
Se ha ido el último cronista de Tovar: Don Mario Rosales Altuve
Dedicado a los cronistas, en su día
Haciéndose eco del fin de la conciencia histórica y de la pérdida del sentido de la historia el Papa Francisco señaló: "…necesitan jóvenes que desprecien la historia, que rechacen la riqueza espiritual y humana que se fue transmitiendo a lo largo de las generaciones, que ignoren todo lo que los ha precedido” Carta encíclica, Fratelli tutti, pág. 4
Sirva esta admonición del Papa, dada en Asís el 3 de octubre del 2020, junto a la tumba de San Francisco, acerca de la penetración cultural o “deconstruccionismo impulsada por las ideologías incitando a los jóvenes a que ignoren la historia, que no recojan la experiencia de los mayores, que desprecien todo lo pasado y que sólo miren el futuro…” y parezca que todo parte desde cero, que nada de lo anterior tiene validez… para acercarnos a la importancia de un cronista que cumplió con su rol, porque no es suficiente serlo de membresía, sino en el ejercicio de la praxis diaria.
A un buen cronista no lo hacen los títulos académicos: lo definen sus escritos, su interés por el devenir del pueblo y su preocupación por dejarnos un legado, para que esa riqueza heredada de nuestros antepasados no sea rechazada ni ignorada, sino transmitida a las presentes y futuras generaciones.
En este mismo sentido, también nos alertaba el Papa Francisco sobre las nuevas formas de colonización cultural, al señalar que los pueblos que enajenan la tradición y no reaccionan, permitiendo que se les arrebate el alma y su identidad caen irremisiblemente en “Un modo eficaz de licuar la conciencia histórica, el pensamiento crítico, la lucha por la justicia y los caminos de integración es vaciar de sentido o manipular las grandes palabras” y son los cronistas los llamados a contrarrestar, frenar y desaparecer esos efectos, a restablecer la fisionomía espiritual de los pueblos y mantener viva a toda costa la esperanza, la cotidianidad, el sentido de pertenencia y el arraigo a la Matria. Por eso, cuando muere un cronista raigal queda un inmenso vacío, un espacio que difícilmente se pueda llenar; aunque cada cronista marca su impronta y coloca su sello, definiendo su accionar.
Tovar, lamentablemente ha visto partir en esta última década a su Cronista Mayor y a su Cronista Emérito: Don Mario Rosales Altuve y entre ambos corre ese mutismo, esa falta de quien le cante a la ciudad y su gente, quien la defienda y a su vez la idealice en sus escritos. Está latente y ahora más que nunca se hace perentoria la urgencia de “Refrescar la memoria popular que es como sentir en la crónica, la leyenda de los pueblos” como bien lo dijo Don Mario en el epígrafe de su libro -Imagen de Tovar- que después de su publicación en 1985, hace 40 años, se convirtió en el ABC de la Historia de Tovar, en el libro cabecera y en páginas de obligada consulta cuando se requiere estudiar o verificar un dato del Tovar pretérito.
Cuando afirmo de manera categórica que ¡ha muerto el último cronista de Tovar! no exagero ni es una frase al viento y menos al azar, es un llamado de conciencia, una reflexión y un reconocimiento a la vez, con la desaparición física de Don Mario Rosales Altuve, y la de Don Alfonso Ramírez, el 29 de junio del 2014, Tovar se quedó mudo, la ciudad desguarnecida y a la intemperie, fueron su voz constante y sonante, sus rapsodas, sus defensores y guardianes de su memoria. Para ellos, Tovar fue el epicentro de sus inquietudes intelectuales, el norte de sus rectos procederes y la casa de sus mejores sueños. Ahora se rencontrarán en otro plano, ya no terrenal y desde allí seguirán desvelándose y bendiciendo a Tovar, que llora su ausencia. Pero más que lamentar su partida se impone hacer algo proactivo por preservar su memoria y mantener vivo su legado. Con Don Alfonso y ahora con Don Mario estamos en deuda. Lo dijo lapidariamente el poeta José Juan Vargas Contreras: “Es de hijos ingratos olvidarse de aquellos seres que ya tramontaron el vórtice profundo de la vida con rumbo hacia lo desconocido”
Conocí a Don Mario, siendo un adolescente, solía visitar la casa de mi mamá y llevaba algunos ejemplares de "El Esfuerzo", que aún conservo, en su lectura avive mi curiosidad por la historia y por descubrir personajes. Me impresionaba ese señor siempre vestido de manera impecable con su flux y zapatos bien lustrados, que nunca se desordenaba; lo veía como todo un doctor. Después supe que era el alguacil del Tribunal y periodista tovareño. A veces recordábamos esas vivencias. Lo unía a mí mamá la militancia en el Movimiento Electoral del Pueblo (MEP), ambos fueron miembros de su equipo de campaña en 1967. La última vez que lo visite, hace poco más de un mes, conversamos de esa campaña y estando en la sala de su casa me señalo orgulloso “En ese cuarto durmió el Maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa cuando vino de visita a Tovar”, después Don Mario lo visitaría en Caracas, allá conoció su biblioteca y el Maestro le regaló la primera edición de "Huellas sobre las cumbres" de Don Claudio Vivas, con la advertencia que era uno de los mejores escritores locales.
