Ecuatoriano Juan Francisco Almeida
Novillada
Feria de San Sebastián 2020.
Destacado
juego los bien presentados astados del hierro caroreño, permitiendo momentos de
lucidez, que se emborronaron por el mal uso del estoque.
Por. Rubén Darío Villafraz. / F. G. Rojas
Se aperturó la feria
con la lidia de un excelente lote de novillos de Los Aranguez, que sí bien no
les cortaron más orejas fue por culpa de la espada. O en su defecto de la
capacidad de sus respectivos lidiadores. No se fueron de vacío y dejaron buen
ambiente los coletas foráneos, el ecuatoriano Juan Francisco Almeida y el
peruano Samuel Calderón, quienes cortaron una oreja cada uno, este último con
la posibilidad de haber salido en hombros de no haber marrado estrepitosamente
su labor ante el que cerró plaza.
Por su parte el coleta local Yonathan Ortega
dejaría preocupante semblante, ante sus falencias a lo largo de sus labores,
ligeras de piernas, ayunas de ideas resolutivas, a tal punto de por poco ver
como se le iba a los corrales su segundo ejemplar, donde pasó apuros.
Tarde soleada, picante
el astro rey, abriendo plaza el espada quiteño Almeida, quien saludó con larga
cambiada en el tercio, en solvente manejo con el percal. Medido seria el
castigo en varas, para de nuevo por faroles adornarse en el quite. Luego con la
muleta, intermitentes serían los momentos de lucimiento, pues el astado
venciéndosele por el pitón derecho le avisaría en varias ocasiones de sus
arteras intenciones, que se unieron a siempre ir con la cara por las nubes.
Poco menos se le vio por la zurda, necesitando de reiterados viajes con el
acero y el descabello para despacharle a las mulillas.
Mejor se le vio con el
que hizo cuarto, un serio dije, al que saludó con garbosas verónicas rematadas
con media de cartel en el centro del redondel. Nuevamente el puyazo trasero del
piquero no impidió a que el noble ejemplar se viniera arriba en banderillas y
muleta, ofreciendo el coleta quiteño series templadas, tal vez con el elemento
de adolecer un poco de mando y toques sutiles para hacerlas rebozar, a tal
punto de ser volteado aparatosamente saliendo grogui del trance. Similar fueron
el par de series por la zurda, donde el astado no le perdonaría los elementos
antes señalados. Las ajustadas bernardinas en tablas cerraron una labor que no
perdió interés en el tendido, para de espadazo entero, delantero y contrario,
cortar una oreja.
Un poco embarullado
fue el recibo del limeño Calderón ante el tercero, noble astado en especial por
el pitón derecho donde en la muleta el menudo torero, estudiante de la carrera
de Medicina, supo entender, llevar y sacar partido la nobleza que traía el
pupilo de Los Aranguez. El espadazo en todo lo alto dio pie a la petición de
los presentes para cortar el apéndice que inauguraba saldo artístico.
Con el que cerró
plaza, pecharía nuevamente con un nobilísimo burel, el más serio del envío que
había sido picado de forma preciso por su varilarguero de confianza, en toda la
yema. Nuevamente la variedad con la muleta fue elemento para un trasteo que
tuvo momentos de gran eco en el tendido en especial por la diestra. Una pena
que el estrepitoso uso del estoque emborronó lo que bien pudo ser su opción
para abrir la Puerta Grande.
Opaca y muy dubitativa
fue la actuación del espada local Ortega, quien en su primero del lote tendría
los momentos de más mérito, que no del todo hicieron justicia a las potables
embestidas de su antagonista. Con su segundo, no le vería resquicio a las embestidas
más complejas del morlaco enfrente, luciendo ligero de piernas, sin estructura
de faena definida, lo que a la postre le hizo pasar trago amargo a la hora de
la suerte suprema.
Ficha del festejo.
Plaza de
Toros Monumental de Pueblo Nuevo. Jueves 30 de
enero de 2020.
Con poco
menos de un cuarto de plaza (aproximadamente 2000 personas) en tarde soleada y
con ligeras ráfagas de viento, se lidiaron utreros de Los Aranguez (Hermanos
Riera Herrera), en su conjunto correctamente presentados, nobles en distinto
grados, destacando los corridos en 4º y 6º; 1º y 2º soso y descastados, 3º y 5º
no desentonaron del lote destacado.
Pesos: 355,
380, 360, 360, 350 y 370 kilos.
Juan Francisco Almeida (Obispo y oro con remates en
blanco): Silencio tras dos avisos y oreja.
Yonathan Ortega (Blanco y plata): Vuelta al
ruedo tras aviso y silencio tras dos avisos.
Samuel Calderón (Rosa y oro con remates
blancos): Oreja y palmas tras dos avisos
Sugiero reconocer a los banderilleros y picadores, aún más si son de talla internacional que están visitando nuestro país.. gracias.
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