El colombiano corta dos orejas en el debut con picadores
Imponentes e
importantes los novillos de San Isidro.
EFE. El novillero colombiano Leandro Gutiérrez
causó hoy una gran sensación en la tarde en la que debutó con picadores en
Añover de Tajo (Toledo), y cortó dos orejas al sexto de un serio e imponente
envío de San Isidro.
La
novillada de Añover de
Tajo concitó gran interés en los aficionados de la zona,
incluidos no pocos llegados de Madrid y Toledo; fundamentalmente por el trapío
que, merced a las muchas fuentes de información disponible hoy día, se sabía lucirían los utreros de San
Isidro.
Sin
embargo la imponente
lámina de la novillada, muy ofensiva de pitones y no tanto de
carnes, no estuvo acompañada de embestidas entregadas y armónicas, aunque sí se
movió.
Otro
de los reclamos del cartel era Francisco
Montero, novillero que el año pasado sorprendió ganando el
Zapato de Oro de Arnedo llegando desde las capeas.
Quiso
mucho Francisco Montero en su primero, un novillo complicado y rajado que puso
en dificultades a su cuadrilla en el segundo tercio. Con la muleta prolongó una
faena que no pudo ser lucida en momento alguno por la huida del novillo, que
probablemente acusó el haber sido desembarcado en el mismo ruedo por la mañana.
Cuando embistió lo hizo sin entrega y pegando un gañafón como
remate de su acometida. A pesar de todas las dificultades Montero probó por lo
civil y por lo criminal, con indudable mérito por parte de novillero andaluz,
quien se tiró a matar por derecho jugándose la voltereta y cazándolo a la
tercera.
El
cuarto, feo por abierto de cuerna, quiso cogerla por abajo en los dos primeros
tercios, mientras que en la muleta acometió con mucho disparo, es decir,
excesivo ímpetu y sin ritmo. No se arrugó Montero, que lo intentó, llegando
incluso a banderillear junto a su cuadrilla, y logrando mayor acople y mando al
natural, sin llegar a tomar altura de triunfo. En esta ocasión lo cazó a la
primera.
Rubén Fernández, proveniente del mundo del recorte, no
se achicó y apostó desde el inicio yéndose a recibir al serio novillo de San
Isidro a portagayola, continuando por faroles en el tercio.
El
novillo se movió, incluso repitió, aunque sin excesivo celo y soltando la cara
en el remate. Fernández anduvo firme y sobrio, destacando a la hora de pasar al
novillo con la mano izquierda, lado por el que hubo buen gusto. No obstante la
sensación reinante al término de la faena fue la de falta de fluidez a la hora
de hilvanar y redondear su labor. Con la espada se atascó, pinchando muy
tendido sin llegar a clavar hasta el cuarto intento.
El
quinto fue el tuerto en el reino de los ciegos ya que se empleó más y mejor que
sus hermanos, sin que faltara la seña de identidad de la novillada al soltar la
cara al final del viaje.
En
el trasteo de Fernández hubo ganas y largo metraje, primando la cantidad sobre
la calidad, de nuevo mostrando mayor destreza ocasional al natural. Volvió a
marrar repetida y feamente al pinchar muy tendido y bajo.
Leandro Gutiérrez debutó con picadores con un novillo
que, de haberse lidiado al día siguiente, habría sido como cuatreño. Y de sus
telas brotó lo más torero de la tarde.
El
colombiano logró lo más notable de su faena al tercero en un entonado recibo a
la verónica, mientras que con la muleta el de San Isidro se movió sin clase. El
debutante, impulsado por las ganas, prolongó la faena en exceso, a lo cual se
sumó cierta demora al acabar con su antagonista.
Pero
lo mejor llegó en el sexto, un novillo que lució un pitón derecho de
escalofrío. Gutiérrez hundió las zapatillas en la arena y tiró del de San
Isidro con templanza, sin alharacas e intentando torear, dando el pecho,
echando los vuelos y tirando con suavidad de la tela llevando embebido a su
oponente, que le propinó dos volteretas sin consecuencias serias.
Fue
una lástima que culminara con el borrón de una estocada baja, lo cual no
impidió que se le premiara con doble trofeo. Toque de atención de este joven
colombiano, que debutó con picadores enfrentándose a una auténtica corrida de
toros.
Ficha
Novillos
de San Isidro, de serios y astifinos pitones aunque no demasiado remate de
carnes. Derrocharon movilidad aunque sin entrega, soltando la cara con
demasiada frecuencia.
Francisco
Montero, ovación y palmas.
Rubén
Fernández, silencio y silencio tras aviso.
Leandro
Gutiérrez, que debutaba con picadores, silencio y dos orejas.
En
cuadrillas, destacaron Andrés Revuelta y Rafael González en la brega, y David
Adalid y Jesús Arruga al banderillear, saludando estos últimos en el sexto.
Al
finalizar el paseíllo se guardó un minuto de silencio en memoria de las
víctimas del coronavirus.
La
plaza registró media entrada.