EL CIELO / En un rincón tranquilo...

En un rincón tranquilo del cielo literario, entre nubes que huelen a tinta y bibliotecas infinitas, Mario Vargas Llosa se sienta en una silla de cuero, leyendo La Odisea en griego original —porque en el cielo, uno ya no necesita traducción.

De repente, siente una presencia familiar:

—¿Te lo estás leyendo en griego, Mario? —dice una voz con acento caribeño.

Vargas Llosa levanta la vista. Ahí está Gabriel García Márquez, con su bigote impecable y una sonrisa como si nada hubiese pasado hace décadas.

—Gabriel... —responde Vargas Llosa, cerrando el libro con cuidado.

—¿Nos damos la mano o me pones otro puñetazo? —pregunta Gabo, riendo.

—Depende —dice Mario—, ¿vas a escribir otra historia diciendo que la realidad supera la ficción?

Ambos se miran por un segundo... y estallan en carcajadas.

García Márquez saca una libreta y un bolígrafo del bolsillo de su guayabera blanca.

—Tengo una idea: "Cien años de reconciliación".

—Y yo lo prologo —responde Mario.

Desde lejos, Borges y Cortázar aplauden. Un coro de ángeles empieza a recitar frases de Conversación en La Catedral y El amor en los tiempos del cólera mientras los dos grandes escritores caminan juntos por una avenida de libros flotantes.

Y así, el cielo ganó una historia literaria...

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Q.E.P.D.  Mario Vargas Llosa.