miércoles, marzo 04, 2015

TOVAR y La Grita reinas de la cultura



Pedro León Zapata, durante 50 años publicó sus caricaturas en el diario El Nacional. Fue siempre izquierdista pero falleció en su cama haciendo oposición a los gobiernos de Chávez y Maduro.


Pedro León Zapata, Leopoldo Ramírez, Rodrigo Guerrero y Jesús Soto.

Por: Leopoldo Ramírez

“Tovar y La Grita son las reinas de la cultura”, frase que se convirtió en santo y seña del periodista, autor de estas notas y del afamado y brillante periodista Pedro León Zapata.

El recién fallecido caricaturista Pedro León  Zapata con más de cincuenta años de notable labor en el prestigioso diario “El Nacional“ del escritor Miguel Otero Silva, es nativo de esta simpática y culta población tachirense: La Grita. La misma que es aposento del milagroso Cristo Redentor.

El artista visitaba con cierta frecuencia la tierra del Mocotíes. Quizás desde 1974 cuando el escritor y abogado Rafael Ángel Gallegos Ortiz le invitó a un Foro de Intelectuales que perseguía con  denodado esfuerzo la creación en Tovar de una extensión universitaria.

Desde ese entonces, figuras  del arte como Jesús Soto, Carlos Cruz Diez, Morella Muñoz, el arquitecto Fruto Vivas (también nativo de La Grita), Alirio Díaz y tantos otros se convirtieron en amigos visitantes de ese anfitrión de lujo llamado Iván Vivas Garí.

No resultaba asombroso que estos señores se pasearan por calles y plazas tovareñas ante cierta curiosidad (en las primeras de cambio) de los numerosos  paisanos amantes de las buenas costumbres y del arte popular.

La mansión de Vivas Garí situada en la urbanización El Llano se convirtió en sitio exclusivo de reunión de artistas  que igual declamaban poemas, pulsaban una guitarra y cantaban a dúo como Morella Muñoz y Jesús Soto con el acompañamiento musical del caroreño universal Alirio Díaz.

Pedro León Zapata de amena y prodigiosa conversación visitaba sitios populares tovareños  para tomar una deliciosa pisca andina, frugal  desayuno en el mercado municipal;  un suculento mondongo donde la “chata“ Virginia en el sector populoso El Añil .También las tradicionales “vitaminas” reconstituyentes en el Rinconcito Andino, herencia costumbrista de Don Ramón Méndez en la calle Bolívar.

Al caricaturista le causaba mucha gracia, la ocurrencia  de muchos paisanos que “aseveraban que los domingos religiosamente almorzaban en la parrilla de Carlos porque era muy casera“. Abandonaban durante un día el fiel hábito hogareño   para consumir “comida casera” en otras latitudes.

 El santo y seña “Tovar  y La Grita, reinas de la cultura”  se refería al apego terrenal  a dos lugares privilegiados de los andes venezolanos.

Recuerda el periodista  la última vez que vio personalmente a Pedro León Zapata en el aeropuerto Simón Bolívar, le gritó  a cierta distancia el santo y seña de los pueblos amantes de cultura. 

En cinco ocasiones estuvo en la Sultana del Mocotíes  este ilustre personaje que nos abandonó recientemente. Inicialmente con su compañera mejicana y luego, ya casado, con la periodista Mara Comerlati. Visitas que ocurrían para vacacionar y alejarse del mundanal ruido caraqueño.

Nos recordaba, su amigo Iván Vivas que en una ocasión subieron al Pico Espejo y una hija de Zapata sufrió quebrantos de salud. Recurrieron al médico  vecino, Gabriel Quintero de La Parroquia merideña y éste sugirió llevar la jovencita  a un hospital aquejada de dificultades respiratorias. La permanencia  se alargó por unas cuatro horas en el dispensario de los Seguros Sociales. Iván Vivas salió a buscar  de  madrugada algo de comer y cuando regresó observó una cola en el ambulatorio. Médicos, enfermeras y personal requerían de un autógrafo del reconocido artista Pedro León Zapata, algunas damas corrieron  con mejor suerte, pues les obsequio bellas caricaturas elaboradas en el acto. 

El artista que tenía siempre una salida ocurrente en sus conversaciones lo que causaba hilaridad a sus contertulios. Reía cuando recordaba una anécdota que le contaron en el viejo club Mocotíes de  “Tovar”: El farmaceuta Rafael Pulido Hernández, director del club, muy severo en el cumplimiento de las normas para acceder al establecimiento social. Una vez se presentó en la puerta del club social el comerciante (vendedor de telas)  Guillermo Montoya en compañía de una damisela de la “casa de la cultura” con la finalidad de bailar en ferias tovareñas. El doctor Pulido se acercó a Montoya y le advirtió  que no  podría  entrar con esta señora pues “era de dudosa reputación”.

El comerciante con cierta sonrisa, le responde: ”Mi compañera es prostituta. Pero las damas que han entrado anteriormente, sí que son de dudosa reputación“.

Contaba el artista Zapata que al llegar a Caracas los nativos se burlaban de las delgaditas arepas andinas de La Grita. Y este reclamaba que las caraqueñas eran gorditas pero los comensales les sacaban la masa con mucha prontitud.

Y Finalmente otra anécdota: El periodista, autor de estas páginas, le entrevistó para radio Occidente, después de un preámbulo laudatorio sobre la trayectoria del artista, le pidió amablemente que saludara a los oyentes radiofónicos. Pedro León Zapata observó fijamente al periodista y solo atinó a responder: “Hola”.

ARTISTA  ANDINO

Pedro León Zapata Monroy, nació el 27 de febrero de 1929 en La Grita (Táchira) Su padre, el Coronel León José Zapata y su madre María Lourdes Monroy.

Estudia primaria en el Colegio Chile, La Candelaria en Caracas. Culmina su bachillerato en el Liceo San José de Los Teques. Estudia Artes Plásticas en Caracas y publica su primera caricatura en el semanario “Fantoches”, de Leoncio  Martínez y Aquiles Nazoa. Se hizo amigo de Jesús Soto y Carlos Cruz Diez;  funda el Taller “La Barraca” en Maripérez y en 1947 viaja a Méjico para aprender técnicas muralistas en el Instituto Nacional de Méjico y en taller de Siqueiros. Laboró como profesor en Acapulco. Mientras vivió en el país azteca no hizo caricaturas. 

Regresa a Venezuela en 1958 e ingresó  como profesor en la Universidad Central de Venezuela y la Escuela de Artes Plásticas Cristóbal Rojas.
En 1965 el escritor Miguel Otero Silva quiere recuperar el género de la crónica en el diario “El Nacional” y le contrata en compañía de Aquiles Nazoa,  Jesús Sanoja Hernández, Aníbal Nazoa, Ludovico Silva, Luis Herrera Campíns y otros de esa talla intelectual.

En 1970 dirigió la revista “El Sádico Ilustrado” con Salvador Garmendia, Simón Díaz, Luis Britto García,  Elsa Lerner y Rubén Monasterios.

Durante 50 años publicó sus caricaturas en el diario El Nacional. Fue siempre izquierdista pero falleció en su cama haciendo oposición a los gobiernos de Chávez y Maduro.

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