El diestro tovareño de triunfo en triunfo en las principales plazas de Venezuela y en territorio peruano. |
Tomado de: Diario La Nación/San
Cristóbal/Homero Duarte Corona. A los 23 años recibió el doctorado, el cartón
que lo acredita como flamante matador de toros, de manos de su padrino Paco Perlaza y Leonardo Rivera como testigo, el primero neogranadino y el segundo
merideño, y siete años después, Rafael
Orellana está catalogado como uno de los primeros diestros de la torería
nacional.
Hijo
de torero, “El Tovareño”, ya retirado
de los ruedos, fue el gran culpable de que su retoño mayor le siguiera la
huella, para ahora estar en un momento cumbre de su carrera, gracias a todo el
caudal de buen toreo con la capa y la muleta, y ocupar el primer lugar en la
estadística nacional en la temporada 2012.
Con
su apoderado en Venezuela, el cronista y comunicador social, Freddy Ramírez “Garapuyo”, hombre
metido en el toro las 24 horas del día, Rafael
Orellana conversó con el periodista de Diario
La Nación, un coloquio donde soltó todo lo que lleva dentro, el cambio que
ha dado su vida en este trajinar por el mundo del toro.
Retrocede
la película, para rápidamente hacer un corto recuento de sus triunfos en las
principales plazas de Venezuela: tres veces ganador en la Feria de la Virgen de Regla de su natal Tovar; conquistó la Feria de Nuestra Señora de la Consolación
de Táriba en 2006 y salió a hombros como diestro ganador en la Feria de la Chinita en Maracaibo, año
2007.
No
para de hablar, pese a ser un hombre modesto, no hace alarde de su profesión,
es él soberano, el gran juez, el que tiene la última palabra sobre lo que hace
un torero en el redondel, quienes de verdad conocen de la materia.
Entre
los tantos éxitos, cuenta, el obtenido en la Feria de Valencia, Venezuela, en el 2007, triunfador entre los
diestros nacionales, y en la Feria
Internacional de San Sebastián de 2008, en la despedida como torero del
maestro bogotano César Rincón, cortó
dos orejas y salió a hombros por la puerta grande.
La Maestranza Plaza
de Maracay
ha sido para el joven torero merideño un recinto cábala, siempre le ha ido
bien, en el 2006 tuvo dos presentaciones y armó la grande, y hace 20 días, el
pasado 14 de octubre volvió a dictar cátedra para volver a salir a hombros de
los aficionados.
En
plazas del exterior también la afición ha podido
sopesar y aplaudir la buena labor muleteril del hijo de la “Sultana de
Mocotíes”, después de una buena campaña en el 2001 en plazas de México,
ante la exigente afición del país de los mariachis y los guitarrones,
alcanzando como premio el corte de cuatro orejas en Teguacán y Apizaco, provincia de Puebla. Ese mismo año estuvo en la
internacional feria de Toledo, Norte de Santander, Colombia.
Temporada de ensueño
en 2012.
Freddy Ramírez
“Garapuyo”
se sobra en loas hacia su pupilo: “es un
torero como mucho sitio, donde se logran las grandes faenas, esas que dan mucho
dinero, ese imán que trae consigo que los aficionados hagan grandes colas para
ir a ver torear a sus ídolos”, sentencia.
Apunta
el apoderado de Rafael Orellana, que
ahora mismo se está arrimando más que nunca al toro, perdió el miedo, en cada
faena entrega la vida si es posible, siempre con una mezcla de arte, ganas y
mucho pundonor, de allí que ahora mismo ocupe el primer lugar en la estadística
nacional.
Como
premio a todo lo hecho en la temporada 2012, el diestro emeritense ha cercenado
12 orejas en 8 corridas, repartidas con 2 corridas en Mérida, 1 en Tovar y 2 en
Maracay.
A
nivel internacional, este año ha sido importante para el torero tovareño, merced
de las 3 corridas lidiadas en plazas peruanas, para el corte de 2 orejas.
“Que sea la afición
la que juzgue mi actuación”, acota, no obstante “creo que he hecho méritos para ganarme un cupo para la Feria
Internacional de San Sebastián de 2013, sin lugar a dudas, la primera de
Venezuela y una de las grandes del continente”, esgrime.
De
cara al futuro inmediato, Rafael
Orellana tiene en mente reconfirmar su alternativa el próximo año en la Monumental Plaza de México, la más
grande del mundo, y luego regresar a España, nación en la que tiene la dicha de
ser el primer venezolano egresado de la Escuela
Marcial Lalanda de Madrid, en su vida como novillero.
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