo no fue el mismo. Ya en unos naturales que empalmó muy mexicano con la tanda en redondo. Pero por ahí, ya digo, el empleo fue distinto. Los cambios de Silveti por una y otra mano parecían la guinda final pero fueron las bernadinas la despedida. Estaba la gloria a la espera. Pero la espada es la cruz de Diego como lo fue de Rey David. Ahí se dejó el triunfo.
Rosario Pérez para ABC: La espada privó de tal honor a un prometedor Diego Silveti, quien firmó una histórica, notabilísima y emotiva alternativa en memoria del Rey David con un buen lote. Era la segunda vez que José Tomás apadrinaba. Y lo hizo con el bisnieto del Tigre de Guanajuato, con quien comparte sangre mexicana desde su gravísima cornada en Aguascalientes. Sangre de izquierda auténtica.
José Antonio del Moral para el Blog “De Toros con Libertad”: Diego Silveti, que tomó la alternativa, desdibujado y amontonado por nervioso en el de su doctorado, destacó por muy valiente y mucho más centrado frente al sexto del que también pudo cortar dos orejas si hubiera matado bien. Lo mejor que hizo Silveti con el capote fue un limpio quite por gaoneras y acentúo lo de limpio. El toro, por blando, calamocheó al embestir y, aunque hubo algún pase bueno, el mexicano se amontonó un tanto. Lo mejor que le salió fue un elegante pase del desdén. Demasiado largo el trasteo que se contempló con amable circunspección. Tropezadas las manoletinas y repetidos fallos con los aceros. Silveti cerró el festejo con otro torillo a modo para la ocasión que manseó con cierta violencia en el caballo y, aunque perdió las manos, se fue arriba y se prestó a destapar el valor natural del nuevo matador. Con capote y muleta dejó sobradas pruebas de ello. Además, anduvo mucho mejor que en su primero por más sereno, centrado, asentado, templado e improvisador. Lástima que pinchara porque, visto lo visto y dadas las orejas que se dieron, pudo salir a hombros con Talavante.
Carlos Ilian para el diario Marca: Y tomó la alternativa el mexicano David Silveti que se llevó el mejor lote de la corrida. En el sexto consiguió templar de lo lindo, pero la espada es su cruz.
Javier Hernández para el portal Burladero.com: Diego era la mezcla de ambos diestros (padrino y testigo) fusionando una muleta barriendo cuando el toro rozaba bragueta con el ¡ay! al rondar las posaderas. Y sus quites de joven azteca, gaoneras primero y saltilleras de infarto después. En los dos tenía premio, en los dos ganó el ser feliz, en ambos manchó currículum a la hora de firma.
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