Mario Enrique Rosales Altuve nació en Tovar el 11 de diciembre de 1942, era el segundo de once hermanos: Ramón de Jesús, ya fallecido, José Gerardo, Clavero Yidith, Germán Alberto, Oscar Eduardo, María Teresa, Ricardo, Iris, Cecilia, Elsy Mayela y Luz Marina. Sus padres: José de Jesús “Chucho” Rosales Melani y Edicta Altuve Salas. Estudio la primaria en las escuelas: privada de María Paula Colmenares y la Municipal Andrés Quintero Méndez con Aura Sánchez que culminó en el Colegio Padre Arias, la secundaria en el Liceo Félix Román Duque y a distancia en el Movimiento Pro - Educación Latinoamericana de México obtuvo el 31 de mayo de 1971, el diploma que lo acreditaba como periodista, oficio que ejerció y fue su pasión. La universidad de la vida lo convirtió en un excelente comunicador social, biógrafo y cronista. Casó con Maximiliana “Doña Chava” Pulido, un amor de toda la vida que sobrevivió casi los 60 años, fruto de esa unión son sus hijos: Mario Enrique y Drubraska.
Don Mario fue articulista de los periódicos: De Mérida : El Vigilante; Frontera; Cambio de Siglo y Correo de Los Andes. De El Vigía: Diario Es, corresponsal 1972-1976 y Diario Vamos 1976-1979. De San Cristóbal: Diario de La Nación y Diario Católico, corresponsal en 1971. Prolífico colaborador en lo que se ha denominado la tercera etapa (1953-1984) y la cuarta etapa (1984-2007) del periodismo tovareño: Argos (1965), del cual fue su administrador; El Lancero (1965-1984), jefe de relaciones públicas en 1967; Occidente (1974-1975), jefe de redacción en 1974; Esfuerzo (1956-1983), director en 1982-1983; Mariño (1960-1968); Pueblo (1971); Gaceta Municipal de Tovar, III época (1974-1979), director; El Mocotíes (1982-1989); Nuevo Siglo (2000), director y Quórum con el Arte y la Cultura (1996-2002). En 1971 fue galardonado con el Premio Municipal de Periodismo Dr. Gerónimo Maldonado. Además, fue Director de la revista Taurinas tovareñas (1993-2001); miembro del cuerpo redactor de la revista Alborada (1982); miembro del staff de la revista Galera (1988-1991); director del programa radial Pantalla Cultural en Radio Occidente (1971); moderador y productor del programa Crónicas de Tovar por TCT (20
Publicó los siguientes libros: Crónicas y reportajes: Imagen de Tovar (1985); Perfiles tovareños (1993); Párrafos de la batalla de Tovar. El paso de los andinos (1999); Pinceladas del Mocotíes (2002); Así es Tovar (2002); Escritores-historiadores-poetas-cronistas (2003); Ecos del pasado (2007); Cronología histórica y cultural del Municipio Tovar estado Mérida 1558-2008 (2008); Una sombra en el Mocotíes (2012). Estudios, monografías y ensayos: Miraflores y su historia (1992); El histórico Palacio de Miraflores (redición, 2010).
Biografías: Monseñor Doctor José Humberto Paparoni Bottaro (1988); Siluetas sacerdotales (2008). Compilaciones: Martín Tovar Ponte. Biografía (1999); Templo de Nuestra Señora de Regla (2003); Elías Burguera & Ca. (2009); María Teresa Rosales de Maldonado: una poetisa sublime (2009); La Galera. Monumento Natural (2012); El páramo de Mariño y sus lagunas (2012); José Juan Vargas C. Genio y figura de un poeta (2014).
