Rubén Darío Villafraz. Sin duda alguna que el toro
en la plaza es el único que coloca en esta dura profesión que es el toreo, a
cada quien en su sitio. Y sino que lo pregunten a los novilleros actuantes ayer
en el festejo de apertura de la Feria de San Sebastián, en San Cristóbal. Serio
y bien presentado encierro de la vacada caroreña de Los Aranguez,
que colocó en exhaustivo examen los espadas que pecharon en suerte su lidia.
La suerte en estas lides es
arisca. El novillo de mejores condiciones para la muleta vino a caer en manos
del novillero que mayores falencias técnicas mostró, lo que deja en el gusto de
los aficionados ese sabor agridulce. Los más complicados, en manos del resto de
alternantes, fue un rosario de querer y no poder, lo que demuestra que
oportunidades como estas son las que hacen toreros a futuro, siempre y cuando
vengan con el rodaje suficiente para enfrentar las complicaciones del utrero de
edad y serio como se vio la tarde de ayer en Pueblo Nuevo.
César Altuve apertura
la función ante las justas fuerzas y limitado viaje de su antagonista, animal
que en el resto de lidia no dejó estar a gusto al hoy por hoy novillero más
veterano del escalafón. Banderilleó con eficacia y poco más, pues con la muleta
poco lucir, despachándole con brevedad. Tuvo que sortear la lidia de muleta del
tercero, tras enviar a la enfermería a su espada de turno, donde embarullado y
acelerado se le observó, lo que contradice las ocasiones donde con similar
genero ha estado más solvente. El medio espadazo perpendicular y el golpe con
el descabello fue suficiente para ser aplaudido tímidamente.
Habíamos señalado que en el
lote hubo un utrero con claras posibilidades. Ese fue el que correspondió al
poco placeado Juan Gómez, quien haciendo alarde de voluntad y ganas,
pero ayuno planteamiento de lidia dejo pasar por alto las nobles y largas
embestidas de «Cazador», quien no cazaba sino pura tela, el cual
requería firmeza de pies y conocimiento de terrenos para sacar partido.
La media ración de acero, saliendo de la suerte bastó para mandar posible
utrero de orejas con las mismas al destazadero.
Miguel Molina, de la
Escuela Taurina de Tovar ha pechado en suerte el novillero de más aviesas intenciones,
como fue «Escapado» un verdadero dije el cual no consentía errores en su
lidia, como fue las que dejó en evidencia el conocido espada tovareño, toreando
con los brazos recogidos que la postre le valió que el novillo desde las mismas
suerte de capote le arrollara saliendo maltrecho, volviendo nuevamente a la
cara de la res, donde tras hilvanarle tres muletazos entre las rayas de
picadores del tercio de matadores, se lo echara “a los lomos” de forma
espectacular, encelándose con el joven diestro en el piso, lo que al final hizo
que las asistencias se lo llevaran a la enfermería de donde no saldría. Queda
en deudas las expectativas que en la pasada Feria de Tovar mostró el
cariñosamente “Ovejo”.
Carlos Sulbarán ha
salvado la tarde de irse en blanco, tras cortar a la postre única oreja de la
jornada, en labor superficial, donde por encima de la voluntad y deseos del
novillero emeritense, faltó el ajuste y acople en el manejo con la muleta,
toreando en su máxima plenitud a la periferia de su cuerpo, lo que valió para
el astado en su noblota pero no humillada condición pasara, fuera y viniera por
la mano diestra en su mayoría, lo que cincelado al arrojado espadazo al volapié
con la que se fue tras la espada justificara el que se le premiara con oreja.
Francisco “Chico”
Paredes, otro de los pupilos de la Escuela Taurina de Mérida dejaría destellos
de sus buenas maneras con el torerísimo recibo por verónicas en el tercio,
rematando con larga cordobesa en los propios medios. Fue esto un oasis en el
desierto, pues con la muleta, su labor no llegó a calar en el ánimo del
tendido, a pesar de su insistencia por ambas manos, lo que tal vez pasaría
factura al momento de la espada, necesitando de varios viajes con el acero,
para despenarlo.
Cerró plaza el aspirante a
rejoneador Willie Molina, quien desangelado y poco afortunado al clavar
rejones y banderillas, hizo de su labor anodina, contando con el condicionante
de un ejemplar de escaso celo a las monturas, lo que unido a su limitado
repertorio técnico dejara su acto en mero trámite.
FICHA DEL FESTEJO
Con poco menos de un quinto
de plaza (aproximadamente 1200 personas) con tarde soleada, calurosa y ventosa,
se han lidiado seis novillos de LOS ARANGUEZ en su conjunto bien
presentados, con dispar juego en la muleta, encastados en su mayoría,
desbordaron los pocos placeados alternantes, destacando la nobleza por el pitón
derecho del 2º y el recorrido sin maldad de 4º Pesos:
350, 370, 380, 380, 355 y 375.
CESAR ALTUVE (Añil y
azabache con cabos negros) Leves palmas y palmas en el que mato por Miguel
Molina.
JUAN GÓMEZ “EL GATO” (Azul
rey y oro), silencio.
MIGUEL MOLINA “EL OVEJO” (Cereza
y azabache con cabos blancos), paso a la enfermería tras ser volteado en dos
ocasiones.
CARLOS SULBARÁN
(Nazareno y azabache), oreja.
FRANCISCO “CHICO” PAREDES (Verde
esmeralda y oro), silencio tras aviso.
WILLIE MOLINA AGOSTINI (Traje
campero), silencio.
INCIDENCIAS: En la
brega destacó Gerson Guerrero y en las banderillas Fabián Ramírez
en el 2º y Salvador Moreno en el 3º, en la vara William Hidalgo “El
Llanerito” y Luis Quintana dosificaron castigo a lo largo de la tarde.
*** El
trofeo al triunfador de la novillada fue para el merideño Carlos Sulbarán, quien igualmente actuarà
este viernes por la noche en el festival de la Escuela Taurina de San
Cristóbal.
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