Inéditos: Historia del Periodismo en Tovar, 1884-2008, en coautoría con el Dr. Darío Novoa Montero; las maquetas de un libro de la Historia taurina de Tovar y otro de Fotografías de Tovar y Ancestros sucesorales; entre los que recuerdo, y una serie de carpetas y sobres manila con fotografías y recopilación de temas de interés para la historia de Tovar, que merecen ser revisados y publicados.
Distinciones y reconocimientos: Hijo Ilustre de la Ciudad de Tovar, Acuerdo del Concejo del 3 de septiembre de 1985. Orden Tulio Febres Cordero en su Primera Clase (1995). Orden Ciudad de Tovar en su Primera Clase (1998). Botón de la Ciudad de Puerto cabello (2007). Huésped Ilustre de La Grita (1995). Huésped Distinguido de la Ciudad de Mérida (1995)
Instituciones a las que perteneció: Secretario general del Bloque Tovareño de Periodistas creado el 27 de noviembre de 1969 y activo hasta 1974; Secretario general del Grupo Cultural Puertas Abiertas, 1972; Socio y secretario general del Club Centro de Amigos en 1978; Secretario general de la Junta Pro-desarrollo del Distrito Tovar, 1982; Jefe de relaciones públicas de FUNDATOVAR, 1985; Miembro fundador del Ateneo Jesús Soto, 1985; Miembro fundador de la Asociación de Escritores de Venezuela del Occidente de Mérida, 1989; Miembro fundador de la Asociación de Cronistas del Estado Mérida (ASOCEM), 1990 y presidente, 2000-2005; Diputado suplente de la Asamblea Legislativa del estado Mérida, 1990-1993; Directivo de la Imprenta del Estado Mérida (IMECA), 1993-1996; Directivo de la Junta de Ferias y Miembro de la Comisión Taurina Municipal.
Es oportuno y digno de destacar sus columnas en semanario El Esfuerzo: -Apuntes históricos de Tovar- (1971), -Verdades sabatinas- (1972), Ideas (1975-1978) y -Ecos de La Galera- (1982) donde quedó plasmada su época dorada de combatiente, defensor de los mejores ideales de Tovar, historia, crónicas y apuntes en buen estilo periodístico que bien valen la pena compilar y publicar.
En tal sentido, exhorto a las autoridades municipales para que en homenaje póstumo ordenen la publicación en cuatro tomos de la -Historia periodística de Tovar 1884-2008-, escrita a dos manos con su compadre el Dr. Darío Novoa Montero, sería el más grande y transcendente reconocimiento a un desvelo de más de 50 años, que las futuras generaciones de tovareños merecen conocer en contraposición a ese proceso de desarraigo que hice referencia al inicio. Además, que se cree en digital la Biblioteca Mario Rosales Altuve.
Respetables autoridades, ha llegado el momento de hacer algo concreto por la historia y las letras tovareñas. Desde el Centro de Saberes de Tovar (CDSTovar) intentamos hacer lo propio, pero es una tarea titánica en tiempos tan difíciles como los que estamos viviendo y su apoyo es fundamental.
Concluyo con palabras de José Juan Vargas Contreras, por la amistad que nos unió a los tres, dijo el poeta en semblanza intitulada el -Historiador de Tovar-, que: “Mario Rosales moja su pluma en las fuentes epónimas que nos trae en su mensaje y noticias verídicas de los hombres y de las cosas sagradas para sus hijos. Nos regala en su decir toda la vida de las gentes de este suelo, y todos ellos vienen a constituir un lienzo histórico que va siendo más completo a medida que avanzamos por la senda original de sus escritos y como no aplaudir su final empeño”
Agregaría que Don Mario representa a ese tovareño raigal, vernáculo, amante de su suelo y dispuesto a defenderlo a costa de su vida que fue una entrega total al Tovar que hoy lo despide, entre lágrimas, recuerdos y vítores, ¡vamos a darle a Don Mario el mayor de los aplausos! ¡Que su legado perdure y nos sirva de aliciente para empuñar el lápiz y empezar a escribir las páginas del Tovar pretérito que aún quedan por concluir! Don Mario no ha muerto mientras vida en la memoria de los tovareños.
/// Néstor Abad Sánchez - Centro de Saberes Tovar, mayo 20, 2025
nestorabadsanchez@gmail.com
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